Riesgo cardiovascular en sanos
Diariomedico.com Cinco indicadores de salud bastan para predecir el risgo cardiovascular en personas sanas: Presión arterial, actividad física, índice de masa corporal, consumo de fruta y verdura y consumo de tabaco. Según concluye un estudio del CNIC que se publica en la revista JACC.
Tiene la misma eficacia a la hora de predecir la presencia y extensión de ateroesclerosis subclínica (sin síntomas) en individuos de mediana edad sin enfermedad cardiovascular conocida que el índice de salud cardiovascular ideal (ICHS), la herramienta de uso más común en el ámbito de la prevención primaria y promoción de la salud, recomendada por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), que incluye además valores de colesterol y glucosa.
Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) ha llevado a cabo el estudio Progression and Early Detection of Atherosclerosis (PESA), en colaboración con el Banco Santander. El trabajo, que se publica en The Journal of American College of Cardiology (JACC), refleja la utilidad del índice Fuster-Bewat, una herramienta desarrollada íntegramente por un equipo español dirigido por Valentín Fuster, director general del CNIC, para la evaluación del riesgo de ateroesclerosis subclínica en entornos donde no se disponga de recursos materiales para la determinación de los niveles de colesterol y glucosa ya que, al contrario del método estándar ICHS, no precisa análisis de sangre para su cálculo.
En estudios previos, como el estudio ‘PURE’, coordinado por Salim Yusuf y publicado recientemente en The Lancet, ya habían indicado que el análisis de sangre a veces puede no ser necesario a la hora de evaluar el riesgo cardiovascular, lo que supone una ventaja en las regiones con recursos sanitarios limitados.
El PESA-CNIC-Santander es un estudio prospectivo que arrancó en 2010 dirigido por Fuster. Incluye a más de 4.000 participantes de edad intermedia que evalúa la presencia y desarrollo de ateroesclerosis subclínica gracias al empleo de técnicas de imagen innovadoras y su asociación con diversos factores moleculares y ambientales, incluyendo aquellos relacionados con el estilo de vida (hábitos dietéticos, actividad física, factores psicosociales y hábitos de sueño). Los resultados del estudio en JACC muestran que los perfiles cardiovasculares más saludables se asocian con menor prevalencia y menor extensión de enfermedad subclínica en individuos sanos, evidenciando el impacto de los estilos de vida y de los factores de riesgo en las fases tempranas de la enfermedad. Dichos resultados han sido obtenidos evaluando la presencia de enfermedad subclínica en distintos territorios (placas de ateroma en arterias carótidas, iliofemorales, aorta abdominal y la cuantificación del nivel de calcio en arterias coronarias) mediante técnicas de ultrasonidos (ecografía) vascular y tomografía axial computarizada.
Los autores han encontrado que tanto el ICHS como el índice Fuster-Bewat, las dos herramientas utilizadas para evaluar la salud cardiovascular de los participantes, son capaces de predecir de manera similar la presencia de placas de ateroma, la cantidad de calcio en las arterias coronarias (un signo precoz de enfermedad coronaria) y el número de territorios afectados. Ambas herramientas, explica el investigador del CNIC Juan Miguel Fernández-Alvira, «comparten cinco indicadores de salud cardiovascular (presión arterial, actividad física, un indicador de calidad de la dieta, índice de masa corporal y consumo de tabaco), y se diferencian en la inclusión de los niveles de colesterol y glucosa en el caso del ICHS«.
Según Héctor Bueno, del Instituto de investigación i+12 del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid) y otro de los autores de la investigación, dado que ambas herramientas muestran una capacidad predictiva equivalente, «el índice Fuster-Bewat puede considerarse una opción más práctica y económica para la promoción de la salud cardiovascular, especialmente en aquellas regiones con escasos recursos económicos, donde la carga de enfermedad cardiovascular está creciendo de manera más alarmante». Esta sencillez, añade Antonio Fernández Ortiz, investigador del CNIC, «también permitiría utilizar el índice Fuster-Bewat para la educación en entornos no sanitarios, como escuelas o universidades, y como una herramienta para calcular los beneficios que el cambio de estilo de vida con el autocuidado puede suponer para individuos en riesgo o pacientes».
En palabras Fuster, la apuesta del grupo Santander y del CNIC por un proyecto científico como el PESA constituye un modelo a seguir en el mundo científico y empresarial. «La contribución al conocimiento científico y a la salud de la población en general de este estudio es de un valor incalculable», subraya.