No sé por qué he empezado a escribir. Bueno sí, es que hoy ha sido uno de esos días de los que, de vez en cuando, leo los dos escritos que tengo debajo de la cama; uno de Dani del 2002 y el otro tuyo de Agosto del año pasado.
No soy una persona inteligente o viva (y eso si lo siento porque tú lo valoras, Txema), pero sí creo que entregada, sincera y dispuesta en todo y con todos los que amo y sobre todo con los que tanto quiero: tú y nuestros hijos.
Es tan tremendamente fuerte y fantástico este amor por ti y por nuestros hijos, que si empezara a olvidarme de amar, también quisiera dejar de vivir y no creo que esto es ser pesimista, porque si había que poner la “carne” en el asador, yo ya la he puesto.
Si lo que me queda de vida, va a dificultar la vuestra, no deseo seguir viviendo. Viviría una eternidad amándonos y amándoos. Parece ser que en algún momento no lo supe hacer muy bien. Txema: perdóname por ello. Hubiera preferido sufrir y morir por evitarlo. Os quiero. Sí, me olvido de todo. Pero de amaros no me olvidaré nunca; lo juro.
Aunque no me entere, no sienta, no vea, no hable, no escuche… os seguiré queriendo. Sois lo mejor de mi vida.
Os quiero,
Ama
15 de diciembre de 2006