COMÚN Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI
COMÚN Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI
Christian Laval y Pierre Dardot
Editorial: Gedisa. Barcelona, España
Año: 2015
Páginas: 672
ISBN: 9788497848800
1. Del neoliberalismo a la cultura de lo Común
El libro Común. Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI, de Christian Laval y Pierre Dardot, es una llamado a replantearnos como comunidad global, otra alternativa de vida de cara a las nefastas consecuencias producidas por el neoliberalismo en todas las esferas y ámbitos de nuestra cotidianidad, ya sea en la política, la economía o en la cultura.
Esta obra surge para contrarrestar el discurso hegemónico dominante, que proclama que no hay otra posibilidad que la actual forma de globalización o “americanización de la modernidad”1, y que por lo tanto, tenemos que aceptar los diktats propios del ordenamiento capitalista del mundo, más que como una propuesta de desarrollo común, como una forma de conservar el orden establecido a través de los tiempos.
El neoliberalismo, nos dicen Laval y Dardot, ha batallado en los últimos 30 años por imponer sus instituciones alrededor del mundo, con el argumento de que es un sistema “racional” apegado a la naturaleza humana (supuestamente del hombre lobo del hombre), por lo tanto legítimo, al mismo tiempo que la ediatización masiva y continúa generada por los grandes emporios de la comunicación, justifica y reproduce este “credo” que va inscribiendo en la sociedad los valores propios al capitalismo.
La aversión −cultural− generada por parte del capitalismo hegemónico a toda alternativa política diversa, hace del libro Común una fuente refrescante en argumentos, con la cual podemos alivianar la carga de apatía, impotencia, y
frustración generada por el actual sistema imperante.
Para los autores del libro, las prácticas de resistencia, de subjetivación o transformación cultural, deben articularse a una nueva razón política, o a una razón política alternativa, que no puede satisfacerse únicamente con una resistencia al poder que sea puramente defensiva o reactiva, sino que es necesario según estos autores, pensar en una resistencia capaz de proponer y de producir nuevas ideas y nuevas reglas que permitan mejorar la calidad de vida de todos los seres humanos, incluida su relación con la naturaleza.
2. ¿Cómo surge lo Común?
Communies, commune, communia o communio, son palabras todas ellas cargadas de la misma articulación, de Cum y de Munus, que significan no sólo lo que es puesto en común, sino también, la obligación de reciprocidad ligada al ejercicio de las responsabilidades públicas. El término común es particularmente apto para designar el principio político de coobligación, para todos aquellos que están comprometidos en una misma actividad, podemos hablar de un actuar en común, o de una utilidad en común de la cosa pública, bajo una perspectiva republicana.
El sentido común se entiende como un sentido de la comunidad, un sentido del bien público y del interés común, que comprende como ya lo manifestó Aristóteles en su momento, que son los ciudadanos quienes deliberan en común para determinar qué es lo que le conviene a la ciudad, y qué es justo hacer. Vivir en común poner en común palabras y pensamientos, es producir mediante la deliberación y la legislación, costumbres semejantes y reglas de vida que se aplican a todos aquellos que persiguen un mismo fin.
Las reivindicaciones de lo Común volvieron aparecer con fuerza en el escenario político, a partir de las luchas sociales y culturales en contra del neoliberalismo y del orden capitalista y empresarial imperante, surgió de los combates y los movimientos sociales que desde hace algunos decenios están ejerciendo una resistencia a este modelo económico y cultural.
La idea de los comunes va a ser reposicionada por los movimientos altermundualistas, que retomaron como referencia el antiguo término de commons en oposición a lo que se percibe ahora como la nueva ola de los enclosures o cercamientos (de encerrar o acción de cercar), expresión que nos remite al proceso plurisecular (en Inglaterra) de acaparamiento de las tierras comunales que eran empleadas colectivamente, así como a la supresión de los derechos consuetudinarios (derechos que se rigen por la costumbre), mediante el cercamiento de los campos y los prados. Esto es lo que Marx en el tomo I del Capital denominó en su momento: “La Acumulación Original o la Acumulación por Desposesión”.