El impacto de la COVID-19 en el ámbito de las adicciones
por Iñaki Márkez, Psiquiatra. Miembro de OSALDE y OME
Conferencia de apertura en las XXII Jornadas Municipio y Adicciones,
Oviedo. 17, 24 noviembre, 1 diciembre
En esta parte orientada a la globalidad del Covid-19 y las adicciones resulta muy oportuno realizar un pequeño análisis de los últimos años para situarnos de dónde venimos. Desde fechas no muy alejadas, hace poco más de una década. Unos años donde la mayoría de los políticos dicen defender el Estado de Bienestar, cuestión cuyo significado es posible que desconozcan. De todos modos, su acción es otra cosa y desde las posiciones conservadoras ni se lo plantean.
¿De dónde venimos?
Venimos de la crisis económica y social de 2008 que se abrió en España que coincidió con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, con su gestión pública mediante la austeridad de la mayoría de la población, que desembocó en conflictos relacionados con la exclusión y la desigualdad de millones de personas. Se generalizaron bolsas de pobreza de masas, algo que dio “juego” a los medios de comunicación a través del espectáculo del malestar y de esa pobreza. Su expresión sociopolítica, no asumida por los partidos con miras de Estado, explotó en el 15-M con un discurso e imágenes de la polarización: sufrimiento social, por un lado, y beneficios de las élites políticas y empresariales, por otro, que tuvo su continuidad con torrentes de corrupción y especulación que ya tenían unos años de existencia.
En la década pasada, con el pretexto de garantizar la sostenibilidad del sistema económico, el gobierno español eliminó los pilares del sistema sanitario público: el derecho a la salud, la igualdad de acceso a la misma y el carácter solidario y redistributivo de la Sanidad Pública (Real Decreto Ley 16/2012, Ley Orgánica 2/2012). Dejando fuera del sistema sanitario a colectivos muy vulnerables (*personas en desempleo de larga duración, *inmigrantes sin papeles, *jóvenes sin cotizaciones…) mientras los recortes provocaban el aumento de las listas de espera, dificultad de acceso a los medicamentos y otras prestaciones (ortopedia por ej.) por el obligado copago. Esto se agravó con el recorte de las ayudas sociales, pues lo que se estaba imponiendo a los gobiernos por los poderes financieros internacionales era un plan de desmantelamiento de los sistemas sanitarios y sociales públicos, de especial radicalidad en Grecia, Portugal y España. Supuso la venta de los servicios públicos al capital financiero, al beneficio empresarial, encareciendo los servicios, dificultando la accesibilidad, cuando buena parte de la población, empobrecida, más lo necesitaba. Especial dramatismo en la salud y en particular para salud mental, la atención primaria y lo sociosanitario, también en el Tercer Sector, pues la privatización supone un cambio de modelo, el abandono de la atención comunitaria y la regresión a una sanidad subordinada a intereses de complejos tecno-hospitalarios y de la industria farmacéutica.
Silenciosamente nos hemos encontrado con una Sanidad Pública mermada y debilitada, con personal insuficiente, sin medios diagnósticos e instrumentos para la protección individual de los profesionales. La situación previa ya era complicada debido a limitados presupuestos (escandaloso en algunas autonomías) y a la no recuperación de los recortes de la crisis de 2008, donde la Sanidad Pública perdió 6 puntos del PIB, empeoraron las ratios de personal y la temporalidad llegó al 30%.
En la pandemia, ante el aumento de la demanda, esto se ha complicado y hemos visualizado las carencias: escaso y tardío refuerzo de personal. Un personal (rastreadores, médicos, enfermería, personal de limpieza y administrativo…) agotado, sin sustituciones en bajas laborales o por vacaciones, desbordado por las múltiples tareas… y sin consideración hacia los profesionales de lo social.
La Atención Primaria en la pandemia
En la mayoría de las CC.AA., la Atención Primaria ha estado ausente de la organización y gestión de la epidemia, cuando debería ser necesaria para su control. Ha pasado de ser la “puerta de entrada” a la “puerta ignorada” del sistema. En algunos lugares se ha decidido el cierre y desmantelamiento de la AP, junto al debilitamiento del ámbito hospitalario y sociosanitario convertidos en nichos de negocio de empresas privadas. La reducción del presupuesto se ha convertido en carencias asistenciales. La realidad constata que entre el 80 y el 90% de los casos confirmados o sospechosos de Covid-19 se están haciendo desde la Atención Primaria, con un gran esfuerzo autoorganizativo y de contención de la epidemia para no colapsar los hospitales, que no ha sido reconocido (SESPAS, 2020).
Gasto sanitario en Atención Primaria
El gasto sanitario público medio por habitante en España y en 2019 fue de 1.379,56€, y la proporción dedicada a Atención Primaria fue del 13,7%. Recordemos que las asociaciones científicas recomiendan, al menos, un gasto del 25% dedicado a la Atención Primaria. El país gastaba de media de 188,6€ por persona en el primer nivel asistencial.
Asturias es la segunda comunidad autónoma con mayor gasto en sanidad y por habitante, con 1.625€ (255 euros más que la media), aunque con cifras alejadas de las que ofrecen los países de la Europa más desarrollada con quienes deseamos equipararnos. No deseamos compararnos con otras autonomías más limitadas en sus recursos sanitarios sino con regiones prósperas europeas.
Gasto sanitario en Atención Primaria
Gastos son muy desiguales por persona y año en las diferentes CC.AA.: Madrid (144€), Andalucía (165,5), Baleares (168), Aragón (184), Galicia (184), Com. Valenciana (185,4), Cataluña (191), La Rioja (199), Canarias (203), Asturias (204), Murcia (213), Castilla La Mancha (228), Navarra (237), País Vasco (240), Castilla-León (243), Extremadura (257), Cantabria (263).
Madrid en la cola, la comunidad más rica y con mayores desigualdades. Madrid, es la región que menos invierte en Sanidad Pública y en Atención Primaria, siendo la más golpeada por el coronavirus. Es la comunidad que registra más infectados, más pacientes en UCI, más fallecidos y posiblemente más mentiras en quienes la gobiernan.
Pobreza en las Comunidades Autónomas
Una situación que en ocasiones se asocia con el nivel de Pobreza, pero no solo. Es una situación terrible cuyas causas hay que buscar en la financiación escasa y la mala gestión. Así como gastos en políticas sociales.
Pero el gasto no ha ido creciendo paulatinamente. El ajuste duro de los años de la crisis que estalló en 2008, sobre todo, se notó en la sanidad pública a partir del año 2010, cuando se empezó a ver afectada la atención primaria, por un lado, en el gasto en recetas y, por otro, en personal (Silvente, 2020). Los bulos, o las barbaridades que oímos en el parlamento español o las refriegas con la Comunidad de Madrid confunden a la ciudadanía y favorecen los daños de la pandemia. Con unas cifras en torno a las casi 40.000 personas fallecidas por esta epidemia hace tiempo que llegó el momento de ser más positivos con las iniciativas, ser creativos y menos beligerantes con las acciones gubernamentales, institucionales y sociales que van apareciendo en escena.
Malestares en la salud
Si abordamos los malestares en la salud, y por ello también los relacionados con las adicciones, médica y psicosocialmente, con estrategias de adaptación de las personas, familias y la propia comunidad, tras asistir a unas medidas inesperadas de gran impacto sociosanitario contra el virus COVID-19, y me refiero al confinamiento domiciliario de la población, un gran reto comunitario donde subrayamos la encomiable labor del personal sanitario y de todas las personas que mantienen el sistema. Con muchas interferencias en nuestra vida cotidiana, las rutinas en el hogar, en el trabajo, en el ocio, en cualquier espacio público y privado se vio afectado con costes económicos y laborales que ya nos temimos. Nos preocuparon los costes sociales, familiares y personales. Temíamos que afloraran vivencias de soledad y, casi seguro, otros síntomas asociados a nuestra ansiedad y estados de ánimo. Como así ha ocurrido.
Asturias tuvo un índice de Incidencia muy bajo durante la primera ola… y ahora ha tomado la iniciativa de confinamiento domiciliario (en el aire). Pero ha pasado de ejemplo de gestión a tener datos preocupantes en otoño. De hospitales casi vacíos a tener una gran ocupación por coronavirus.
Estamos en una situación crítica donde los referentes no son buenos. Políticos que se pelean entre sí a diferencia del resto de Europa. Una oposición desbocada, muy incoherente con programas basura alejados de la realidad, confundiendo la opinión con el conocimiento, la ciencia con el fundamentalismo. Son malos imitadores de Trump, ese provocador que tanto poder ha adquirido y tanto daño ha causado en EE.UU. y en grandes áreas del planeta.
Asistimos a una limitación de apoyos sociales, duelos asociados a pérdidas laborales, rupturas afectivas y pérdidas de seres queridos a los que no pudimos velar por la situación epidémica, que afectan las emociones de muchos miles de personas. Hay cuadros psicológicos, psiquiátricos y comportamentales, con depresiones, algunas severas, algunos trastornos psicóticos y las adicciones que exigen atenciones específicas. En el caso de las Adicciones, sabemos que el consumo de diferentes sustancias puede ocasionar dependencias o cuadros relacionados con consumos excesivos, intoxicación o abstinencia, teniendo consecuencias no sólo en quien las consume sino también a nivel social, familiar, en la comunidad vecinal y ocasionalmente por las calles y carreteras. No olvidemos que vivimos en una sociedad donde hay un consumo de drogas importante. Ahora, este prolongado contexto psicosocial nos ha sorprendido, con demasiados aspectos novedosos que nos van a obligar a “inventar” iniciativas que ayuden a recuperar la salud de las personas afectadas por cualquier motivo.
El cuadro adictivo se intensifica, y puede haber problemas que aumenten, por ejemplo, el abuso de videojuegos o de juegos online y el consumo de sustancias legales, como los hipnosedantes, y distintos patrones de consumo solitario de alcohol o consumo social. En las primeras semanas de confinamiento los datos de consumo apuntaron a un aumento de la compra de cerveza en supermercados. Estuvieron cerrados los bares y vuelven a estarlo o muy limitados. Hubo limitación en el consumo de hachís, cocaína, heroína u otras sustancias psicoactivas ilegales, al disminuir la oferta de esas sustancias en el mercado por la situación pandémica. Algo que se repite.
Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones
El PNsD en julio pasado difundió un Informe sobre COVID-19, consumo de sustancias psicoactivas y adicciones en España.
Antes, a 31 de mayo, el Observatorio Europeo de las Drogas y las Adicciones (EMCDDA, 2020) emitió los resultados de una Encuesta donde la mayoría de las personas encuestadas que se declaran consumidoras de sustancias psicoactivas ilegales habían cesado o han reducido la frecuencia o la cantidad de su consumo (72%) en todas las sustancias y el 12% de los consumidores ha aumentado la frecuencia o la cantidad del consumo durante el confinamiento por COVID-19.
Incluso un 6,7% de las personas fumadoras encuestadas había dejado el tabaco; el impacto sobre el consumo de alcohol, en la mayoría de las personas encuestadas, había descendido o estabilizado. Los lugares donde se consumía alcohol (restaurantes, discotecas, festivales, pubs…) cerrados; los consumos de Cannabis disminuyeron la cantidad de porros en el confinamiento, al “estirarlo” por la dificultad para abastecerse.
Con los comportamientos desarrollados durante el desconfinamiento las bebidas alcohólicas y las benzodiazepinas, los hipnosedantes, utilizados erróneamente como recursos “antiestresantes” han aumentado notoriamente.
Las razones para reducir el consumo había sido la menor disponibilidad para adquirir drogas, (compras con dificultades para recoger lo comprado), menos oportunidades para su consumo y la preocupación por los efectos en la salud; minoritarios los motivos económicos. Sin duda, ha podido haber cambios en las pautas de consumo de sustancias psicoactivas y otras adicciones.
La reducción de la demanda de tratamiento para todas las sustancias se sitúa en 70%, sin diferencias entre hombres y mujeres.
COVID-19 y adicciones comportamentales también han estado presentes.
La encuesta online sobre internet, videojuegos y juego con dinero en la pandemia ha sido impulsada por el OEDA para explorar el potencial impacto.
– Videojuegos: antes del confinamiento la frecuencia más habitual era de 1 a 3 días/ mes, mientras que en el confinamiento fue de 5 a 7 días/sem. El 7,2% de quienes jugaban tenía posible trastorno por videojuegos
– Juego con dinero online: El 86,6% referían no haber jugado con dinero online ni antes ni durante el confinamiento. El 28,5% jugaba con la misma frecuencia, el 26% aumentó (16,5% se iniciaron) y el 45,5% disminuyó.
– Internet: El 69% ha aumentado el uso de internet por diversión en el confinamiento, 27% no ha cambiado su uso y sólo el 2% ha disminuido su uso.
Era sensato pensar que el confinamiento propiciase un uso más frecuente de las pantallas (TIC), con mayor riesgo de adicción.
En resumen: impacto sobre los consumidores de sustancias psicoactivas que han cesado o reducido, pero el consumo tecnológico había aumentado.
Han aparecido en escena síntomas producto de los cambios de funcionamiento social. Ya decíamos a principios de verano, nos encontraríamos con trastornos de la conducta alimentaria, trastornos por estrés postraumático, cuestiones psicosociales, adiciones sin sustancias y otros problemas de salud mental asociados al confinamiento, así como a la precariedad y la exclusión.
Llegó el verano y después el otoño
– Después, durante el verano,
— se ha multiplicado el narcotráfico de drogas ilegales como dan testimonio las frecuentes aprensiones de hachís, marihuana, cocaína y heroína, ésta en menor medida, por las policías y guardia civil. Algunos titulares: Operaciones contra narcotráfico de hachís, de cocaína, Desarticulada la mayor red de distribución de cocaína, y de heroína, La cocaína se triplicó en Galicia, Decomisados 500 kg de cocaína en Ribadeo, o más decomisos de tabaco, marihuana, hachís, éxtasis o cocaína en Santa Pola, Huelva, Cádiz, Puente Genil, Barcelona, Palma, Madrid, Málaga, Almería, Granada, Estella, Campo de Gibraltar, Talavera, Valencia, Elche y tantos otros lugares.
— Desde finales de mayo, tras el confinamiento, los medios de comunicación, y en el ámbito político, unificaron discursos sobre la “nueva normalidad” (Otra anormalidad), algo muy alejado con la realidad, y a promocionar las “vacaciones de cercanía”. Nada de viajar al extranjero, vacaciones en la región o provincias próximas, y promoción de la hostelería en su economía. Asturias, por ej., ha sido este verano un buen reclamo turístico, a pesar de las malas previsiones.
— Han desaparecido las fiestas populares pero los reclamos y la celebración de las no-fiestas con sus encuentros sociales, comidas y expresiones afectivas fueron un vehículo de riesgo.
— Adobado todo ello en esos mismos discursos con poner en la diana a jóvenes que hacen botellón o fiestas “rave” ilegales y el ocio nocturno. Todos ellos minoritarios pero que aportan imágenes muy mediáticas.
Esas actividades y otras muchas han llevado a comportamientos alejados de las medidas de protección (higiene, distancia, protección, mascarilla). De riesgo. La hostelería y el ocio han estado en el centro del contagio sin que hayamos podido conocer la “nueva normalidad”.
– Ahora en este otoño, con el inicio del curso académico y la actividad laboral tras el período vacacional y los ERTEs, han comenzado los comportamientos sociales de normalización. Con consumos de alcohol y otras sustancias de modo social, con muchas actividades en el medio comunitario, con cercanía física y, en ocasiones, con abandono de medidas higiénicas y de protección.
Con el desconfinamiento hubo comportamientos de falsa “normalidad” que han confundido los consumos como parte del ocio y formas de relación social habituales. Veremos cómo reaccionamos en los nuevos confinamientos.
¿Cómo se afronta un tiempo de rehabilitación?
Cuando se inicia un proceso de rehabilitación es importante ocupar el tiempo con actividades diversas (de ocio, laborales, creativas, hacer deporte, de organización del día a día, y si se apoyan en grupos de ayuda mutua, tanto mejor) que ahora estarán más limitadas, al domicilio y espacios de cercanía. En este sentido se pueden usar las tecnologías y tener grupos de apoyo de modo on line. Mucho cambio tras la cancelación de terapias y actividad presencial.
La sociedad tuvo que frenar la vida cotidiana a la que estábamos acostumbrados. Se ralentizan ritmos y rutinas que quedan relegados al ámbito doméstico. Quienes están acostumbrados a gran actividad ahora se ven obligados a estar muchas horas y días, en casa o en la calle, con otra actividad física y relacional. La cuarentena fue una situación estresante para todos. Para los adictos, la forma de actuar ante el estrés puede ser el consumo. Y por ello puede haber mayor riesgo de recaídas. En los Centros se ha propuesto el mismo control, es decir que existan menos oportunidades de consumo y a la par manejar ese estrés. Pero la opinión general es que uno se va acostumbrando. Los que hemos trabajado muchos años en este campo sabemos que en situaciones difíciles los usuarios suelen responder bien e incluso hay menos recaídas y conflictos.
Pero ha habido una disminución en la atención sanitaria prestada por los servicios de atención a la drogadicción en Europa, y también en este país, durante estos meses de pandemia, viéndose afectados por el cierre o las restricciones de acceso, y se ha detectado un mayor uso de la tecnología remota para solventar los problemas de la atención presencial, aunque hay desafíos en su uso para ciertos colectivos. Los Servicios de atención primaria, de adicciones, sociosanitarios además de los hospitalarios deberán funcionar mejor que en el pasado. Y de modo diferente.
Iniciativas sociales y partidarias con peticiones al gobierno
Están surgiendo hacia el gobierno central y a gobiernos autonómicos…como
– Analizar el impacto de las medidas adoptadas para contener la pandemia provocada por la Covid-19, en los patrones de consumo de drogas legales o no, adicciones sin sustancia y conductas adictivas, o en los programas de prevención, tratamiento y rehabilitación relacionados.
– Analizar las necesidades detectadas durante la crisis sanitaria provocada por la Covid-19. Tanto en la atención como prevención de las adicciones. Y diseñar un plan específico con acciones que respondan a las nuevas necesidades.
– Regular la publicidad del juego online para acotar su influjo en el consumo e incremento de jugadores. Mientras se intensificar la prevención, detección y tratamiento de la ludopatía, con especial atención a los menores.
– Adaptar los planes y estrategias sobre adicciones de ámbito autonómico a los cambios en los comportamientos de consumo y venta de drogas (legales o no), ludopatía, videojuegos y conductas adictivas.
– Proveer a la población adicta en situación de marginación de suficientes recursos asistenciales y sociales y reducir riesgos de infección. Donde…
– se adapten programas de tratamiento de adicciones a los cambios por el impacto de la Covid-19, junto a administraciones autonómicas y locales.
– se refuercen programas de información sobre la importancia de cumplir con las medidas de prevención para protegerse del contagio por Covid.
– Promover el uso de tecnologías remotas como opción segura en servicios con eficacia no reducida, garantizando un sistema presencial alternativo. ¿Por qué no aspirar a la actividad on line y la presencial con intervenciones terapéuticas de mayor calidad?
A no olvidarnos del Tercer Sector, donde el 90% del presupuesto con el que prestan servicio las asociaciones depende de las subvenciones públicas. Con Modelos Integrados o no en la atención a las Adicciones.
Mitigar el impacto de la crisis en la salud (mental)
Sin duda es posible impulsar un buen númerode iniciativas:
–El trabajo en red, en ámbito social y sanitario; desde la Red sanitaria, en Atención primaria y especializada trabajando con los recursos intermedios, los dispositivos sociales y también con el Tercer sector. Desarrollando un trabajo multidisciplinar, con modelo bio-psico-social. Se trata de caminar para reducir la brecha de tratamiento.
—Medidas generales de carácter institucional (protección sociosanitaria, atención sanitaria universal, ayudas a vivienda, subsidios para desempleados, pensiones suficientes…). Programas de empleo y accesibilidad a la at. primaria y salud mental. En el ámbito autonómico y local, las Administraciones más cercanas a las personas consumidoras, tienen competencias en prevención, asistencia y otras políticas sociales. Y contribuir a la reducción de daños y riesgos, algo más relevante que lo legal.
— Invertir en salud, Invertir en profesionales, en estrategia de cohesión social e igualdad de oportunidades, Investigar determinantes sociales, modelo de atención centrado en las personas.
— Además, asumir un largo proceso de desconfinamiento con períodos intermitentes de pequeños confinamientos que habrá que planificar. Esta pandemia está visibilizando muchas realidades y permitirá ver a quien quiera mirar.
— Ante situaciones críticas podemos cambiar las formas de socializar, no solo por unas semanas o meses. Nos toca repensar en las formas de ocio, las formas de relacionarnos. La débil visión del ocio, está detrás de los botellones, rutas del bakalao u ocio nocturno. Si hasta ahora tuvieron un peso muy importante el alcohol y otras sustancias, así como la noche, quizá sean momentos para adecuar nuevas expresiones de ocio, más creativas y saludables. Y, si nos vemos con límites para estas empresas, impliquemos a técnicos y profesionales que saben de lo social y del tiempo libre, tal y como ya existen en los países más desarrollados de la Unión Europea. Nos podrán ayudar a promocionar iniciativas para colectivos sociales muy diferentes y caminar hacia una cultura social que hoy carecemos tanto gobernantes y como la ciudadanía en su conjunto. Generarán acciones para las personas mayores, los niños y niñas, jóvenes y cualquier etapa etaria; para el ocio y la cultura, para la educación y la salud, para cualquier momento en nuestro recorrido vital.
Ahora ya desde los medios de comunicación y la política nos van preparando para las navidades. ¿Seguro que hay que salvar la Navidad? ¿A qué precio de muertes y enfermedades? No estamos seguros sobre si logramos aprender de las vivencias en este pasado reciente de unos pocos meses que se nos antojan a años. Nuestros comportamientos y nuestros idearios siguen encharcados en el consumismo y actuamos siguiendo ese oleaje sin medir ni prevenir las consecuencias.
Desde la llamada “política” ¿es posible caminar hacia la unidad de acción social y política? La falta de acción en las cuestiones de salud y sociales, lleva a los aumentos de mortalidad y morbilidad. Más muertes y más enfermedad. Evitar esto ha de ser prioritario ¿o no?