Después de la seguridad y la eficacia de las vacunas, hay que considerar otros importantes aspectos que determinan su utilización, como son los aspectos logisticos, la necesidad de ser conservadas a bajas temperaturas, como la Pfizer/BioNTech (-70°C) o Moderna (-20°C), una condición que limita su transporte, conservación y manipulación. Para su distribución en las 2/3 partes del mundo que no puede mantener dicha cadena de frio tienen ventaja las que pueden ser almacenadas a temperaturas de refrigeración de entre 2 y 8°C, como la desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca.
El precio es otro factor importante. Las empresas privadas productoras imponen unos precios que no tienen correlación con con gastos de investigación y comercialización, incluyendo enormes beneficios y campañas de marketing fuertemente competitivas.
La Unión Europea (UE), Estados Unidos (EEUU), Japón y otros países ricos votaron en contra de una propuesta para suspender las patentes de las vacunas contra la covid durante la pandemia.
También España se posicionó con el resto de países ricos en contra de la exención de patentes de las vacunas contra la covid mientras dure la pandemia.
«El Acuerdo ADPIC, junto a los principios incorporados en la declaración de Doha de 2001, es adecuado para responder a los desafíos que plantea la pandemia, en el terreno de la propiedad intelectual, y permite las flexibilidades necesarias a todos los países para la protección de los derechos de propiedad intelectual, incluso en el caso de una emergencia sanitaria, como la actual pandemia de la COVID-19″
Es hora de que los gobiernos antepongan la vida de las personas a los monopolios empresariales, reclaman casi 400 organizaciones internacionales que piden medidas para garantizar la accesibilidad universal.
Se espera que una dosis de la vacuna Moderna cueste alrededor de 31 euros (37 dólares estadounidenses), mientras que Pfizer y BioNTech han anunciado un precio de alrededor de 17 euros por dosis (20 dólares). La más asequible de los candidatos a vacuna es sin duda la de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, que cuesta unos 3 euros (4 dólares) por dosis. Su coste y facilidad de distribución, ya que puede ser transportada en condiciones de refrigeración estándar y administrada en los centros de salud existentes, la convierten en un candidato en el que se depositan grandes esperanzas.
Varios gobiernos han anunciado su intención de distribuir la vacuna anti COVID-19 gratuitamente a sus ciudadanos, como Bélgica y Japón, pero esto está lejos de ser una opción para todas las economías del mundo.
Las vacunas más baratas que se mantienen estables a temperaturas más altas deberían desempeñar un papel crucial para poner fin a la pandemia en algunas partes del mundo.
