Dia 3 de abril, Dia del Movimiento de las mujeres haitianas
por Itziar Cabieces Ibarrondo, Psicóloga clínica, de la Junta directiva de Osalde
El día 3 de abril de 1986 las mujeres haitianas, viviendo el fin de la detestable Dictadura,en febrero de ese año, salieron a las calles en manifestación por las capitales del país, para afirmar que no había reconstrucción sin participar,todas ellas. En ese tiempo hubo a su vez un congreso en Belem do Pará, sobre Violencia sexual contra las mujeres,quedando esta lucha contra la violencia sexual asociada simbólicamente a la lucha como feministas. A partir de ese momento, no es el 8 de marzo, sino este día 3 de abril, el que convoca una vez más a luchar por los derechos como mujeres.
Dando voz a una de sus luchadoras, Magloire, las mujeres de Haití han navegado en forma organizada y avanzada, desde principios del siglo XX, informándonos-frente a las noticias mediáticas, que etiquetan sistemáticamente al país como retrasado y violento «epidemia de violencia»- de que en cada pueblo y ciudad, por pequeña que sea, hay organización de mujeres.
En el siglo pasado , grupos de mujeres, sensibilizadas por los efectos de la 1ª Guerra mundial en las mujeres,comenzó el movimiento organizado más antiguo en el país, por la libertad y la igualdad. Un país presente en el juicio de Nuremberg, como el 19 país participante.
Mas tarde en los años 30, oficialmente en el 1934, ya se constituía la Liga de las mujeres feministas decididas a luchar por los derechos civiles y políticos, por el ejercicio práctico ce los derechos, hasta hoy, a través de sus representantes y de los grupos populares, mediante la vigilancia social y política,ya que la democracia de partidos con elecciones es legal , pero no siempre LEGÍTIMA en la forma en que se elabora la representación real.
Luchan, pues, por garantizar la educación para las mujeres y afrontar unidas la violencia; por los derechos legales y políticos.
Explica, en resumen, que en el país quedó el núcleo colonial , a partir de Napoleón- a pesar de los textos legales herederos de la revolución francesa- una gran DEUDA que tuvieron que pagar a la colonia por liberarse de su esclavitud, algo que en el resto de los pueblos latinoamericanos -a cuya historia se adscriben, pues el hecho de ser deportados desde Africa, hace siglos, no impide que sus lazos sean americanos y europeos- no sufrió semejante tratamiento, con todo lo que esa Deuda les ha supuesto en su Historia desde entonces.
Queda pues, de esa historia colonial francesa también , una sociedad patriarcal, las mujeres sin entrar al mercado de trabajo regulado, la maternidad en las condiciones más difíciles por no tener cobertura social ,ni Seguridad Social.
Explica que para entender sus dificultades, además, en la cultura de su país el matrimonio apenas se da en el 14 % de las uniones, es minoritario; el resto de uniones se fraguan ante la comunidad, con sus costumbres, pero sin oficialidad, pudiendo ser una mujer soltera oficialmente y tener una unión permanente con su pareja, así como, lo que se denomina «vivir con» una persona de forma no permanente. Exactamente vemos aquí algo igual, en el curso del tiempo en nuestra cultura, antes de que hubiera legislación para poderlo abordar:
El 9% podíamos ser parejas sin matrimonio legal (1985), e incluso años después – cuando la perspectiva se orienta a una relación que no va a ser para toda la vida- la práctica mayoritaria social ha producido uniones más o menos permanentes y de forma habitual hoy día, gran número de convivencias de pareja, sin oficialización alguna.
Cohabitación permanente, pues, no oficializada, aquí y allí, en ambos países.
Existiendo en Haití, a su vez, la poligamia existente en varones, tolerada- con raíces en sus orígenes africanos u otras formas de comportamiento americano- y monogamia femenina en serie ( con diversas parejas en el tiempo).
La filiación y la tarea de la maternidad, son complicadas. La ausencia de registros (particularmente con el desastre del terremoto), tiene importantes consecuencias en las dificultades de las mujeres de Haití, así como en otros lugares del mundo.
Son mujeres que allí se dice «llevan el país en la cabeza» como llevan los cestos con sus verduras, o transportan los pesos. Son el trabajo real en la base de su país. Se les compara con un pájaro viajero, del Caribe, Madam Sagá, aquí se le diría «pozpolin». Las mujeres transportan todo, van a por productos para comerciar de un lugar a otro, son el grueso de comerciantes, un pilar de la economía, pero sin acceso reglado a los puestos industriales o a otros puestos, abocadas al trabajo doméstico, no reglado, casi siempre las jovencitas, conllevando más explotación. Los microcréditos les pueden ayudar en un «mal paso», en las urgencias, pero es difícil reembolsar la deuda y poder desarrollarse.
Igual le pasa a su país.
Hay algo importante que se ha dado en este país, sobre las condiciones de contratación de los trabajos a mujeres, como sabemos ha ocurrido en otras situaciones, en todo el mundo, incluído el nuestro, cuando hay escasez:
Existe, en la práctica, le «droit de cuissage», por el que ofrece trabajo se siente con derecho a tener relaciones sexuales con la empleada para acceder al trabajo.
Y la escasez ha estado presente en demasiados acontecimientos del país: deuda a Francia por su liberación de la esclavitud, invasión americana en el siglo XX, huracanes, terremotos, inundaciones, una cruel dictadura de la que tuvo que escapar mucha gente…
Las mujeres viven aún estas formas de segregación y luchan contra ellas. Lo mismo le sucede, en su Historia, a este país.
Hoy, marzo de 2020, a diez años del terremoto,
– mientras afrontan un confinamiento desde la enorme fragilidad de su sistema sanitario- 120 UCIs para diez millones de habitantes-de las cuales , al parecer, fundamentalmente 5 están en las condiciones deseables
– donde se necesita agua para lavarse las manos y no llegan las cisternas a distribuir, pues en gran parte el agua es privada
– donde suben los productos porque siempre -como aquí-hay gentes que se aprovechan de la tragedia local
– donde los asentamientos,que no siempre barrios, ni ciudades, están llenos de casitas de bloques de hormigón, sin saneamientos
– donde vecinos y familias disponen de unos pocos metros cuadrados, incluso en viviendas sin luz,
– estos miles de mujeres son las salen a la calle a vender o a buscar comida o recursos, en un país con el 40% en riesgo alimentario,y,además, pueden ser perseguidas por los policías ( una mujer de Puerto Principe, esta semana) :
Salen los policías a pegarnos con palos, si estamos en la calle…y ¿quién lleva comida a casa si no soy yo? ¿ si no somos nosotras las mujeres?…
NO NOS OLVIDEMOS DE HAITI,en esta situación difícil,
NI DE ESAS VALIOSAS MUJERES,ASÍ COMO OTRAS MUJERES DE TODO EL MUNDO.
Itziar Cabieces Ibarrondo. Psicóloga Clínica.
Asociación Osalde.