En España, la contaminación ambiental mata a 10.000 personas al año
Fuente: Elglobal.es
Los gases contaminantes no sólo afectan a la salud de personas sanas y crónicas, sino que matan ya a 10.000 personas en España. Esta alerta ha provocado la reacción de entidades sanitarias, con los Consejos de Colegios a la cabeza. Exigen un Plan que afronte este importante problema de salud. El Gobierno ya ha puesto el foco en esta urgencia.
La contaminación atmosférica aumenta el riesgo de padecer diversas patologías agudas, como la neumonía, o crónicas como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer de pulmón. Inicialmente se reconoció que el cambio climático afectaría a la economía y a las infraestructuras mundiales. La crisis climática es ya una crisis sanitaria en la que los políticos comienzan a situar el foco.
La OMS quiere que la salud adquiera protagonismo en la agenda del cambio climático
Desde 2003 hay evidencia de su impacto en la salud y la OMS quiere tener a la salud en el debate del medioambiente. Varias Sociedades Científicas en España ya lo tienen en su agenda.
La variedad de gases tóxicos que provocan distintas patologías incluyen ozono terrestre, SO2, distintos derivados de ácidos de nitrógeno, SO2 y partículas en suspensión.
En el caso de la polución atmosférica, los contaminantes más frecuentes son el óxido nitroso, las partículas en suspensión, el CO2 y el ozono que se encuentra en las capas bajas de la atmósfera, en la troposfera. Inicialmente la OMS se centró en el impacto en la economía y las infraestructuras, pero ahora la salud es una prioridad.
Los enfermos crónicos, los ancianos y los niños son los que más sufren las consecuencias de la contaminación ambiental.
Pero todas las personas se afectan en mayor o menor grado. La carbonización de las economías mundiales es la principal razón, ya que muchas industrias aún utilizan procesos que arrojan a la atmósfera gases y partículas nocivas para la salud.
La contaminación mata e incrementa la morbilidad de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurodegenerativas
La OMS asegura que los residentes de las ciudades donde hay niveles elevados de contaminación atmosférica padecen más enfermedades cardíacas, problemas respiratorios y cánceres del pulmón que quienes viven en zonas urbanas donde el aire es más limpio.
El calentamiento global provoca temperaturas extremas, y en el aire contribuyen directamente a las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Entre las más afectadas son las personas de edad avanzada. La ola de calor extremo que sufrió Europa en el verano de 2003 registró un exceso de mortalidad cifrado en 70 000 defunciones.
El asma afecta a más de 3 millones de personas en España. Es una de las enfermedades cuyo riesgo de sufrir una crisis asmática se incrementa como consecuencia de la polución ambiental. Los niveles de polen y otros alérgenos se incrementan en las olas de calor extremo.
Los días en los que los niveles de ozono en la capa terrestre son altos se incrementan las crisis asmáticas.
Resulta imprescindible reducir la emisión de CO2 para evitar el calentamiento que facilita reacciones químicas en el aire.
Las personas expuestas durante años al aire con un alto nivel de partículas en suspensión tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y cáncer, según la OMS. Las partículas del aire contaminado están relacionadas con la creciente incidencia del cáncer, especialmente el cáncer de pulmón.
La OMS ya vigila 3 indicadores de los ODS
También se ha observado una relación entre la contaminación del aire exterior y el aumento del cáncer de vías urinarias y vejiga. La OMS vigila tres indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la contaminación del aire:
3.9.1 Mortalidad por contaminación del aire
7.1.2 Acceso a combustibles y tecnologías limpios
11.6.2 Calidad del aire en las ciudades.
Existen pruebas concluyentes sobre la mortalidad directa a causa de estos gases que obligan a actualizar las directrices continuamente. En 2005 se rebajó un 20% los niveles máximos de alerta de ozono terrestre (uno de los componentes de la niebla tóxica), fruto de nueva evidencia. En 2020 se esperan nuevas directrices.
Una reducción del 70% de las partículas en suspensión podría reducir en un 15% el número de muertes relacionadas con la contaminación del aire. Las partículas en suspensión acortan la expectativa de vida de los europeos en 8,6 meses.