El trabajo como determinante de salud
Las condiciones de trabajo se han ido deteriorando históricamente, siendo uno de los principales determinantes de la salud, la discapacidad, la enfermedad y el padecimiento en todo el mundo.
Cada 1 de mayo se conmemora el Día de los Trabajadores en recuerdo y homenaje a la huelga general promovida por el movimiento obrero de Chicago el 1 de mayo de 1886, que terminó con una escandalosa represión, la captura de varios dirigentes, su enjuiciamiento y, al año siguiente, el ahorcamiento de Spies, Parsons, Fisher y Engel, la sentencia a 15 años de trabajos forzados para Neebe, prisión perpetua para Schwab y Fielden, mientras Lingg hizo explotar una bomba.
Trabajo y Salud
Las condiciones de trabajo se han ido deteriorando históricamente y se transformaron en uno de los principales determinantes de la salud, la discapacidad, la enfermedad y el padecimiento en todo el mundo.
Existe una doble relación entre Trabajo-Salud: – La salud es imprescindible para trabajar. – Las condiciones en que se realiza el trabajo, pueden perjudicar la salud del trabajador.
La Organización Mundial de la Salud define los determinantes sociales de la salud (DSS) como «las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana». Estas fuerzas y sistemas incluyen políticas y sistemas económicos, programas de desarrollo, normas y políticas sociales y sistemas políticos.
Un determinante fundamental en la calidad del empleo y la salud de los trabajadores es la excesiva orientación de la producción económica hacia las ganancias y la acumulación de capital.
En el mundo se estima que fallecen cerca de tres millones de trabajadores cada año a causa de accidentes de trabajo y enfermedades relacionadas con el trabajo.
De estas muertes 86% se producen por enfermedades relacionadas con el trabajo y algo más de 380.000 son el resultado de accidentes de trabajo. En nuestro país los accidentes de trabajo vienen creciendo desde 2012 de forma muy superior a la creación de empleo, durante 2017 se han producido un total de 738.584 accidentes. Fallecieron 618 trabajadoras y trabajadores, 484 en jornada de trabajo y 134 en itinere.
En cuanto a las enfermedades profesionales, tan sólo se declararon en 2017 un total de 21.188. Grave cuestión preventiva que sigue sin tener un correcto tratamiento, un ejemplo de ello es la lucha contra el “amianto”, problema aún sin resolver, que está produciendo un sufrimiento en los trabajadores y sus familias: cánceres de origen profesional, enfermedades musculoesqueléticas y las derivadas de los riesgos psicosociales siguen permaneciendo ocultas.
El trabajo es un componente esencial de la vida humana y constituye un concepto central para entender la manera en que la sociedad distribuye la riqueza y el poder e integra o excluye a ciertas poblaciones, encauzando una distribución de bienes y acceso a recursos que puede ser más o menos justa. Este es el origen de la estratificación socioeconómica que involucra no solo los patrones de consumo sino también los estilos de vida y el comportamiento. El papel central del trabajo resulta evidente cuando se usa la ocupación como estatus socioeconómico o como componente para medir la clase social.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 37% de los dolores de espalda, el 16% de la pérdida de audición, el 13% de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el 2% de las leucemias están vinculados a carcinógenos, partículas aéreas, riesgos de lesiones, estresores ergonómicos y ruidos relacionados al trabajo. En total, estas exposiciones son responsables de aproximadamente 800.000 muertes y más de 22 millones de años de vida saludable perdidos.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud calificó el agotamiento de los empleados como una afección médica y señaló que su causa es el estrés crónico en el lugar de trabajo. A nivel mundial, más de 322 millones de personas sufren de depresión, que afecta principalmente a adultos en edad laboral. Aproximadamente el 60% de la población mundial tiene algún tipo de empleo o actividad laboral y más de la mitad de nuestra vida consciente la pasamos en el lugar de trabajo. Un ambiente laboral adverso es un factor de riesgo demostrado para la depresión, siendo la principal causa de baja por enfermedad y pérdida de productividad en la mayoría de los países desarrollados.
El despliegue de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en distintos ámbitos de nuestras vidas comporta profundas transformaciones en la manera de relacionarnos, informarnos, aprender o trabajar. Su potencial y sus ventajas son múltiples pero también conviene estar alerta ante los posibles riesgos para el bienestar físico y/o psicológico de quienes las utilizan.
El trabajo es un componente importante de la vida social y económica y tiene un papel fundamental en la determinación de la salud.
No es posible concebir políticas efectivas enfocándose solo en la superación de las disparidades sociales en salud sin considerar las inequidades en el acceso al trabajo digno, las oportunidades para mejorar las capacidades personales y la posibilidad de disfrutar de un ambiente estimulante, recuperando así el sentido original del trabajo como una parte importante de la vida social humana que le da humanidad a los hombres y a las mujeres.