La Marcha a Glasgow, que salió desde la Plaza Arriaga de Bilbao el pasado 28 de septiembre y recorrerá 29 etapas cubriendo una media de 30 kilómetros diarios, ha completado con su llegada a Princethorpe los 200 primeros kilómetros de la ruta a pie que recorrerán hasta llegar a Glasgow, coincidiendo con la COP26 que este año se celebra en la ciudad británica.

Están participando en recepciones y en actos reivindicativos con alcaldes y grupos locales defensores del clima. Su objetivo es llevar a la COP26 la voz de muchos ciudadanos europeos preocupados por la falta de compromiso climático de los gobiernos. La ciudadania consciente de que “el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, según el último informe del IPCC. Informe en el que 11.000 científicos advierten que, a menos que se decidan reducciones rápidas y ambiciosas de CO2, el mundo se enfrentará a un “sufrimiento indecible” . El lema de la marcha es “Si podemos… los gobiernos pueden”.

La ruta ha sido diseñada muy cuidadosamente para visibilizar el proyecto y atravesar las ciudades de Oxford, Sheffield, Leeds, Newcastle, Edimburgo, etc. Han contactado a abundantes grupos ecologistas locales de Extinction Rebellion, pero también de Friends of the Earth o Greenpeace. Les han garantizado alojamiento en la mayor parte de las etapas gracias a su solidaridad.

El dos de octubre, en Portsmouth, bajo la estatua de Dickens, dieron sus primeros pasos hasta el puerto de Southampton situado a 33 kilómetros de distancia. Grandes aguaceros a lo largo del día complicaron el trayecto. Activistas ingleses se van uniendo por etapas al equipo de los diez marchistas fijos, haciendo de guías durante los desplazamientos.

Decenas de activistas y una “samba band” les despidieron en Southampton, tras visitar la placa que conmemora la llegada del barco Habana. En 1937 embarcaron en Bilbao 4.000 niños refugiados huyendo del bombardeo que sufrió Guernica. La madre del marchista Luis Alejos fue una de las niñas embarcadas en el Habana. Tres familiares suyos más descansan en fosas del País Vasco. Se notaba la emoción.

Tras una caminata de seis horas con algunos parajes preciosos entraron en la monumental Winchester,  una  próspera  ciudad  aquejada  de  los  males  de  la abundancia: tiene una de las tasas más altas de contaminación atmosférica de Gran Bretaña. Una de las causas de este fenómeno es el modelo urbanístico extensísimo, en mancha de aceite, que provoca excesivos desplazamientos en coche, incrementando el consumo de combustible, que a causa del Brexit escasea. Este hecho también los obligó a invertir horas en buscar gasolina.

Los “Red Rebels”, un grupo artístico internacional dedicado a dar atención a la crisis ambiental global, los acompañaron hasta una multitud con Vivian Achwal, alcaldesa de Winchester, independiente, de centro izquierda y con claras proyecciones ecologistas. Los 40.000 habitantes de Winchester comparten, en gran medida, la inquietud por la crisis climática. La alcaldesa cuenta con el apoyo de la coalición de entidades involucradas en la acción contra el Cambio climático. El Partido Liberal Democrático es mayoritario en la región, aunque los pueblos circundantes tienen un perfil más conservador.

La marcha reinicia el camino frente al ayuntamiento de Winchester y activistas locales les sirven de guías para llegar caminando hasta Andover, donde se alcanzaron los 100 primeros kilómetros de este recorrido. La marcha entonó cánticos en favor de la naturaleza en castellano y los activistas locales respondieron con otros en inglés.

Tras abandonar el sur de Inglaterra el grupo de marchistas se adentran en las “Midlands” alcanzando el hito de los 200km de la ruta hasta Glasgow. De todos los recibimientos que han protagonizado durante esta semana el más pintoresco es el que les ofreció en Abington el “Town Crier” (pregonero o alguacil tradicional). A viva voz y embutido en su saya verde, sombrero de ala vuelta y haciendo sonar su elocuente campana informa a la ciudad de la llegada del grupo español con destino a Glasgow.

Oxford, la monumental ciudad universitaria, reunió a lo más granado del activismo climático de la zona. Tras escoltarles a través de la ciudad, más de un centenar de activistas compartieron mesa y tertulia con los integrantes de la marcha.

En su final, la marcha confluirá en Edimburgo con “Camino to COP26”, proyecto afín también de caminantes organizado por Extinction Rebellion. Se espera que miles de personas acompañen a ambos grupos en su entrada a Glasgow.

Este es un proyecto nacido en Zaragoza y coorganizado por Extinction Rebellion, Ecologistas en Acción y la Alianza por la Emergencia Climática.