por Aurora Bilbao, médica y profesora de EHU/UPV
Reflexiones sobre las residencias para mayores en la CAPV
El respeto y hasta incluso la veneración hacia los mayores han sido las señas de identidad de la Sociedad tradicional en la que gozaban de un cierto status de privilegio.
La edad no define la “categoría de persona mayor”. Las personas que superan los 65 años forman parte de un colectivo muy amplio, complejo y heterogéneo y con realidades muy diversas.
La vejez no va ligada tanto a la edad como a su grado de autonomía.
Los estilos de vida actuales no dejan mucha opción para el cuidado de los mayores cuando lo necesitan. Ni espacio (viviendas pequeñas), ni tiempo son aliados de la persona mayor.
Algunas personas pueden ver mermadas sus facultades físicas y cognitivas, hasta el punto de necesitar algún tipo de ayuda en su vida cotidiana.
Aunque la mayoría desearían permanecer en su casa, la realidad es que la Sociedad hoy no está organizada para atender a sus mayores. Es entonces cuando las Residencias para Mayores se convierten en una de las alternativa al hogar familiar.
“Los centros residenciales para personas mayores son centros destinados a servir de vivienda habitual, permanente o temporal, a personas mayores de 65 años en situación de dependencia o en riesgo de dependencia, a las que se presta una atención integral y continua”.
Las Residencias ofrecen un abanico de servicios como: alojamiento, manutención, estimulación de las capacidades funcionales, dinamización sociocultural y sobretodo, atención psico-socio-sanitaria, para cuidar y promover la salud de los residentes, y fomentar el grado de independencia que les permita tener una vida digna.
Número de Residencias y plazas geriátricas para Mayores en la CAPV
Hay tres parámetros que deben estar en armonía por lo que respecta a las residencias para mayores: el número de usuarios potenciales, el número de residencias y el personal.
En el País Vasco, para una población mayor de 65 años superior al medio millón de personas, las plazas geriátricas recomendadas por la OMS son de: 25.500 (5 plazas/100 personas).
Por lo tanto, para cumplir con esas recomendaciones harían falta 6.074 plazas más.
Personal en Residencias de Mayores en la CAPV
Según la normativa europea (no obligatoria pero sí recomendable), una Residencia de Ancianos contará con un equipo profesional debidamente cualificado, formado por al menos:
- 1 Director/a
- 1 responsable higiénico sanitario a jornada completa/100 plazas
- 1 persona para atención directa a jornada completa / 4 residentes (ratio 0,10)
- 1 persona para atención indirecta a jornada completa / 9 ó 10 residentes (ratio 0,25)
Las Ratios de Personal son una de las herramientas de garantía de una atención correcta, humana y de calidad en los centros residenciales. Aunque las ratios varía en función del número de residentes y del grado de dependencia de los mismos, es comúnmente aceptado el estándar mínimo de, al menos, 1 trabajador/2 residentes, es decir, una ratio general de 0,5.
Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología – “los ratios actuales de personal en las residencias de personas mayores son insuficientes”.
Y esto parece ser la norma más que la excepción. A la Administración Vasca le corresponde atender las reiteradas demandas y poner solución a la grave situación por la que atraviesan las Residencias de Personas Mayores.
A la hora de valorar las Residencias para Mayores, hay otro factor importante a tener en cuenta: las ratios de otros perfiles profesionales como educación social, enfermería, fisioterapia, medicina, psicología, terapia ocupacional y trabajo social, entre otros.
Regulación del funcionamiento de las Residencias de Mayores en la CAPV
Las Residencias de Ancianos son competencia de las autonomías, si bien el Gobierno Central tiene la responsabilidad de coordinar y controlar la acción de las autonomías. En el País Vasco las Diputaciones son las depositarias de las competencias sobre las Residencias de Mayores.
– La letra suena bien, pero en la música no hay armonía –
De poco sirven las políticas de funcionamiento de las Residencias, si no van acompañadas de la financiación necesaria que las llenen de contenido y verosimilitud, y que permita su implementación, todo quedará en una mera declaración de “buenas intenciones”.
Pero los hechos nos hablan en forma de presupuestos de las Administraciones para el 2022.
Los usuarios y sus familias, así como los trabajadores de las residencias, viven otra realidad: ausencia de la atención adecuada, personal insuficiente, pérdida de la dignidad…
El impacto del COVID-19 en las Residencias de Mayores
Con la aparición del primer caso de COVID-19 en China el 17 de noviembre de 2019 y en enero de 2020 en España, el mundo entero se vio entre sorprendido e impotente ante una de las mayores tragedias sanitarias que ha vivido la humanidad.
Pero el virus golpeó de una manera despiadada a las personas mayores que vivían en residencias. De ello dan buena fe dos informes en los que se recoge en cifras la dimensión de la devastadora pandemia. Pero estos informes no dicen cómo contribuyó el confinamiento, entre otras circunstancias, a romper la fragilidad emocional de los mayores.
Según un informe del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) 14.745 residentes vascos contrajeron el virus, (82% de la población actual de esos centros) y habla de 1.286 las muertes habidas hasta la fecha, y siguen muriendo más personas.
(Informe del Imserso)
Según un informe del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) 14.745 residentes vascos contrajeron el virus, (82% de la población actual de esos centros) y habla de 1.286 las muertes habidas hasta la fecha, y siguen muriendo más personas.
(Informe del Imserso)
Aceptando que, en la vulnerabilidad de las personas mayores frente al COVID-19, participa el padecimiento de patologías previas, no cabe ninguna duda de que muchos de estos fallecimientos podrían haberse evitado.
Ciudadanos y autoridades nos enfrentamos a una pandemia nunca vivida antes por nosotros.
El exceso de especulaciones acerca del COVID-19 y su rápida expansión, la escasa capacidad de planificación y de respuesta de las autoridades sanitarias, una información a la ciudadanía, que a veces era contradictoria y la enorme demanda de atención, generaron una situación de caos en hospitales, centros de salud, residencias, familias, …
Conocer la historia para que no se repita. ¿Qué falló en la gestión de la pandemia?
Conocer la realidad de las Residencias es el primer paso para corregir sus problemas y proponer soluciones.
Si algo evidenció la pandemia fue la situación precaria que ya se vivía en las residencias con anterioridad, consecuencia de los recortes presupuestarios de la que no se hablaba nunca.
Los mayores de las Residencias no preocupaban en absoluto.
- Falta de recursos humanos y económicos
La situación surgida con la pandemia puso sobre la mesa de debate, entre otros temas, la necesidad de poner el foco en la falta de personal auxiliar que atiende en las tareas cotidianas a los residentes, lo que hace del todo imposible prestar una atención digna.
La sobrecarga del personal es directamente proporcional al presupuesto de mínimos y muy mínimos en materia socio-sanitaria.
- Falta de coordinación entre las áreas social y sanitaria
Para Eloísa del Pino, científica del CSIC y directora del proyecto Mc COVID 19 -lo sanitario y lo social son dos compartimentos estancos que parecen no conocerse, ni entenderse-. “se diseñaron protocolos desde sanidad que no eran aplicables a las residencias, porque estas no funcionan como los hospitales; se daba por hecho que el personal de las residencias conocía determinadas prácticas que son propias de labores que se realizan en hospitales; se pensaba que los criterios de confinamiento en los hospitales se podrían seguir en las residencias”.
- Modelo de residencias
Hay consenso en cuanto a que un modelo de residencias con grupos reducidos de personas hubiera minimizado los efectos de esta pandemia.
Lo recomendado son núcleos de convivencia de no más de 25 personas.
- Formación del personal
Sobre todo en medidas de higiene y en prevención y control de enfermedades infecciosas
Conocer la realidad de las Residencias es el primer paso para corregir sus problemas y proponer soluciones.
La atención a los mayores en las residencias debe ser sometida a una reflexión profunda sobre el modelo de residencia, el personal y la financiación necesaria para poder prestar una atención de calidad que satisfaga a usuarios y trabajadores y esa es tarea de las administraciones que tengan competencias para ello.
Los mayores nos hemos sentido abandonados a nuestra suerte en estos momentos de crisis en los que nuestra vulnerabilidad se hace más manifiesta. Consideramos que nuestra aportación a la Sociedad durante todos los años de nuestra vida, nos hace merecedores de un trato más adecuado a nuestras circunstancias.
Ya que nuestra propia situación y la Sociedad nos conducen a vivir en Residencias para Mayores que, al menos, sean centros de convivencia donde podamos vivir el último tramo de nuestras vidas con dignidad.