Comunicado del Colegio de Psicología de Navarra sobre el caso de «La Manada»
Declaración institucional del Colegio de Psicología de Navarra
Fuente: colpsinavarra.org
Desde el Colegio Oficial de Psicología de Navarra queremos recordar que, tal y como se recoge en el Convenio de Estambul, considerado como el marco jurídico más completo para combatir la violencia contra niñas y mujeres, se define legalmente la violación como las relaciones sexuales sin consentimiento. En una sociedad en la que existe una violencia estructural contra la mujer, el debate sobre la intimidación propicia la idea de la responsabilidad de la víctima a la hora de protegerse de la violación y distrae el foco sobre el verdadero agresor.
Este Convenio fue ratificado en 2014 por España, un país en el que se denuncia una violación cada ocho horas, indicador de la situación de violencia estructural que sufre la mujer y que tiene en este tipo de agresiones su expresión más extrema, estigmatizante y violenta. La intimidación y la violencia no se ejercen únicamente de forma expresa, sino que es más que suficiente la posición estructural de fuerza del hombre.
Nuestra sociedad debe progresar e ir más allá de cuestionar a las víctimas y no a los agresores, ya que se perpetuará esta situación y se disuadirá la denuncia, la no identificación de las agresiones sexuales tanto por la víctima (que se culpabilizará) y por el agresor (que lo justificará). Así que como sociedad debemos trasladar un mensaje de condena sin paliativos hacia quienes ejercen la violencia sexual, en cualquiera de sus formas, y de apoyo a las víctimas.
La violencia no se ejerce únicamente a través de la fuerza física y el daño no es simplemente dolor. La argumentación recogida en la sentencia hecha pública ayer en el caso conocido como «La Manada», especialmente en el voto particular, naturaliza la violencia sexual y descarga el enjuiciamiento en el comportamiento de la víctima(antes, durante y tras la agresión). Esta sentencia es un claro retroceso en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres; se omite la violencia estructural contra la mujer y se trata de forma aislada, sin entender que forma parte de un sistema que legitima la dominación de un género sobre el otro.
Una sentencia siempre llega tarde para la víctima: es necesario prevenir y educar desde la infancia sobre sexualidad, qué es violencia sexual y qué es agredir. Internet ha facilitado exponencialmente el acceso, cada vez más precoz, a contenido pornográfico y además extremadamente violento. Esto implica que los jóvenes, varones, construyen su sexualidad a través de la cosificación de la mujer, con conductas machistas y agresivas que se sustentan en una sociedad patriarcal que le otorga una posición privilegiada.
Necesitamos prevenir en todas las etapas educativas. Y es imprescindible la formación en perspectiva de género de los y las profesionales que trabajan en el sistema público, especialmente de la justicia, de la sanidad, de la educación y de los servicios sociales. Porque el hecho de ignorar lo que implica la discriminación de la mujer sitúa en una posición de absoluta injusticia e indefensión a la mitad de la población.