Ha muerto Guillermina Freniche
Tras un intenso debate mediático sobre el derecho a una muerte digna en relación al caso de Guillermina Freniche, al fin ha fallecido en el centro asistencial de Cudeca de Málaga alimentada por sonda nasogástrica por sentencia judicial, a pesar de haber expresado su voluntad en contra de ello.
Falleció el sábado tras vivir una auténtica pesadilla porque, por orden judicial, fue alimentada con una sonda nasogástrica en contra de los deseos de su familia y de la recomendación de numerosos médicos.
Guillermina estaba en una residencia religiosa de Torremolinos donde, al ver que su estado se agravaba, dijeron que no podían dejarla morir porque su código deontológico se lo impedía. De modo que los responsables de la residencia San Carlos de Carmelitas Misioneras decidieron llevar a los tribunales a sus hijos por su negativa a forzar la alimentación de su madre a través de una sonda.
Numerosas voces de la comunidad científica se han pronunciado en contra del uso de este tipo de sondas en pacientes como Guillermina, en razón a que no está demostrado desde el punto científico que ofrezca beneficios, no mejora el estado nutrición, no prolonga la supervivencia y tampoco mejora la calidad de vida, incluso la empeora.
En éste caso, no solo se ha actuado en contra de la voluntad de la paciente que, según declara la familia, se negaría al uso de la sonda nasogástrica si fuera capaz de comunicarse. sino que la jueza ha respaldado la colocación y mantenimiento de la sonda nasogástrica afirmando que «un tratamiento paliativo que podrá evitar la muerte con sufrimiento por inanición referida o la muerte por asfixia descrita por el médico forense». Dicha justificación es contraria a la buena praxis médica y las evidencias científicas actuales. El propio comité ético de la sanidad pública andaluza ha dictaminado en contra de la alimentación artificial de Guillermina.
Como explica Abel Novoa, médico de familia y coordinador del Grupo de Trabajo en Bioética de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria:
Ninguna sociedad científica del mundo recomienda la sonda nasogástrica en demencia avanzada. Puede considerarse mala praxis y maleficente. Ningún juez puede obligar a un médico a hacer daño.