Iniciativa para reparar a Alfredo Espinosa, consejero de salud del Gobierno Vasco, fusilado en 1937

Iniciativa para reparar a Alfredo Espinosa, consejero de salud del Gobierno Vasco, fusilado en 1937

Fuente: NAIZ, Ramón Sola, 18 noviembre 2024 (Texto seleccionado)

El Gobierno español llevó a cabo en julio pasado una declaración de reparación sobre la muerte del president catalán Lluís Companys. En Euskal Herria es mucho menos conocido este nombre: Alfredo Espinosa Orive. Y sin embargo, fue fusilado como Companys y era miembro del Gobierno Vasco, concretamente consejero de Salud. Es por ello que la entidad de reciente creación Giza Eskubideen Behatokia se ha puesto manos a la obra.

Este lunes ha propuesto una iniciativa institucional para que «el Gobierno español declare que el Consejo de Guerra que juzgó a Espinosa fue ilegal e ilegítimo, declare la nulidad de la sentencia que lo condenó a muerte y emita una declaración de reconocimiento y reparación personal». Tal como hizo con Companys, aunque en este caso en base a la Ley de Memoria Histórica y Democrática de la CAV además de la Ley de Memoria Democrática estatal que estableció este mecanismo en 2022.

Giza Eskubideen Behatokia emplaza a Imanol Pradales a liderar esta iniciativa en su condición de lehendakari heredero de aquel primer Gobierno del que formaba parte el consejero ejecutado. Y también se dirige a los ayuntamientos de Bilbo, donde nació Espinosa en 1903, y de Gasteiz, donde fue fusilado el 26 de junio de 1937, para que coadyuven y tomen otras iniciativas paralelas de recuerdo.

En concreto, a Pradales se le pide que «promueva de manera oficial ante el Gobierno español la correspondiente solicitud y se analicen las posibilidades de acometer la vía para la obtención de la justicia». Al ministro de Memoria Democrática, Angel Víctor Torres, que impulse una declaración solemne del Consejo de Ministros. Al Ayuntamiento gasteiztarra, que complete la placa instalada en el antiguo convento de El Carmen con los datos de Espinosa, puesto que a día de hoy no aparecen. Y al de Bilbo, que instale una placa en la calle que lleva su nombre, contextualizando su compromiso y las circunstancias de su muerte.

La iniciativa cuenta con el apoyo de la familia, precisa Giza Eskubideen Behatokia, que añade que también ella fue represaliada tras el fusilamiento. Fue expoliada al exigirle 20 millones de pesetas de indemnización por «responsabilidades políticas», en los años 1948, 1949 y 1959.

Espinosa fue víctima de la traición del piloto que lo traía a Euskal Herria desde Toulouse.

Ante el avance franquista sobre Bilbo, el 11 de junio de 1936 el buque ‘Warrior’ había partido hacia el Estado francés para comprar material sanitario. En él iban los niños del sanatorio de Gorliz y también el consejero de Salud. Se sabe que pasó por París, donde ofreció una rueda de prensa de denuncia de la guerra.

Como «quería urgentemente volver a su puesto de lucha», el 21 de junio recurrió a un piloto asturiano llamado José María Yanguas que había realizado más de 60 viajes con consejeros y otras personas de confianza del lehendakari José Antonio Agirre. Sin embargo, esta vez Yanguas fingió un problema técnico y aterrizó en la playa de Zarautz, donde esperaba el Ejército franquista para detener a los pasajeros.

Apenas cinco días después Espinosa estaría muerto. Fue llevado a Gasteiz y detenido en el convento de El Carmen, donde se le realizó un juicio sumarísimo el día 23. El 24 se confirmó la pena de muerte y el 26 a las 6.00 de la mañana fue sacado con destino al cementerio de Santa Isabel, puesto ante el pelotón de fusilamiento e inhumado en una fosa común. En esas últimas horas «sufrió horrores», contó su confesor.

La traición de un piloto precipitó su caída y fue fusilado apenas cinco días después de ser apresado por las tropas franquistas en Zarautz

El «médico de los pobres» procedía de una familia de izquierdas: su padre era abogado y, como curiosidad, su abuelo inventó el dentífrico Licor del Polo. Afiliado al Partido Republicano Radical Socialista en 1929, en 1931 fue elegido concejal en Bilbo, luego nombrado gobernador civil en Burgos y, tras el Alzamiento franquista, fue designado consejero de Sanidad por Agirre, con la misión de atender especialmente a «niños, evacuados y refugiados».

En plena guerra, se trataba una labor complejísima y en la que se empleó a fondo. Un episodio revelador, además del posterior viaje a París que precipitó su detención: «El 4 de enero de 1937, tras el asalto a las cárceles de Bilbao por parte de la población tras un bombardeo alemán, Espinosa se presentó en los penales con médicos y ambulancias para auxiliar y trasladar a los heridos en los asaltos».

Todo este periplo contrasta con un reconocimiento bastante escaso por parte de las instituciones vascas. Giza Eskubideen Behatokia cita dos iniciativas: un acto institucional en Gernika en que el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe leyó la carta de Espinosa a Agirre antes de ser fusilado y la decisión de dar su nombre al Hospital de Urduliz por parte del consejero Rafael Bengoa hace 12 años, si bien en las comunicaciones oficiales apenas se usa según lamenta la entidad que lanza la iniciativa.

Nota: En el artículo de NAIZ se añade la misiva al lehendakari Agirre que Espinosa escribió apenas unas horas antes de su muerte, dando testimonio del terrible momento y de sus preocupaciones.

 

 

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