El Derecho Humano a la Salud
por Juan Luis Uría, Máster en Salud Pública y Presidente de Osalde
La especie humana empezó a tener salud cuando resolvió los problemas del hambre y la malnutrición, y la pobreza. Cuando eliminó, en sus relaciones de convivencia, las guerras y la violencia, y cuando pudo adaptarse a los cambios del ecosistema, al cambio climático. Cuando
tuvo acceso constante a agua potable de calidad y organizó, adecuadamente, la eliminación de las aguas residuales y las excretas.
Cuando las personas tuvieron acceso a condiciones de vida dignas, e iguales para todos y para todas, en su disfrute, mejoró la calidad de la condición humana. Mejoró su salud.
Y, en condiciones ideales, cuando se tuvo Acceso Universal a un Sistema Sanitario, de titularidad Pública, que busque la equidad, que sea responsabilidad de los gobiernos, que este financiado adecuadamente (Aproximadamente un 7% u 8% del PIB – de la riqueza que es capaz
de producir un País-), que asegure cuidados y la asistencia con calidad, que organice y planifique su red de servicios de acuerdo a la complejidad de la atención, y que ofrezca ésta, según las necesidades de la gente.
Sistema de Salud público que ofrezca en todos sus servicios, tanto hospitalarios como de Atención Primaria, (en los centros de salud), una asistencia de carácter Integral, con acciones de Promoción de la salud, de Protección de la salud (acciones preventivas), con el uso del
método epidemiológico como método de intervención y planificación en salud, con acciones Asistenciales y con acciones de Rehabilitación física, psíquica y social.
La salud, pues, es un derecho básico y fundamental, sin él, no hay otros.
Por eso hablamos del Derecho Humano a la Salud, tanto individual como colectiva, como aquel derecho que cualifica la condición humana, que dignifica el hecho de existir.
La salud está determinada socialmente, es la formación socio económica la que determina el grado y las condiciones de salud en una sociedad en su contexto histórico. Las condiciones de la vivienda, el acceso a trabajo de calidad o a las condiciones de desempleo, la alimentación, el trasporte y la comunicación, las prestaciones sociales, la cultura, la libertad y la democracia..,
Las desigualdades sociales son “hermanas” de las desigualdades en salud. No todo el mundo en todos los lugares se muere igual, no todo el mundo enferma igual, no todo el mundo percibe el dolor y la invalidez de igual manera. La cohesión social es el elemento fundamental
del análisis en cualquier sociedad, en cualquier COMUNIDAD. Hoy, una niña nacida en Suecia vivirá 43 años promedio más que una niña nacida en Sierra Leona. La mortalidad materna, afecta a 1 cada 7 madres en Afganistán, mientras solo a 1 de cada 14.000 madres en Suecia. Se ha estimado que si la Tasa de Mortalidad Infantil de Islandia se generalizase al mundo entero morirían, 6,6 millones de niños y niñas MENOS cada año.
La salud tiene que ver con el desarrollo científico técnico a lo largo de la historia, con la investigación y el avance del conocimiento y su extensión social y geográfica.
La salud tiene que ver con la disposición, la calidez en el trato y el nivel de formación de profesionales suficientes (Médicos y enfermeras, fundamentalmente), con un compromiso de servicio a la comunidad y con un quehacer profesional, ético y de calidad.
La salud, y el ejercicio de su derecho, tienen que ver, también, con la existencia de un Plan de salud que sea rector, que dirija el conjunto de actividades del Sistema de Salud, de los centros sanitarios. Que detecte en su diagnóstico las desigualdades en salud, y en sus objetivos, la
corrección de dichas desigualdades. Que los objetivos de salud para cada grupo social, para cada grupo de enfermedades, sean estas de carácter crónica o agudas, en cada Consultorio, Centro de salud, Ambulatorio u Hospital, se organicen en forma de procesos de atención. Y
que los Planes de salud determinen los Planes de Gestión de los centros sanitarios, los Planes de calidad, los Planes de intervención comunitaria y sus Programas y Protocolos de intervención para atención de las personas y a sus enfermedades más importantes.
La salud tiene que ver con el principio de la Bioética “Lo primero no hacer daño”, por ello es necesario unas relaciones con la Industria farmacéutica (Productora de medicamentos y vacunas), con las Multinacionales de tecnología médica (Productora de equipos de
diagnóstico y tratamiento de enfermedades), más éticas, donde el bien común sea la estrategia y no el máximo beneficio.
La medicalización de la vida y la pérdida de autonomía de los pacientes en relación con el sistema sanitario perjudican seriamente la salud y aumentan la dependencia. Por ello el Uso Racional del medicamento y unas relaciones democráticas y horizontales con los profesionales
sanitarios son fundamentales.
Es por todo ello, por lo que el derecho a la salud debe blindarse jurídicamente. Como consta en el art. 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, o el Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y culturales de 1966, en su art.12, o la Declaración de Alma Ata sobre Atención Primaria, auspiciada por la OMS y la UNICEF de 1978, o la propia Constitución española en su art 43, sobre el derecho a la protección de la salud, o la Ley General de sanidad de 1986 o la Ley de Ordenación Sanitaria de Euskadi de 1997..,
En conclusión, la salud y el ejercicio de su Derecho, tienen que ver con las políticas sociales, con la calidad de la vida. También tiene que ver con la autonomía y la libertad de cada persona. Tiene que ver con la felicidad, con la percepción que tenga cada cual de su propia
felicidad individual y colectiva, con el acceso al disfrute de las condiciones de bienestar, con ser parte del proceso del establecimiento y la lucha solidaria por el bien común, y con restablecer unas relaciones satisfactorias con nuestros vecinos y vecinas, con el sistema sanitario y.., con la tierra en la que vivimos.
(Foto: «Paisaje» by El Pelos Briseño is licensed under CC BY-NC-SA 2.0)