«La mejor sanidad del mundo»
por Ana Encinas. Médica de Atención Primaria y ciudadana de Madrid.
Escribo desde Madrid, epicentro de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, según refiere la Presidenta de nuestra Comunidad, Sra. Díaz Ayuso.
Desde el año 1995 gobierna en la CM el PP y desde 2002 se transfirieron a las comunidades las competencias en Sanidad (nota aclaratoria para no confundir responsabilidades).
El milagro sanitario en Madrid: Siendo la comunidad con mayor PIB, es la segunda que menos invierte en gasto sanitario total (Andalucía es la última), es la que tiene menor presupuesto para Atención Primaria (10,7% cuando la media es el 14% y la OMS aconseja el 25% del gasto total), la que menos gasta por habitante (1.400€ cuando la media es de 1.800€) y la que tiene menos Centros de Salud por 100.000 habitantes.
Más de 20 Centros de Salud (CS) fueron comprometidos hace más de 20 años. Cada campaña electoral colocan el cartel de próxima construcción, para retirarlo inmediatamente después de las elecciones y lo guardan para las siguientes. Hay CS que son auténticos “zulos”, sin luz natural ni ventilación, sin mantenimiento (inundaciones, derrumbamientos…). Los pacientes llevan 20 años esperando la creación del futuro centro para su traslado, algunos con una ingenuidad que raya con la inconsciencia.
Una de las mejores Sanidades del mundo prohibió, mediante protocolo escrito, el traslado de las personas enfermas de las residencias a los hospitales, condenando a la muerte en absoluto abandono y sin atención sanitaria a 7.291 residentes. Sí fueron trasladados aquellos que tenían seguro privado. Si alguien aún duda sobre la responsabilidad de esta gestión, sólo explicar que ha sido el PP quien ha impedido la Comisión de investigación sobre los hechos.
La mejor Sanidad de España cerró en marzo de 2020 los 37 servicios de urgencia extrahospitalaria urbana (SUAP) que daban atención a 780.000 personas cada año, sin ninguna justificación. En 2022 la presión de la ciudadanía obligó a su reapertura, para ello despojaron de sus profesionales a los 40 centros de urgencia rurales (SAR) que habían tenido un perfecto funcionamiento durante toda la pandemia y atentaron contra todos sus derechos laborales. En este momento tenemos equipos sin médico en 24 de los 77 centros de urgencias, con el agravante de que van cambiando cada día y no hay posibilidad de información sobre los centros que tienen equipo completo. No podemos normalizar un servicio de Urgencias sin médico porque pone en peligro la vida de quien precisa atención, rotundamente si su dolencia es tiempo-dependiente (ictus, infarto…). Esta situación caótica empuja a la ciudadanía a acudir a las urgencias hospitalarias, colapsadas con patologías leves que limitan la capacidad de atención para problemas graves.
En este maravilloso sistema sanitario hay 800.000 personas sin médico asignado y 280.000 niños sin pediatra (en Madrid hay más niños sin pediatra que en la suma del resto de comunidades). Este mes de mayo han finalizado la especialidad de pediatría 81 personas, sólo 1 ha quedado en Madrid y de 198 especialistas en Medicina de familia, sólo 41 han escogido plaza aquí.
Los médicos no quieren trabajar en la Atención Primaria de Madrid, hay un éxodo debido a las condiciones laborales y emigran a otros lugares, buscando dignidad. Invertimos dinero público en una fantástica formación, para que acaben huyendo.
El mejor sistema sanitario se queda sin profesionales y el 30% de su plantilla se jubilará en los próximos 4 años.
En el Summa 112 todos los días salen varias UVIs móviles sin médico. Son muchos los profesionales de enfermería que abandonan su trabajo por negarse a asumir una responsabilidad que no les corresponde. Se vuelve a poner en riesgo la vida de la ciudadanía.
La longitudinalidad consiste en ser atendido siempre por el mismo profesional y se ha demostrado que disminuye las visitas a Urgencias, los ingresos hospitalarios y la mortalidad (hasta un 30% si la relación terapéutica se mantiene 15 años).
Más de un millón de madrileñas y madrileños no tienen médico/pediatra asignado y se atenta contra su seguridad. Además supone una sobrecarga para los profesionales y la profanación de nuestro trabajo.
Respecto a las listas de espera hospitalaria, hay más de 800.000 personas aguardando revisión de especialista, prueba diagnóstica o cirugía, esto a pesar del maquillaje fraudulento que supone no incluir en lista hospitalaria hasta tener completado el preoperatorio e informe de anestesista.
Son muchas las personas que se quedan en el camino, así se consigue reducir el gasto.
La fantástica situación sanitaria referida obliga a la ciudadanía a contratar un seguro privado y ya en Madrid el 39% de la población cuenta con póliza privada.
Díaz-Ayuso defiende las bondades del sistema sanitario público, aunque la mitad del presupuesto público lo deriva a bolsillos privados y en 2022 duplicó el gasto en conciertos y contratos con la sanidad privada.
Estando tan orgullosa de los resultados en la Sanidad Pública, es difícil de entender la descalificación continua hacia las personas que allí trabajamos, refiriendo que boicoteamos desde dentro nuestro trabajo. En el fondo, debe sorprenderse ante nuestra resistencia.
Es tal el deterioro de nuestro sistema sanitario público, que parte de la ciudadanía lleva movilizándose desde el inicio de la pandemia, cuando intentaron cerrar algunos centros de salud. Hay bastiones en los distritos más afectados, casualmente del sur (Carabanchel, Villaverde…) que se van extendiendo a otros barrios y pueblos.
La buena noticia es que estamos siendo capaces de tejer una red social de apoyo mutuo, a base de vínculos personales, desde el respeto y el cuidado.
Conseguiremos volver a crear la imprescindible participación ciudadana, los lazos entre las instituciones y la ciudadanía que con tanta tenacidad han destruido.
La movilización ciudadana ha conseguido despertar y levantar a una parte de los profesionales, hasta ahora anestesiados para no sufrir en la ardua e insostenible tarea.
En este momento hay huelgas convocadas en todos los colectivos sanitarios, ya que a todos nos sobran los motivos.
Y sí, estoy convencida de que a pesar de la colaboración cómplice de la mayoría de los medios informativos, para ocultar la salvaje gestión privatizadora sanitaria en nuestra comunidad, a pesar del individualismo narcótico imperante, de la ignorancia e indolencia de una parte de la ciudadanía y del inmenso cansancio de la otra, a pesar de todo seguiremos defendiendo nuestro derecho a la salud, gobierne quien gobierne, hasta que llegue el día en que tengamos la Sanidad Pública que todos nos merecemos.
Ana Encinas. Médica de Atención Primaria y ciudadana de Madrid.