¿Estamos delegando nuestra inteligencia en la tecnología?
(…) «Los sistemas nos facilitan la vida, nos permiten gestionar mejor los recursos y el tiempo, pero disminuyen la necesidad de mantener una inteligencia despierta frente a un entorno cambiante. » Fuente: eldiario.es Luis Ignacio Hojas Hojas – Profesor Titular. Área Tecnologías del Medio Ambiente., Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
(…) Hoy en día, la tecnología nos proporciona soluciones para la mayor parte de los problemas de geolocalización y movilidad. Para muchos de nosotros, estas herramientas son ya imprescindibles para llevar a cabo los quehaceres cotidianos.
(…) Los sistemas de posicionamiento GPS de Estados Unidos, Galileo de la Unión Europea y GLONASS de Rusia sirven de base para desarrollar, por ejemplo, los servicios de logística y de movilidad que usan la mayoría de empresas de reparto, los profesionales en sus desplazamientos y para la optimización de flotas, y los servicios de seguridad y salvamento.
(…) Sin embargo, aunque los sistemas ligados al conocimiento sobre nuestro entorno son muy útiles (y por eso su implantación ha sido espectacular), su empleo puede provocar problemas asociados a nuestro desempeño cognitivo. Nos informan con gran precisión sobre el medio que nos rodea, pero nos hacen cada vez más dependientes de su uso.
(…) Los sistemas nos facilitan la vida, nos permiten gestionar mejor los recursos y el tiempo, pero disminuyen la necesidad de mantener una inteligencia despierta frente a un entorno cambiante. Las comodidades que nos proporcionan tienen un coste del que todavía no somos conscientes, pero que empieza a vislumbrarse en relación a nuestra propia inteligencia.
(…) .. hoy somos testigos de avances sustanciales en los sistemas de comunicaciones y tecnologías para los desplazamientos que hacen que cada día estos procesos estén menos relacionados con nuestras competencias y más soportados por sistemas externos.
El resultado es que cada día cooperamos menos con otras personas y más con sistemas en los que estamos delegando nuestras capacidades cognitivas, pero estos procesos conllevan una progresiva disminución de algunas de nuestras propias habilidades. Estamos perdiendo incentivos para utilizar nuestras capacidades intelectuales.
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La solución para evitar que acabemos sumidos en la desidia mental está relacionada con un cambio en los métodos de formación y en los hábitos de trabajo. El camino pasa por incentivar habilidades intelectuales como la creatividad, la innovación, la comunicación y el análisis de información en todo tipo de medios, desde el visual al sonoro, pasando por el espacial o el textual.
Con este objetivo, la educación debe generar hábitos de percepción y de comprensión de la información relativa a la movilidad y la geolocalización que favorezcan el mantenimiento de nuestras habilidades intelectuales.
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