JUAN GÉRVAS — MADRID 11 NOV, 2017 – 8:28 PM El autor hace de la carta de una paciente no sólo un auténtico testamento vital sino, y lo que es más llamativo, un canto a la vida, con el reconocimiento de las cosas y de los aconteceres que han impregnado su día a día y que quiere que lo sigan haciendo.   Querida Dra Ana Veraz: Le daré esta carta en mano cuando venga a visitarme a casa, y podré explicárselo mejor de viva voz, pero quiero que tenga este documento para que sepa con claridad lo que quiero de usted y de otros profesionales, así como de mis familiares, amigos, compañeros y vecinos, y de la vida en general. Espero que no sea demasiada carga para usted. Esto se acaba. El cáncer de ovario ya no tiene remedio. En el hospital insisten en más y más quimioterapia, pero he dicho ¡basta ya!, y es ¡basta ya! No quiero más tratamientos heroicos, crueles y fútiles. Quiero morir en casa tranquilamente, quiero morir en paz. Yo no tengo valentía, yo no lucho contra el cáncer, yo soy sólo una mujer desvalida que quiere conservar su dignidad hasta el final Voy a depender mucho de usted. Nos conoce hace muchos años (¿veinte?) y acompañó ejemplarmente a morir a mi marido hace un año. Lo mató el tabaco, con su EPOC, y los últimos meses fueron duros. Ahora vivo sola pero vendrán con frecuencia los sobrinos, y la mayor, Susana, podrá llegar a quedarse a vivir […]