Guerra, medio ambiente y salud

Guerra, medio ambiente y salud

por Mario Fernández López de Ahumada, médico y miembro de Osalde

A la luz de los problemas derivados del conflicto bélico es cada vez más evidente la necesidad de un replanteamiento del modelo energético hacia fuentes sostenibles y hacia el necesario decrecimiento del consumo energético.

La guerra está poniendo de manifiesto desde su comienzo la debilidad del actual modelo social y  la dependencia de los combustibles fósiles, en el trasfondo del calentamiento global y del cambio climático, con efectos cada vez más graves sobre la población de los países más empobrecidos que se está viendo obligada a abandonar sus tierras.

El cambio climático y el calentamiento global se encuentran también en el origen del deterioro medioambiental y la pérdida de biodiversidad que ha favorecido la actual pandemia.

La guerra en lugar de favorecer el necesario replanteamiento de un modelo energético basado en el petróleo y sus derivados, está sirviendo para un lavado de la imagen de la energía nuclear, sin tener en cuenta que, por el contrario, el “uso pacífico” de la energía nuclear es un riesgo de catástrofe añadido al derivado de la propia utilización de armas nucleares en el conflicto.

Las consecuencias de la situación bélica en el suministro de productos agrícolas esta poniendo de manifiesto de nuevo la dependencia generada por un modelo insostenible basado en la la agricultura intensiva  y en la ganadería industrial con sus macrogranjas.

El Ministro español de Agricultura, Luis Planas, ha planteado recientemente que Europa debe contemplar la autorización de entrada de soja y maíz procedentes de Argentina para alimento del ganado, sin importar que se trate de cultivos transgénicos, que entrarían así en la cadena alimentaria.

El modelo agropecuario intensivo, por más que haya demostrado su insostenibilidad, sale así igualmente reforzado.

Algunos países como Alemania se están planteando a raíz del conflicto un aumento de sus presupuestos para gastos militares, cuando a nivel mundial para disminuir el riesgo de conflictos bélicos debería plantearse la reducción de dichos gastos, así como la reconversión de la industria bélica, destinando esos fondos a la necesaria cobertura de necesidades sociales.

Ni un euro más para la guerra.

 

Declaración de Greenpeace sobre la guerra en Ucrania (03/03/2022):

La comunidad internacional debe hacer todo lo que esté a su alcance para llegar a un final rápido y pacífico, especialmente aumentando las sanciones contra los grandes oligarcas de los combustibles fósiles, que son quienes se benefician del sistema. Son ellos, y no el pueblo ruso, los que están detrás de la guerra que se desarrolla ahora. 

Defiende el derecho a la salud

Cada vez es más difícil sostener económicamente las acciones de OSALDE y esta página web. Si crees en nuestro proyecto por favor, hazte socia.

You have Successfully Subscribed!