El despido de 4.000 sanitarias en octubre hunde al País Vasco en una sexta ola descontrolada
Fuente: El Salto Diario, Euskadi 15 de diciembre 2021
El Departamento de Salud del Gobierno vasco prescindió el 4 de octubre de las enfermeras de los vacunódromos y de 750 de las 800 rastreadoras (el 94%). Hoy apenas hay rastreo, se ha protocolizado el cierre completo de un aula con un solo positivo y los autotest de saliva en la infancia, al tiempo que se han cerrado quirófanos, bloqueado Atención Primaria y extendido el uso del pasaporte covid.
Ni hay enfermeras de refuerzo para vacunar a la población infantil ni rastreadoras para contener la sexta ola. La consejera de Salud del Gobierno vasco, Gotzone Sagardui, rescindió el contrato de 4.000 sanitarias el 4 de octubre. Entre ellas figuraban las enfermeras de los vacunódromos y casi todas las rastreadoras (el 93,75%), que pasaron de ser un equipo formado por 800 personas a apenas 50, según el sindicato Satse. Mientras el cuello de botella de la sexta ola en Euskadi se encuentra en la red de rastreo, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco accedió ayer a ampliar el uso del pasaporte covid propuesto por el ejecutivo de Iñigo Urkullu a bares, gimnasios y eventos culturales y deportivos en lugares cerrados. El campo de fútbol de San Mamés se libra. Las nuevas medidas arrancan hoy.
La incidencia en el País Vasco atraviesa una sexta ola descontrolada: en las 24 horas últimas se han registrado 1.984 positivos, el segundo peor dato de toda la serie desde el inicio de la pandemia, con seis positivos de la variante Ómicron, explicó en la tarde de ayer la consejera. La tasa de incidencia se sitúa en 968 casos por 100.000 habitantes en 14 días. Hay 424 hospitalizaciones por covid, 92 en la UCI. En las últimas semanas, el Gobierno vasco ha lanzado mensajes en los que ha responsabilizado a la ciudadanía de la transmisión por relacionarse demasiado, ha habilitado el pasaporte covid y ha cerrado quirófanos al llegar a los 50 ingresados en la UCI. Ayer también empezó a bloquear consultas de médicos de familia entre el 20 de diciembre y el 10 de enero, denunció el doctor Aitor Montes Lasarte.
La incidencia en el País Vasco atraviesa una sexta ola descontrolada: en las 24 horas últimas se han registrado 1.984 positivos, el segundo peor dato de toda la serie desde el inicio de la pandemia
En rueda de prensa de ayer, Gotzone Sagardui aseguró que “no se han escatimado recursos” y que en las últimas semanas han contratado a 1.000 personas —en realidad, 943—. En el pleno de la mañana de enmiendas a la totalidad la parlamentaria del PNV Itxaso Berrojalbiz detalló que de estas, solo 124 contrataciones son de rastreadores, mientras que más de 600 son de las áreas de Osalan, epidemiología, salud mental y etc. Los datos que ofrece el sindicato de enfermeras se ubican en otras coordenadas, aún menores: “El rastreo lo ha reforzado con cuentagotas, antes del puente de diciembre contrataron a una persona de refuerzo en Barakaldo, tres en Uribe y 10 en Barrualde”, explica Amaia mayor, portavoz del Satse en Euskadi. Los datos de la contratación general del mes de diciembre la recibirán en enero, a mes pasado.
“Gusta decir que lo hacemos todo fenomenal, pero se está produciendo una descoordinación que paga la ciudadanía y nosotras”, resume sobre un sentimiento que pulula en Euskadi y que recogen las enfermeras y las administrativas de los centros de salud, donde la gente descarga su frustración y enfado. “Después de casi dos años de pandemia, eres tú quien da la cara, y no el responsable de esta situación”.
La actual consejera de Salud evitó en enero presentar su dimisión tras el escándalo de la vacunación indebida en los hospitales de Basurto y Santa Marina. Forzó y cesó a los gerentes de dichos centros.
Gobierno vasco ha lanzado mensajes en los que ha responsabilizado a la ciudadanía de la transmisión, ha habilitado el pasaporte covid, ha cerrado quirófanos y bloqueado agendas médicas
Gestión ineficaz y anticientífica
“La gestión de la pandemia está siendo ineficaz y anticientífica”, señala Ana Galarraga, comunicadora científica de la Fundación Elhuyar. “La función del pasaporte covid es crear interiores seguros, pero la evidencia dice que las vacunas no son esterilizantes, sino que reducen la transmisión a la mitad, y aún no sabemos en qué porcentaje lo harán con la variante Ómicron. Así lo hemos comprobado en Iparralde [la parte norte de Euskal Herria], donde lo llevan aplicando desde el verano y la incidencia ha subido como en Hegoaldo [CAV y Navarra]”.
Galarraga indica que “si se quiere conseguir interiores seguros lo importante es cuidar la aireación, la cual no se ha impulsado en absoluto”. Los filtros de tipo EPA recogen partículas víricas y los medidores de CO2 alertan cuando el ambiente se carga para proceder a una ventilación cruzada. Asturias ha puesto en marcha esta medida, un territorio que ya destacó por su buen ritmo en el proceso de vacunación, a diferencia del País Vasco.
“La gestión de la pandemia está siendo mala, ineficaz y anticientífica”, señala Ana Galarraga, comunicadora científica de la Fundación Elhuyar
Sin rastreadores para adultos ni niños
A Mikel no le llamó ningún rastreador, ni tampoco a sus amigos con los que se había tomado unas cervezas, siendo él positivo a final de noviembre. Está vacunado y vive en Gipuzkoa. A Jon, periodista vizcaíno y padre de una niña pequeña, tampoco le han llamado desde que un contacto estrecho diera positivo. “Me hice el test de farmacia y dio positivo. Me autoconfiné en casa, con todo lo que supone para mi pareja, que debe asumir por completo el cuidado de la niña. No hubo manera de ponerse en contacto con Consejo Sanitario tras diez llamadas [el servicio autómata y online de Osakidetza]. Finalmente, llamé al ambulatorio y me hicieron enseguida la PCR, que ha dado negativo. Si llego a esperar a los cauces oficiales, seguiría esperando. Estoy flipando por cómo se está gestionando, que haya personal para hacerte una PCR pero nadie para que cogerte el teléfono para darte cita”, indica.
Los falsos positivos y falsos negativos de farmacia son habituales. Pero mientras el primero no representa un problema para la transmisión del virus, el segundo sí. “Dan un montón de errores, para mí un test de farmacia no significa nada, tampoco los autotest de saliva que han empezado a dar en los colegios; está siendo una verdadera catástrofe”, alerta Mercedes Poza, secretaria general de Utese Euskadi, el sindicato de técnicos de laboratorio. “Desde el Departamento de Salud debería gestionarse mejor, todos sabemos que tanto los tests de farmacia como los de los colegios es vender humo”, concluye.
“Fue una locura avisar a Osakidetza, por nuestra cuenta hemos ido llamando a la escuela, extraescolares y amigos. La rastreadora no se puso en contacto conmigo hasta la tarde del lunes”, explica una madre de dos niñas positivas
Hay un 307 aulas clausuradas en 142 centros educativos en Euskadi, según los datos de ayer. J. y N., de 10 y 7 años respectivamente dieron positivo el sábado. La familia avisó al Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). “Fue una locura avisar a Osakidetza, por nuestra cuenta hemos ido llamando a la escuela, extraescolares y amigos. La rastreadora no se puso en contacto conmigo hasta la tarde del lunes”. Ante la carencia de rastreadoras, Salud Pública ha cambiado el protocolo escolar y ahora, ante un niño positivo, clausura todo el aula, cuando el curso pasado los rastreadores llamaban a las familias y confinaban solamente a los alumnos de los lados, delante, detrás y en diagonal de clase, del comedor escolar e incluso indagaban con quién y cómo —con o sin mascarilla— habían jugado durante la tarde.
Las familias de estas aulas tuvieron que recoger a sus hijos el lunes por la mañana, ponerse en contacto con su centro de salud para recoger un autokit para hacerles un test de saliva a sus hijos esta mañana, ya que debe realizarse en ayunas. El confinamiento se alargará cinco días, momento en que deberán repetir la prueba. Pero en realidad, las familias no debían ir al centro de salud hasta recibir un SMS indicándoles que ya podían acudir al ambulatorio. El rastreo va varios días después que el positivo, y familias fueron más rápidas. “Se me han enfadado en el mostrador”, añade una madre.
Las familias de las aulas confinadas deben esperar la llegada de un SMS antes de acudir a su centro de salud para recoger el autokit con el que realizar una prueba de saliva a sus hijos
El índice de aulas confinadas en Euskadi se sitúa en el 1,76%, cuando el pasado curso se mantuvo alrededor del 0,35%, a excepción del inicio escolar, cuando el protocolo se adaptó en otoño al confinamiento cruzado para evitar el cierre de las aulas enteras. “Qué pena me da que los más damnificados y los que siempre están pagando los platos rotos de los adultos sean de nuevo los niños, que ni les hacen una PCR en condiciones y se les cierra la clase a todos, justo después de 22 días seguidos de lluvia”, añade otra madre. Noviembre de 2021 ha sido el más lluvioso desde 2003, con pocas horas sin precipitaciones e inundaciones —el Hospital de Mendaro quedó aislado—.
“No podemos convertir Atención Primaria en Urgencias, desatender a los pacientes crónicos y cerrar quirófanos. La gestión de la pandemia está siendo nefasta y muy triste”, valora Rebeka Ubera, responsable de Sanidad de EH Bildu
Valoración política
“El Departamento de Salud siempre va tarde. Hay que incidir en mantener en el tiempo los equipos y las estructuras creadas, por si recortas cuando baja el pico de incidencia, luego te va a costar muchísimo más ponerte por delante del virus. Y para ello son clave los protocolos y el papel de las rastreadoras. Despedirlas para reducir gastos ha sido un error”, considera Rebeka Ubera, responsable de Sanidad de EH Bildu. “Para mí, otra clave es que Atención Primaria no está para gestionar el covid, no puede dedicarse a ello porque no podemos olvidar las demás enfermedades y a los pacientes crónicos. Ya han pasado casi dos años desde el inicio de la pandemia y no podemos convertir Atención Primaria en un servicio de urgencias. El cierre de los quirófanos es un fracaso. La gestión de la pandemia está siendo nefasta y muy triste”, concluye.
El responsable de este área en Elkarrekin Podemos, Jon Hernández, añade que “corrieron mucho en finalizar los 4.000 contratos, mientras que el pasaporte covid no es una medida para controlar el virus. Puede tener su efectividad, pero para convencer a la gente que aún no se ha vacunado, que son pocos, pero no para cortar la transmisión. El pasaporte puede además dar una falsa sensación de seguridad”, indica, y se suma a la petición de Elhuyar de implantar medidores de CO2 para crear espacios científicamente seguros.