Editorial: Cambio Climático y Salud
Por Mario Fernández López de Ahumada
«Estáis robando el futuro a vuestros hijos»: la crítica de Greta Thunberg en la Cumbre del Clima de la ONU de Katowice (Polonia) el 12 de Diciembre de 2018.
Ustedes solo hablan de crecimiento verde [crecimiento económico sostenible] porque tienen demasiado miedo de ser impopulares. Solo hablan de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío, incluso cuando lo único sensato que pueden hacer es poner el freno de emergencia.
Son lo suficientemente maduros como para contar las cosas como son. Incluso esa carga la dejan para sus hijos.
El año 2078, celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos tal vez pasen ese día conmigo. Tal vez me pregunten por ustedes. Tal vez pregunten por qué no hicieron ustedes nada mientras aún había tiempo para actuar.
Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos.
Efectivamente el cambio climático constituye la mayor amenaza medioambiental a que se enfrenta la humanidad y los impactos económicos y sociales serán cada vez más graves: daños en las cosechas y en la producción alimentaria, sequías y hambrunas, fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes y aumento de riesgos para la salud.
El cambio climático va unido a un modelo energético dependiente del petróleo, el carbón y el gas. La quema de estos combustibles fósiles libera a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero más abundante.
Las consecuencias del calentamiento global pueden ser devastadoras si no reducimos drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero.
El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud. Según la OMS entre 2030 y 2050 el cambio climático puede causar unas 250.000 defunciones adicionales cada año, debido a malnutrición, paludismo, diarrea y estrés calórico.
La propia OMS llamó ya, en su Asamblea Mundial en 2015, a los profesionales sanitarios a trabajar en la concienciación sobre el problema del cambio climático y sus repercusiones en la salud “proporcionando y difundiendo información sobre las amenazas que plantea el cambio climático para la salud humana y las oportunidades de fomentar la salud reduciendo las emisiones de carbono”.
El pasado 15 de marzo decenas de miles de jóvenes salieron a la calle para transmitir un mensaje claro a los dirigentes mundiales: “actúen ya para salvar nuestro planeta y nuestro futuro de la emergencia del clima”.
Coincidiendo con la movilización de jóvenes a nivel mundial 23.000 científicos firmaron un manifiesto de apoyo al movimiento con un mensaje claro: “ sin un cambio drástico el futuro de los jóvenes está en peligro.”
Hoy tenemos la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera más alta en tres millones de años. Los últimos cuatro años fueron los cuatro años más calurosos desde que se llevan registros, y las temperaturas invernales en el Ártico han aumentado en 3°C desde 1990. El nivel del mar está subiendo, los arrecifes de coral mueren y empezamos a ver repercusiones del cambio climático que pueden poner en peligro la salud mediante la contaminación atmosférica, las olas de calor y los riesgos para la seguridad alimentaria. 15 de marzo de 2019. Noticias de la ONU.
A nivel mundial, los llamados “desastres naturales”: inundaciones, huracanes… relacionados con la meteorología, se han triplicado desde los años sesenta.
Las inundaciones, además de los efectos directos (más de 60.000 muertes cada año), contaminan las fuentes de agua dulce, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y favorecen los criaderos de insectos, como los mosquitos, transmisores de enfermedades.
Las enfermedades diarreicas, actualmente provocan cada año alrededor de 760.000 defunciones de menores de cinco años. Más de 430.000 personas mueren anualmente por paludismo, el 70% menores de 5 años. Cada día mueren por malaria más de 800 niños.
Las temperaturas extremas contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias (especialmente en la 3ª edad): El aumento del ozono y otros contaminantes del aire agravan las enfermedades cardiovasculares y respiratorias y cada vez se ve más clara la relación del cambio climático con el aumento de procesos alérgicos.
Cambio climático y calentamiento implican: aumento de las concentraciones de ozono troposférico que afecta a las personas con patologías respiratorias crónicas como el asma y aumento de concentración de partículas PM 2´5 en el aire, que también pueden aumentar la mortalidad por asma.
El cambio climático según previsiones de la OMS puede causar anualmente unas 250.000 defunciones adicionales entre 2030 y 2050 por desnutrición infantil (95.000), por paludismo (60.000), por diarrea (48.000) y por exposición de personas ancianas al calor (38.000). Los grupos de población más vulnerables a estos efectos del cambio climático en la salud son la población con menos recursos económicos, niños y niñas, población anciana y enfermos crónicos con cardioneumopatías.
El aumento de las temperaturas y la variabilidad de las lluvias hará que la malnutrición y desnutrición, que hoy ya causan más de 3 millones de defunciones cada año, aumenten en muchas de las regiones más pobres, debido a la reducción de la producción de alimentos básicos.
El calentamiento global está ya causando impacto en los ecosistemas y en las personas: aumentando la pobreza, la desigualdad y los desplazamientos forzosos, los “refugiados climáticos”. El cambio climático provoca anualmente entre 30 y 40 millones de desplazamientos y de los 50 países más afectados por el cambio climático 36 están en África.
Según ACNUR la Agencia de la ONU para los Refugiados: “en los próximos 50 años podrían migrar, por razones climáticas, hasta 1.000 millones de personas, fundamentalmente debido a las sequías y a la falta de agua”. Son las víctimas silenciosas del calentamiento global.
A pesar de todo ello y tal como reconoce Greenpeace : “lo que hemos venido viendo en la campaña electoral en materia de medio ambiente es bastante pobre”.
Las declaraciones de la joven sueca Greta Thunberg y de tantas jóvenes que se han movilizado el pasado mes de marzo y sus exigencias a los líderes políticos deben seguir resonando con fuerza en nuestros oídos:
Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos”. Son los sufrimientos de muchos los que pagan por los lujos de unos pocos. Si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema en sí mismo.
Si no se hace caso a las exigencias de la juventud más concienciada sobre el futuro que les dejamos no deberemos extrañarnos si nos encontramos con una respuesta abstencionista en las próximas elecciones a nivel estatal y europeo.
Fotografia: Anders Hellberg [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)]