Reciclar es como jugar a pequeña, pero el que gana es el Medio Ambiente
Fuente: artículo de Aurelio González. Miembro de EQUO Berdeak y la Plataforma Zero Zabor Bizkaia
En Bizkaia se recicla muy poco, mucho menos de lo que exige la Unión Europea. Sin embargo, la Diputación Foral prefiere quemar los residuos y enviar toneladas de escorias a vertederos como el de Zalla, que ha sufrido su cuarto incendio en pocos meses
Se dice en el mus que el jugador que va a pequeña es perdedor seguro. Existiendo mejores bazas, el participante que no ha tenido suerte en el reparto de cartas pelea sólo por unas migajas. Lo esperable es que termine perdiendo el juego completo. En el contexto de la gestión de residuos, reciclar es como jugar a pequeña. De las 3R, Reciclar es la menor, como una letra minúscula. La mejor jugada, claramente mayúscula, consiste siempre en la R de Reducir: no hay gestión más fácil que la del residuo que no se genera. Incluso la R de Reutilizar rinde más premio y permite salvar la partida con dignidad.
Pero las cartas en este campo están distribuidas desde hace tiempo. Y no nos ha tocado buena baza para las muchas personas concienciadas que contemplamos asustadas el desastre medioambiental que perpetra diariamente esta sociedad consumista. Nos han convencido de que el consumo da la felicidad: “tanto consumes, tanto vales”. Asentado esto, llegar al ‘usar y tirar’ es solo un pequeño paso para cada Persona, pero un enorme suicidio para la Humanidad.
Pero al igual que en el mus, también con una baza menor como el reciclaje se puede conseguir buenos resultados. Se trata de aprovechar las cartas que generamos todos los días en nuestros hogares, a la espera de mejores noticias. Al usuario le es aún difícil encontrar en el comercio alternativas con menores envases, oferta de productos a granel o con envases reutilizables. Muchas veces no nos queda otra que jugar a la pequeña, otra baza que reciclar y conseguir unos tantos que nos puedan servir en un futuro cercano.
Parece que los bizkaitarrak no sabemos jugar ni la baza más fácil. Sin embargo, en gran parte, la responsabilidad recae en la Diputación Foral de Bizkaia que prefiere no potenciar el reciclaje para poder alimentar así al Gargantúa de Zabalgarbi, que siempre está hambriento. La inversión en la incineradora sería ruinosa en lo económico (en lo ambiental, para qué comentar nada) si no le pagásemos el canon por cada tonelada de residuos que incinera. A decir verdad, los contribuyentes le pagamos por todo a Zabalgarbi: el canon por incinerar (por encima de 60 €/tonelada, unos 15 millones de € al año), las primas por la electricidad ‘renovable’ que genera quemando las basuras con gas natural (10 millones de € en 2017), incluso una subvención fija por la inversión que hizo en su momento (13 millones € anuales)…
Para que los inversores amigos logren sus bonitos beneficios con la incineradora, la Diputación se compromete a jugar al despiste con los sistemas de reciclaje, muy presentes sin embargo por todas nuestras calles. Gracias a sus datos equívocos, la ciudadanía no sabe cuánto se recicla realmente. Nos informan de las cantidades retiradas desde los contenedores, lo que llaman ‘recogida separada’, pero no por ejemplo de la cantidad de residuos ‘impropios’ o ‘plásticos no envases’ allí arrojados y que generalmente terminan su vida útil en incineradoras, casi un 25% de los que metemos en el contenedor. Desconocemos por tanto, los datos reales del reciclaje a través del contenedor amarillo. De los contenedores azul y verde se puede decir otro tanto. Y del ‘quinto contenedor’ marrón para la basura orgánica (un 30% del peso de los residuos urbanos), que está colocado por compromiso, sin apoyo institucional ninguno.
Y sin embargo, ¡oh milagro inaudito!, año tras año la Diputación defiende que en Bizkaia cumplimos con los crecientes objetivos de reciclaje que marca la Unión Europea. Falso. Multiplicamos las basuras (se ha pasado de 605.000 toneladas en 2016 a 646.000 Tm en 2018, crecimiento del 7% en dos años) para poder reciclar mucho y también quemar muuuy mucho. Según datos de la propia Diputación, en 2015 se logró “reciclar” por encima del 67% sumando todos los tipos de residuos. Un sortilegio defectuoso hizo que en 2016 la cifra cayera al 42%. Pero ya se está gestando un nuevo milagro de cara al 2020: ahora dicen que en el 2017 nos hemos recuperado hasta el 47% y el 48% en 2018. Atención, siento el mus visto: estimaciones más fiables del propio Gobierno Vasco indican que no se llega al 40% neto.
Estamos lejos de Europa, y en el futuro aún lo estaremos más. Y es que para el año 2020 la UE exige una ambiciosa tasa de reciclaje del 50% de todos los residuos municipales, del 55% en 2025, 65% en 2035. A partir de 2025, cada material específico tendrá sus objetivos por separado, siendo del 50% para el plástico, 75% de papel y cartón, 70% para el vidrio… Si se sigue apostando todo a la incineración, difícil será que cumplamos en Bizkaia con los primeros objetivos en 2020 y mucho más complicado en los siguientes plazos. La Diputación prefiere apostar por lo que denominan ‘valorización energética’ que suena cool, por no llamarlo generación de cenizas tóxicas y escorias que terminan en vertederos, porque esto es mucho más largo.
Por cierto, se vislumbra ya la colmatación de los vertederos actuales, pues Zabalgarbi ha generado más de medio millón de toneladas en sus 14 años de vida. A ver dónde nos esconden después esas mezclas contaminantes. Se rumorea que están pensando en la zona de Neguri… (activen la ironía, por favor). El vertedero de Zalla ha recibido este último año casi 30.000 toneladas de las escorias no peligrosas en un proyecto experimental para intentar darles alguna utilidad. Supuestamente no peligrosas, porque la caracterización la realiza un laboratorio sin la acreditación EU suficiente. El vertedero ha sufrido en los últimos meses una serie de incendios, posiblemente causados por la alta temperatura a la que llegan estos residuos: en agosto de 2018, en julio y septiembre de este año, y a finales de octubre acabamos de conocer el último episodio. Las autoridades hablan de altas temperaturas ambientales, de la caída de un rayo… otras veces, ni dan explicaciones.
La Directiva 2018/851 sobre residuos entrará en vigor en los estados miembros de la UE en julio de 2020. Entre otros cambios de perspectiva, suprime progresivamente las ayudas financieras (subvenciones) a la incineración de residuos, refuerza las medidas fiscales-tributarias para el fomento del reciclado, permite las ayudas económicas para regiones en el desarrollo de los sistemas de recogida separada, etc. El sector económico de la gestión de residuos (que son verdaderas materias primas para otras industrias) tiene casi 6.000 personas empleadas en Euskadi. Aplicar la Directiva UE sería una buena ocasión para combinar mejora medioambiental, gestión de residuos urbanos y generación de empleo.
Desgraciadamente, en cuestión de reciclaje, la Diputación Foral de Bizkaia ni está ni se le espera. Como los malos jugadores de mus, ni sabe ni quiere sujetar bien las cartas. Así que hemos de ser la ciudadanía de a pie quienes juguemos nuestras bazas: por un lado, con las 3R (Reducir, Reutilizar, Reciclar), incluyendo a la chica; mientras por otro lado exigimos que esa institución con competencias en la materia apoye, potencie y refuerce el sistema de reciclaje. El vigente PIGRUB (Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Bizkaia, 2005-2016, prorrogado) tiene que ser renovado este próximo 2020. Esperemos que el nuevo modelo de gestión apueste sinceramente por la economía circular: prohibiendo envases de un solo uso, penalizando el envasado abusivo, habilitando sistemas SDDR de recogida y reutilización de envases, etc. Y con un poquito más de transparencia en los datos, por favor. Bueno, toda.
Aurelio González
Miembro de EQUO Berdeak y la Plataforma Zero Zabor Bizkaia