Osalde en Latinoamérica: El derecho humano a la salud

Osalde en Latinoamérica: El derecho humano a la salud

Fuente: Charla de Juan Luis Uría en El Salvador «El Derecho Humano a la Salud»

EL DERECHO HUMANO A LA SALUD

“La enfermedad es un producto de la vida social”. R. Virchow

Es difícil proponerles temas para la reflexión distintos a los que ya Mario Rovere les comunico a muchos de ustedes el pasado año en  Cuenca (Ecuador) sobre el derecho a la salud en la Aldea Global.

Es realmente complicado innovar a algunos de nuestros maestros, a algunos de los “Salubristas” que nuestra América ha producido desde los años 60. Pensadores como Gustavo Molina, Hernán San Martín, Hugo Behm, Mario Testa, ….

No es fácil comunicar cosas muy distintas de las que escribieron los lideres de la medicina social, escritores, investigadores, profesionales de la salud, militantes,  que desde el SXIX lucharon por demostrar el profundo enraizamiento de la salud de los pueblos en las ciencias sociales, mejor dicho, de la salud como condición y resultado de los distintos contextos sociales, económicos y políticos.

Fueron H. Sigerist, R. Virchow, F. Engels,… los que fueron sembrando en tierras fructíferas sus ideas, al calor de las luchas obreras del primer capitalismo industrial.

Siguieron G. Rosen, M. Terris, Knox,… y llegó la Comisión de Determinantes Sociales en mayo del 2007 en la 57ª Asamblea Mundial de la Salud. Se invitó a M Marmot, G Belinguer, Amartya Sen,…entre otros, y en agosto del 2008 se presentó el primer informe con tres prioridades, con tres urgencias:

  1. Mejorar las condiciones de vida.
  2. Luchar contra la distribución desigual del poder y los recursos.
  3. Medir la magnitud del problema, analizar y evaluar los efectos de las intervenciones.

Algunos enseguida se preguntaron ¿Y que opina la sociedad civil? ¿Ha sido consultada? Otros y otras comentaban que no decía nada de la guerra y de la violencia mas o menos estructural como determinante social, algunos, mas atrevidos, discutían que no pone en cuestión el modelo de desarrollo y no menciona apenas nada del mercado, nada del  capitalismo neoliberal, no habla de …

La verdad es que nunca antes que hoy, la salud y el derecho humano al disfrute de la  salud y a las cotas mas altas posibles de bienestar social, han sido tan cuestionados.

La hegemonía del neoliberalismo en el escenario internacional en un hecho.

La crisis, como dice Harvey, es un proceso racionalizador de la irracionalidad del capitalismo. Ni más ni menos. Se trata de recuperar los modelos más especulativos de acumulación de capital. Las crisis son parte intrínseca del Sistema.

La cultura de los derechos políticos y sociales está en retroceso. El mercado manda.

No hay arbitraje internacional. La OMS también está esponsorizada, precisamente para evitar la quiebra económica de algunos de sus programas y servicios. No le andan a la zaga otras agencias internacionales del sistema de NNUU.

Las transnacionales y sus representantes, siempre acompañadas por el FMI, el BM y la OMC, intentan liderar las economías, los gobiernos y los pueblos.

Pero si hablamos de hegemonías y de liderazgos, hay que convenir con A. Gramsci, el gran pensador italiano que, éstas, no se tejen siempre de igual manera. Que hay que repensar los sistemas de alianzas y que organizar nuevas hegemonías es posible, tal y como América latina está enseñando al mundo. Alianzas sustentadas en los intereses de las mayorías sociales. Alianzas sur-sur (en los últimos 30 años el comercio internacional entre los países del sur pasó del 8% al 27%), alianzas que combinen lo institucional con las redes sociales, alianzas, en fin, incluyendo formas de doble poder, de nuevo tipo que hay que repensar despacio.

Son tiempos de búsqueda y de resistencia, pero no siempre ha sido así, y  América ha sido ejemplo de múltiples y variados caminos de conquista de derechos sociales y políticos a lo largo de su rica historia.

Es una lucha difícil pero apasionante por más libertad y democracia, por más paz y menos violencia, por más desarrollo humano, por más cohesión social y de una vida más saludable para nuestras familias, para nuestras comunidades, para nuestros pueblos.

Pero vayamos por partes.

El derecho humano a la salud tiene que ver con los servicios de salud, con médicos, con acceso a los medicamentos necesarios y con capacidades tecnológicas diagnosticas y terapéuticas. Tienen que ver con la interculturalidad y la inclusión, con una nueva ética en las relaciones medico/paciente, con la profundidad de las Reformas emprendida en el sector, tanto en el primer nivel como en el ámbito hospitalario de la atención, con las estrategias de promoción de la salud en el ámbito de la salud comunitaria, aunque no solo. Con la extensión de las coberturas de servicios y programas, con las políticas contra la fragmentación de los servicios de salud, con participación popular y con la calidad en la gestión de los servicios, la calidad no se programa al margen de los planes de gestión sino que forman parte del sistema de gestión de las organizaciones (Oscar dixit) y en la adecuada gestión de los recursos humanos.

Todo ello, a lo que volveremos mas tarde,  sin duda tiene que ver con el derecho a la salud, pero empecemos por lo importante.

Como decía la declaración del Movimiento de Salud por los Pueblos (MSP) de octubre de este mismo año reunidos en Cuenca (Ecuador) “nuestra lucha por el derecho a la salud se da en el centro de la crisis de la civilización capitalista”.

En nuestra opinión, hoy lo importante es

La pobreza y al extrema pobreza, o como vivir una vida plena de capacidades y de opciones sin inequidades.

Una vida en la paz, sin guerras y sin violencias

Y un ecosistema sostenible.  Un medio ambiente fuente de vida agradable para vivir y no sujeto a agresiones y catástrofes que sesgan vidas y quiebran sueños y proyectos.

Insistimos que la guerra, la pobreza y el medio en el que vivimos son el gran determinante social de nuestra salud, de nuestro bienestar. Unas breves reflexiones.

La pobreza

No nos referimos solamente a la ausencia de recursos y de medios de vida, de condiciones básicas de desarrollo ni a crecimientos económicos desarrollistas. Queremos proponer con A. Son la idea de la erradicación de la extrema pobreza y de la pobreza y proponer un desarrollo humano de las capacidades de las personas, en ambientes de libertad, desarrollo de capacidades e, insistimos, de capacidades con opciones.

Por ello en ocasiones necesitamos sostenibilidad estructural en los repartos de la riqueza y de los recursos. Por ello, en ocasiones, las formas de redistribución de prestaciones social en forma de extensión de programas y servicios de salud, en forma de escolarizar el 100% de los niños y niñas en primaria y en secundaria, y las propuesta de programas de protección social de nuestra gente mayor y los mas necesitados de la sociedad, son elementos mas importantes que el crecimiento de recursos, que la acumulación de recursos.

No es hoy entendible que un crecimiento económico en el desorden social y sin controles democráticos en su reparto sea lo necesario o lo útil. La erradicación de la pobreza, y del analfabetismo, debe necesariamente ir acompañada con procesos de empoderamiento civil. Es en la democracia plena donde se dan las condiciones del gozar de más salud, de más libertad, de potenciar las capacidades de las personas.

El crecimiento económico, en sí mismo, ha demostrado su fracaso en claves de desarrollo humano, y las políticas de ajuste estructural, la gravedad y la injusticia de las políticas económicas que no tienen a los hombres y a las mujeres en el centro de su acción política y social. Como dice el  Presidente Mújica, no hay crecimiento sin las personas, si no para qué o para quien es el crecimiento. Y debemos añadir, no hay salud sin políticas productivas distributivas, sostenibles, humildes, que tengan la redistribución social como eje d e las políticas.

El PNUD afirma, sin embargo, en su último informe 2013 sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que por primera vez en 150 años la producción combinada de las tres economías lideres del mundo en desarrollo, China, India y Brasil, es prácticamente igual al PIB combinado de las potencias industriales mas consolidadas del norte, Canadá, Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido y Estados Unidos. Esta situación significa un reequilibrio impresionante del poder económico mundial. En 1950, los tres países juntos representaban solo el 10% de la economía mundial.

Al parecer la clase media del SUR crece rápidamente en tamaño, ingresos y expectativas.

El último informe de la CEPAL sostiene que el 40% de la población con ingresos más bajos capta en promedio el 15% total del ingreso mientras que el 10% de la población con  ingresos mas altos posee el 32%. América latina por tanto continúa siendo la Región más desigual del mundo. Si bien observando los resultados de los últimos diez años se constatan mejoras distributivas en la mayoría de los países de la región, la situación continua siendo crítica. De 17 países considerados por la CEPAL, el índice de GINI se redujo un 1% anual en nueve casos, entre ellos se encuentra Argentina, Venezuela y Bolivia., los tres con tasas superiores de reducción del 2%.

La desigualdad tiene efectos perversos sobre la salud, pero también sobre la democracia y la libertad. El crecimiento general del IDH detectado en el 2013 de muchos países en desarrollo va acompañado, sin embargo, de una creciente desigualdad en los ingresos, patrones insostenibles de consumo, elevado gasto en defensa y escasa cohesión social.

Si bien que la economía crezca es una condición necesaria, no implica por si misma la eliminación de la pobreza. Algunos programas de trasferencias condicionadas con los sectores mas desfavorecidos en Brasil, en Argentina, en Ecuador, y en México, al parecer, junto con Bolivia y Venezuela,  han contribuido en disminuir las desigualdades. Otra forma de economía social es posible. El buen Vivir Común, es posible.

La guerra.

Son más d e 30 conflictos de baja, alta o media intensidad, los que en este momento se están desarrollando en nuestro planeta. Solamente la silenciosa guerra en la Republica Democrática del Congo, en los últimos 6 años, arroja la cifra de más de 5 millones de muertos. ¿En que tasa metemos estos muertos? ¿Y los desplazados? ¿Y las violaciones sistemáticas de miles de mujeres? ¿Y los niños soldados? Y ¿las epidemias en comunidades desestructuradas?

Parece que las denominadas nuevas democracias árabes no se estabilizan. Es difícil que así sea por el momento. Túnez, Egipto, Libia, Malí Y la RASD (la vergüenza de la descolonización española en el área) siguen siendo fuentes de conflicto, en claves de violencia. Siria, Irak, Afganistán, Palestina, Somalia, Chechenia, Sri Lanka, …

Debemos ser optimistas, el proceso d e negociación de las FARC  con el gobierno Colombiano en La Habana y la distensión nuclear entre Irán y EEUU no son malas noticias. Esperaremos.

Es la cultura de la violencia. Es la fascinación de los policías y los ladrones, la fascinación testoterónica por los ejércitos,

Es la violencia de las desigualdades y de las hegemonías del complejo militar industrial de EEUU. Y del narcotráfico galopante de nuestros pueblos y ciudades. La fascinación del dinero contra la vida.

Sin duda nos conviene a todos y a todas trabajar con más profusión una cultura de la paz, una cultura alternativa que se haga un hueco en los medios de comunicación y abogue por otro tipo de relaciones sociales. Otras relaciones de poder.

Nuestra casa, el cambio climático.

Es el calentamiento global. ¿Dónde metemos los 10 mil muertos del reciente huracán que asoló Filipinas hace apenas unas semanas? Y antes Japón, y Haití, y el huracán Mitch, Y el siguiente, y el katrina, en Nueva Orleáns. Que está pasando? ¿No vivimos en lugares seguros?

En Nueva York, el 9 de mayo de 1992 se adoptó la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en la que se reconoce que el problema del cambio climático es real. Parece necesario disminuir la emisión de gases que producen el efecto invernadero (GEI). Ya son 195 naciones las que han ratificado dicha Convención.

El 11 de diciembre del 1997 se celebra el Protocolo de Kyoto, en Japón, que pone en práctica los tratados de la Convención y exige a los 37 países industriales que se reunieron a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, por la quema de fósiles combustibles.

La economista argentina Graciela Chichilnisky propuso una de las tres propuestas que se incluyeron en dicho Protocolo, los “bonos  de carbono”, que son un mecanismo internacional de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente.

Parecería urgente organizar nuevos consensos en torno a la reducción de emisiones causantes del calentamiento global, tanto de empresas, como en la producción agrícola, actividad industrial, energía, uso de recursos naturales, entre otras.

La alteración de los equilibrios de los ecosistemas, locales o regionales están generando enfermedad, muerte, resistencia bacteriana, intoxicaciones, catástrofes y exclusiones e inequidades sociales y sanitarias. La agresibidad de las trasnacionales en la deforestación, y eliminación de espacios naturales movidos por la mercantilización especulativa de los negocios de siempre (extractivos, gasisticos, madereros,…) no para, pero las actividades de los grupos sociales, grupos indígenas, grupos a los que se les altera el habitat inmediato y diario, van logrando éxitos, como en Ecuador, poco a poco.

 

Construir una salud con dignidad para las personas y para la Madre Tierra.

No quiero hablar de los servicios de salud y de los recursos para la salud y su influencia en garantizar el derecho humano a la salud sin hacer una mención especial a la violencia de género, verdadera epidemia social en nuestros países.

Creemos que las agresiones a las mujeres dentro y fuera del entorno familiar, las violaciones en condiciones de guerra, masivas, y de paz, las desigualdades en salud por motivos de genero, la garantía de los derechos sexuales y reproductivos, el derecho al aborto, y, en fin el respeto a la libre determinación de la mujer, sobre su cuerpo y sus decisiones es aún una asignatura pendiente en nuestros países y debe figurar, en nuestro criterio, en la primera pagina de nuestras agendas.

 

Dignificar nuestras propuestas.

El tráfico de mujeres con fines de explotación económica y sexual, la discriminación de homosexuales y lesbianas, los derechos de las trabajadoras sexuales y de las personas transexuales, son problemas en los que tenemos que pensar como salubristas.

Como profesionales de la salud como investigadores y lideres políticos y sociales, hemos de pensar sobre del “estado de la cuestión”.

Hablar de tasas escandalosas de embarazos adolescentes, la mayoría de ellos resultados de violaciones a niñas y a adolescentes en el entorno familiar. De ITS o de la propagación del VIH por violaciones sistematizadas, es reducir el problema a magnitudes, a números, siempre necesarios por otra parte,  que no pueden expresar el dolor, la vergüenza y la indignidad para la condición humana que supone este problema.

Es especialmente grave el crecimiento del feminicidio, del asesinato de mujeres en  América latina.

Este conjunto de problemas de salud, de salud física y mental, no tiene otro origen que el sistema de dominación de los hombres, de distribución del poder en el seno de las familias, en el seno de nuestras Comunidades.

Los distintos poderes y los medios de comunicación ninguneando hasta el infinito el papel de la mujer son, en no poca medida, responsables de trasmitir culturas de opresión y  falta de respeto hacia las mujeres en general.

Atendamos las propuestas de las organizaciones feministas, de las líderes comunitarias, de las profesionales de la salud con conciencia y, en fin de nuestro propio corazón. Son nuestras compañeras, hijas, madres y hermanas. Son ciudadanas, sin más.

Dicho lo dicho, vayamos, a dar unas pinceladas acerca de los Servicios de Salud. Sobre los médicos, sobre los medicamentos sobre la Tecnología y sobre como lo estamos haciendo para garantizar el derecho humano a la salud.

Desde la lúcida Declaración del Alma Ata, en el 78, sobre la Atención Primaria de la Salud y la primera Declaración para la salud de los pueblos del 2000 en Bangladesh, tenemos claro la propuesta:

Un Servicio Nacional de salud, cuya propiedad y financiamiento sea publico, la organización sea de carácter integrado y coordinado en todos sus niveles de atención, tanto en el ámbito ambulatorio como en el hospitalario; integrado y coordinado con estrategias de promoción y prevención de la salud y con el ámbito socio sanitario, atravesado por la calidad en sus prestaciones, con criterios de equidad, esto es evitando desigualdades en sus actividades, programas y servicios, desigualdades de renta, de genero, geográficas, de edad u otras condiciones físicas o psíquicas, de condición étnica o indígena, de creencia o de grupo o clase social.

Cuidado con las privatizaciones, algunos pensaron ya desde finales de los 80 que la salud era una gran negocio que no podían perder. Debemos blindar los sistemas públicos de salud en nuestros países y adaptarlos a lo necesario, siempre buscando las alianzas sociales oportunas para su sostenimiento y defensa.

Un Servicio Nacional de Salud descentralizado, alejado de la fascinación de la tecnología medica, pero utilizándola en lo necesario. Con criterios de racionalizacion, producción, solidaridad y necesidad.

Con accesibilidad universal a todos los servicios y a una cartera de actividades consensuada con los agentes sociales, de marcado carácter comunitario, donde la participación social sea un a verdadera escuela de empoderamiento civil en los procesos de gestión de los programas y servicios y también en el mismo proceso de vivencia de la enfermedad. Una participación no instrumentalizada fuera de las relaciones de poder que otorga el conocimiento medico a los profesionales. Una participación que busque la autogestión y la autonomía del paciente. Que busque la no dependencia de las personas hacia los sistemas médicos de atención.

El tamaño de los Servicios de Salud, la dimensión de las denominadas carteras de servicios o conjunto de actividades que el sistema ofrece a su población, siempre condicionada por  las necesidades conocidas, siempre tiene que ver con la voluntad política de los lideres, con las prioridades establecidas que es, al fin y al cabo,  una forma de voluntad política y, ésta, con la permanente negociación con los agentes sociales y comunitarios, en el marco económico en el que se dé dicha negociación. Estos son los limites

Un Servicio Nacional de Salud no fragmentado que  produzca, que proponga sinergias en el conjunto de modelos de atención a la salud de las personas y los distintos grupos sociales, gremiales o de clase.

Un Servicio Nacional de Salud donde la política de medicamentos y su acceso se enfrente con inteligencia a los mercaderes de la salud, que proponga una acceso universal a los medicamentos necesarios, según necesidades, que huya de culturas de consumo unidas al sector privado, y que busque sistemas de fármaco vigilancia y de evaluación de los medicamentos, democráticos y científicos.

Un Sistema Nacional de Salud, en fin, que sea el orgullo del país y de su población y que se base en la solidaridad de los jóvenes con los viejos, de los sanos con los enfermos y de los ricos con los pobres. Un SNS para todos y para todas. Basado en sus decisiones en el método epidemiológico, en la mejor evidencia científica, en los significados culturales de la población y en sistemas de información unificados y desagregados. Para los pobres, para las clases medias y, también para los ricos. Que impulse el desarrollo, la dignidad y el bienestar y produzca cohesión social y felicidad en las gentes por mejorar la calidad de la muerte, por prevenir, curar o cuidar las enfermedades infecto contagiosas y crónicas degenerativas, que mitigue el dolor y cuide y rehabilite o prevenga la invalidez.

Un Servicio Nacional de Salud para los pobres es un pobre Servicio público de salud. La muerte, la enfermedad, la invalidez y el dolor tienen en su origen y en su desarrollo clase social, por ello la solidaridad debe ser un valor de clase y una característica del los servicios de salud. Precisamente por eso. Porque somos solidarios.

Un SNS que genere desarrollo y que sea parte de él, que redistribuya la renta social de la riqueza producida en el País y esté atento a los problemas. Los sistemas de salud dejan de ser mecanismos de redistribución de la riqueza, de la renta social, y no generan salud cuando no se planifican y no se regulan democráticamente. Entonces se producen crecimientos incontrolados, inercias profesionales y se generan ganancias para las multinacionales,  reproduciendo capital para los  sectores lucrativos del sector financiero.

El poder económico, el poder político, el poder mediático, el poder profesional y el poder sindical, entre otros, dibujan un mapa necesario de conocer en todos los servicios de salud, por todos los lideres clínicos, políticos y Comunitarios, precisamente, para intervenir activamente equilibrándolos y dimensionándolos adecuadamente, por el bien social y por la salud de nuestros pueblos y por garantizar la eficacia y la eficiencia de las acciones de salud.

Unas nuevas relaciones éticas con la industria y con las multinacionales de farmacia. Unas nuevas relaciones éticas con los pacientes, horizontales, donde el estigma desaparezca, sobre todo en la enfermedad mental, aunque no únicamente, y los y las pacientes sean ciudadanos de plenos derechos, donde el consentimiento informado sea un buen y habitual instrumento de trabajo en la democratización del conocimiento medico. Un SNS amable donde sus profesionales y trabajadores comprendan el compromiso de servicio con los pacientes.

UN SNS donde la planificación, la regulación, el control democrático y el liderazgo otorgue capacidad a los líderes políticos y sociales, y también a los lideres profesionales,  para implementar las reformas necesarias para lograr mas calidad en la gestión de los servicios y las cotas mas altas de salud y bienestar en la regulación de los objetivos y acciones de los propios servicios de salud.

Sin embargo,

Sabemos que más de un 30% de la medicación de nuestros pacientes es inadecuada, sobre todo en las personas mayores con problemas crónicos. Que entre un 10 y un 30% de los ingresos hospitalarios son inadecuados y que un tercio de las estancias son innecesarias. Asimismo conocemos que un tercio de todos lo estudios de imagen son innecesarios. Y en fin, es conocido que las relaciones habituales de los profesionales sanitarios y los pacientes suelen estar teñidas con problemas de jerarquización, mal trato en ocasiones, y falta de respeto a las propias creencias, en muchas instituciones sanitarias, sobre todo en países donde la buena gobernanza y la lucha contra la corrupción aun tiene un importante recorrido.

En los servicios públicos no todo siempre y en todos los lugares funciona bien. Pero hay que defenderlos para mejorarlos. Esta es la paradoja. No podemos ni debemos emprender sistemas paralelos alternativos no sostenibles en el denominado sector “privado social”, aunque no solo, creando expectativas que no se cumplen en el tiempo. (Bill Gates?)

Son las capacidades instaladas la base de los procesos de reforma, de los cambios en el trato y de cambios en las hegemonías dentro del sistemas de salud, mas atención primaria, mas profesionales de enfermería y técnicos medios, mas personas y lideres comunitarios formados participando, mas salud publica y mas control y regulación del sector privado y sobre todo, de sus márgenes de negocio, de su cultura de consumo y su marketing, tantas veces inadecuados,  cuando no perversos.

El conocimiento científico, la formación de pregrado y de post grado y la investigación clínica y social deben estar exentos de conflictos de interés con los patrocinadores, tanto en los servicios como en la propia Universidad.

La salud mental, la salud laboral, la salud escolar, la salud buco dental y la atención a las drogodependencias y otras adicciones son, todas ellas, partes del Servicio Nacional de Salud. Asi como los servicios sanitarios de la Seguridad Social, las organizaciones para al salud gremiales, o militares…u otros subsistemas de salud. Como el cuerpo humano es la suma de órganos y aparatos pero cada persona es algo cualitativamente distinto a la suma de partes. Así los distintos subsistemas de salud son y deben ser parte del mismo Plan de Salud, de los mismos objetivos, criterios, protocolos y regulación, que el conjunto del Servicio de Salud, conservando su propia autonomía pero dando calidad e integridad al conjunto del Sistema de Salud. Es tiempo de integrar de coordinar de buscar la eficiencia y de evitar reinos de taifas sin sentido histórico, que tuvieron su lógica en el tiempo.

Nunca como hasta ahora ha habido avances tan importantes en las ciencias sociales, en las ciencias de la salud, en el conocimiento científico. Pero el abismo norte sur también ha producido desigualdad en el acceso a dichas tecnologías, a dicho conocimiento médico.

La distribución desigual de los recursos se añade a ese desigual acceso a las tecnologías. Es pues una accesibilidad, desigual, limitada, condicionada y en el mejor de los casos, de los llamados “paquetes básicos”. Tecnologías para pocos en pocos lugares y con gastos de divisas de los presupuestos públicos que se agotan rápidamente por los pagos de la deuda externa.

Un círculo infernal.

Debemos empezar por cuestionar una distribución de recursos basados en los modelos de desarrollo centro-periferia. Una concentración impensable, por inadecuada, de recursos humanos y técnicos materiales  en las metrópolis y,… los médicos de año social a las áreas rurales. Otro modelo de desarrollo es posible.

Posiblemente cuando vayamos pasando de la administración del personal sanitario a una gestión de las personas, habrá que establecer otra política de incentivos que priorice a los profesionales que están donde la gente más les necesita. Posiblemente cuando hablemos de sistemas resolutivos de atención a los problemas de nuestros pacientes, debamos reflexionar sobre como aumentar la capacidad resolutiva de nuestro primer nivel de atención, con qué personas y con que tecnologías. Posiblemente debamos repensar lo que se denomina “hegemonía biomédica” de los sistemas de salud, y organizar los sistemas de conocimiento de otra manera  para que la gente que mas nos necesita tenga los mejores profesionales a su disposición.

Me gustaría que charlásemos de algunas cosas mas, de búsqueda de alternativas, aprovecharemos los trabajo en grupos si fuera posible, de cómo construir redes sociales entre las organizaciones profesionales y las redes ciudadanas de carácter estable. Como utilizar las tecnologías de la información.

Me gustaría proponer alguna reflexión sobre la migración de los profesionales de la salud de los países del sur a los del  norte y su repercusión económica y en términos de salud en las poblaciones, y los problemas de descapitalizacion de la inteligencia y los problemas éticos que genera.

Me hubiera gustado dedicar mas tiempo a como las malas condiciones de trabajo, cualquiera que sean estas, generan malestar, enfermedad y muerte, y que hacer ante todo ello cuando establezcamos los mapas de riesgos laborales..

Acaso seria también importante debatir acerca de los problemas de la seguridad alimentaria, la alimentación y la malnutrición, el hambre y las cosechas, el agua, su acceso y su gestión (la principal causa de disminución de enfermedades infecto contagiosas en el s XIX y XX). La producción de alimentos transgenicos, la utilización de agrotóxicos  los métodos intensivos de producción de alimentos y sus responsabilidades por su consumo en las epidemias de la Obesidad, la HTA, las nefropatías, las cardiopatías, las neumopatias y otros problemas de salud.

Me gustaría que hiciésemos alguna reflexión sobre los que se denomina prevención cuaternaria o una utilización racional del sistema de salud.

Y en fin, también creo más que conveniente hablar sobre la solidaridad, el internacionalismo, la camaradería y  la complicidad entre nosotros que deberíamos impregnar en los sistemas de atención en donde trabajamos y que cualifica la condición humana.

El derecho humano a la salud, en el marco de los determinantes sociales, en este mundo que nos toca vivir tiene algunos problemas. Los conocemos, y este conocimiento refuerza nuestras capacidades de lucha y de resistencia, porque otro mundo, mas saludable,  es posible.

 

Y para acabar,

Hubo una generación de médicos vascos que nos formamos en nuestros primeros balbuceos en la salud pública en Cuba, allá en los años 80. Hace ya 33 años. Fue para todos nosotros un honor y un privilegio. Nunca renunciaremos a este patrimonio científico, social, político y humano, que nos aportó la pequeña isla de Cuba y sus gentes, y por ello estamos hoy aquí, gozando de la complicidad de todos ustedes.

Gracias. Eskerrik asko

Bilbao, otoño del 2013

 

OSALDE EN EL SALVADOR: CONGRESO INTERNACIONAL PARA LA REFORMA SANITARIA (GALERIA)

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