Propuestas para una ciudad amigable con las personas mayores

Propuestas para una ciudad amigable con las personas mayores

¿Que puede hacerse desde el sector salud para lograr ciudades amigables con las personas mayores ?

Por Jorge Barrón, médico de OSALDE y ex-miembro del Grupo Motor del Proyecto «Getxo Lagunkoia»

OMS/WHO: La Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores  es un proyecto promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) destinado a crear entornos y servicios que promuevan y faciliten un envejecimiento activo y saludable.

La OMS dirige este proyecto a todos los ayuntamientos interesados en promover el envejecimiento activo, mejorando sus entornos y servicios e incorporando esta perspectiva en la planificación municipal. La investigación propuesta en el Protocolo de Vancouver, ofrece un diagnóstico que sirve para elaborar un Plan de Acción y unos indicadores que permitan evaluar el impacto de la puesta en marcha y ejecución de dicho Plan de Acción. 

Este proyecto aborda de manera integral los aspectos que afectan al día a día de nuestros pueblos y ciudades y lo hace promoviendo la participación de los propios interesados, las personas mayores, teniendo en cuenta sus necesidades, percepciones y opiniones a lo largo de todo el proceso de análisis y mejora del municipio. Numerosas ciudades y pueblos de distintos países se han unido ya a esta Red. En Euskadi 35 ayuntamientos participan en este proyecto de la OMS.

Qué es y qué no es «amigabilidad»

¿Es la amigabilidad «una disposición natural para contraer amistades»? Eso dicen los diccionarios, pero, como suele ocurrir con cualquier otro término, de poco nos sirve cuando tenemos la intención de cargarlo de significado en un sentido determinado.

Queremos para las ciudades el valor universal de la amigabilidad, amigabilidad para el mundo global, para toda la humanidad, incluso para nuestra casa común, el planeta Tierra. Una reflexión que puede ser considerada extremadamente ingenua o ignorante del mundo real que nos rodea.

Porque si bien nuestro mundo encierra una reserva potencial de amigabilidad hay otras circunstancias que se oponen con brutalidad al menor intento de hacer amigable la humana convivencia.

En el largo camino a la utopía hay grandes obstáculos que superar. No vale sortearlos, no vale aislarnos tras muros de alambre y concertinas. No vale ignorar al gueto postcolonial que llama a las puertas de la opulencia. No vale compartir la casa desde la feroz individualidad ignorando a nuestros vecinos estigmatizados por la pobreza, la enfermedad o la exclusión social.

Tampoco es compatible una ciudad amigable mientras soporte inhumanos grados de desigualdad, familias desahuciadas, abandono de ancianos en soledad o guetos de inmigrantes en barrios o escuelas.

¿Y qué decir de los poderes que juegan a la geopolítica defendiendo los intereses de las élites con la amenaza, el bloqueo, o la guerra que destruye ciudades, escuelas y hospitales?

En los municipios, la ciudadanía que acude a la llamada participativa de estos proyectos con entusiasmo, puede salir bastante decepcionada al verificar que en ocasiones el proceso traiciona los objetivos de la propuesta original, derivando a los intereses políticos y clientelares del gobierno local. Según el Protocolo de Vancouver, una ciudad amigable con las personas de mayor edad:

  • Reconoce la gran diversidad entre las personas mayores
  • Promueve su inclusión y contribución en todos los ámbitos de la vida comunitaria
  • Respeta sus decisiones y elecciones de estilo de vida, y
  • Anticipa y responde con flexibilidad a las necesidades y preferencias relacionadas con el envejecimiento.

«El proyecto de Ciudad Amigable con las Personas Mayores adopta explícitamente un enfoque controlado localmente y “ascendente”, que comienza con la experiencia vivida por las personas mayores en relación a lo que es y lo que no es amigable con la población mayor y qué podría hacerse para mejorar la adaptación de una localidad a las necesidades de estas personas».

Algo que exige de los promotores una verdadera actitud democrática, una disposición a contribuir al empoderamiento de las personas mayores, especialmente aquellas de las asociaciones más relevantes, numerosas y activas del municipio,  invirtiendo las relaciones de poder, teniendo en cuenta y respetando sus opiniones, sus propuestas, sus preferencias, en un diálogo honesto y transparente.

Pero la realidad sigue siendo la que ya denunciaba Marco Marchioni: «Entre las Administraciones y la Población no hay nada, no hay tejido social. Sólo hay relaciones de clientela y gremios con el poder. El mecanismo perverso de todo ésto ha sido la política de subvenciones, de miles de micro-corrupciones, del amiguismo y de la falta absoluta de referencias y criterios comunes, públicos y controlables»

El fiasco del Proyecto de Ciudades amigables para las personas mayores «Getxo Lagunkoia»

No resulta posible, ni menos aún «amigable» un proyecto como «Getxo Lagunkoia» dirigido verticalmente por el Gobierno local y administrado por una empresa privada, sin una verdadera participación ciudadana, sin transparencia alguna, desconectado de la red social e incluso con malas relaciones y francamente enfrentado con el más amplio colectivo de mayores de Getxo.

No es de recibo que el proyecto no considere el principal conflicto que tiene el Ayuntamiento con la mayor y más activa asociación de mayores del municipio, Ibar Nagusien Etxea. Su Centro de Día autogestionado tiene miles de socias que realizan multitud de actividades, cumpliendo una importante labor social, promoviendo la autonomía personal, la vejez activa, facilitando las relaciones sociales y actividades que son el fundamente de la prevención de la incapacidad y la dependencia. Un centro único de estas características en el municipio. Un Centro que va a ser derribado víctima de una operación inmobiliaria más a las que tan aficionados son algunos ayuntamientos, en contra de su población mayor, de sus socias y del 100% de su Junta Directiva. El Ayuntamiento de Getxo ha aprobado recientemente el derribo según un proyecto que ha estado oculto e impuesto a la ciudadanía y sus principales protagonistas, un oscuro proyecto que trata de justificar una importante operación inmobiliaria. Desde luego esto no es «amigabilidad».

Propuestas para ciudades “amigables con las mayores” en Salud y Bienestar

No obstante, desde OSALDE siempre hemos mostrado nuestra buena disposición a colaborar con los Proyectos de Ciudades Amigables, eso sí, mientras no traiciones la propuesta de la OMS y el Protocolo de Vancouver. Siempre que sea realmente participativo, que escuche y empodere a los mayores invirtiendo las relaciones de poder, que no sea un instrumento del gobierno local al servicio de sus intereses políticos y clientelares.

De carácter general:

  • Los Proyectos «Ciudades Amigables» deben ser auténticamente participativos. Nada se logrará sin verdadera participación comunitaria. Ciertos gobiernos locales que se adhieren a este proyecto, expresan fuertes reticencias a una verdadera participación ciudadana, ejerciendo un control absoluto sobre el proceso y resultando un producto al servicio de su programa de gobierno y de sus intereses clientelares. De nada sirve si no se estructura «de abajo a arriba», desde el sector poblacional de mayores y sus asociaciones, si se ocultan los proyectos del gobierno local que afectan directamente al colectivo, si no recogen ni respetan sus opiniones, si no expresa los conflictos más relevantes que le afectan, desconoce o excluye a los sectores ocultos, marginales o más vulnerables. Para ello hay que establecer buenas relaciones con el tejido asociativo de mayores, a fin de lograr la cohesión y el empoderamiento, como paso previo que facilite la promoción a la gobernanza de los Comunes a través de intervenciones como los Proyectos de Ciudades Amigables u otros aspectos de la vida comunitaria del municipio.
  • Las infraestructuras de los Servicios Sociales deben dimensionarse según las necesidades, deben contar al menos con un equipo cada 20.000 habitantes. Con transparencia y mejorando las dotaciones presupuestarias según las necesidades.
  • Debe haber continuidad en el diagnóstico, especialmente con metodología cualitativa, al quedar por conocer importantes nichos de necesidad y desigualdad en los municipios.
  • El Grupo Motor debe tener presencia en la Comisión de Presidencia con carácter informativo y con voz, para tener ocasión de participar en los asuntos relacionados con sus funciones (Participación Ciudadana, Igualdad de Oportunidades, Tercera edad, Personas con discapacidad, Exclusión social, drogodependencias..,)
  • El Ayuntamiento debe trabajar en la coordinación intersectorial socio-sanitaria Para el abordaje de la Salud desde una Perspectiva Comunitaria. Coordinando políticas intersectoriales entre Osakidetza, Diputación y Ayuntamiento.
  • Trabajar por la recomendación de activos desde la consulta médica: (recursos conocidos, valorados positivamente y utilizados por la comunidad) para una mayor autonomía y prevención de la dependencia. Inclusión de un Mapa de activos en la aplicación informática de Osakidetza. Profundizar en la Información de todos los recursos existentes en el municipio socio-sanitarios y de fomento de la vida activa, publicos y de asociaciones, ongs, etc.
  • Observatorio de salud y bienestar de las personas mayores del Municipio. Profundizar en el análisis de la demanda de servicios sociales y exploración de posibles necesidades ocultas. Indicadores de valoración del servicio: Frecuentación, listas de espera, resultados, satisfacción.
  • Ampliar y profundizar en la investigación cualitativa en redes asociativas, familias, individuos.
  • Trabajar en la localización e identificación de las personas mayores con necesidades socio-sanitarias no satisfechas o con escaso acceso a la información y gestión. Buscando los nichos de desigualdad, soledad, deficiente atención o cuidados, accesibilidad, barreras económicas, geográficas, viviendas, etc.
  • Especial atención al colectivo de personas mayores que viven solas La cifra de mayores que viven solas en Euskadi llega a los 103.800 personas, según la Encuesta Continua de Hogares de 2017 publicada por el Instituto Nacional de Estadística. «Cada vez más personas mayores viven de manera autónoma, lo cual es un avance, pero a la vez cuentan cada vez con menos lazos afectivos a su alrededor, una combinación que se convierte en factor de riesgo de sufrir soledad no deseada», advierte Adinkide ONG dedicada a paliar la soledad de las personas mayores en Gipuzkoa. Así, el 59% de las personas de 65 o más años que residen en hogares unipersonales reconoce sentirse solo (estudio CIS-Imserso).

«Entre otros efectos, la soledad no deseada puede generar deterioro cognitivo, depresión, pérdida de movilidad, enfermedades cardiovasculares y mortalidad temprana, según recientes investigaciones», añaden desde Adnkide, que recuerdan que la soledad, «considerada ya por los expertos como la epidemia del siglo XXI, ha llevado a países de nuestro entorno a adoptar planes estatales frente a este fenómeno».

  • Acciones dirigidas a implementar las prestaciones sanitarias no incluídas en la Cartera de Servicios de Osakidetza, como Salud bucodental, rehabilitación, podología, prevención de fracturas (caídas),
  • Informar sobre últimas voluntades, cuidados paliativos y situación legal de la eutanasia.

Resumiendo: No podrá lograrse amigabilidad en el sector salud y bienestar sin una verdadera  Participación Ciudadana, transparencia administrativa y Coordinación intersectorial entre Ayuntamiento, Diputación y Osakidetza. Sin unos Servicios Sociales dimensionados en equipos socio-sanitarios con dotaciones presupuestarias de acuerdo a las necesidades. Acabando con las políticas asistencialistas en la gestión de los derechos de las personas mayores.

No es recibo utilizar los Proyectos de Ciudades Amigables con las Personas Mayores como un instrumento más al servicio de los equipos de gobierno local, estructurado verticalmente sin una verdadera participación, buena relación y empoderamiento de la población mayor y sus asociaciones, con vistas a una verdadera gobernanza de los asuntos comunes, mientras se ignoran los principales problemas de dicha comunidad, se ejerce una política paternalista, clientelista y falta de transparencia que no tiene en cuenta ni respeta las necesidades, opiniones, y preferencias de sus verdaderos protagonistas.

Nota: El autor colaboró con el proyecto de Ciudades Amigables «Getxo Lagunkoia» tanto en la fase diagnóstica como formando parte de su Grupo Motor, condicionando su permanencia a que dicho proyecto, inicialmente promovido por el Ayuntamiento pudiera ser un instrumento útil al proceso democratizador, que permitiera establecer buenas relaciones entre Administración y Población de mayores, útil a la Gobernanza de lo Común por sus protagonistas. Muy al contrario, su evolución ha expresado una deriva en sentido contrario, probablemente resultado de considerar los intentos de participación comunitaria como una amenaza al estilo autoritario y paternalista de gestión municipal, desconsiderando los principales problemas del colectivo que pretende apoyar y embarcando al Grupo Motor en acciones muy ajenas a los intereses del colectivo, como promoción de las politicas municipales en los medios con diversos pretextos (cómo premios injustificados promovidos por el sector privado) o incluso de promoción de proyectos empresariales privados que buscan beneficios en el colectivo de mayores («Silver economy»).

Jorge Barrón. Marzo, 2020

 

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