Petronor, planta de coke y Costas, los personajes del increíble caso del expediente menguante

Petronor, planta de coke y Costas, los personajes del increíble caso del expediente menguante

por Sara Ibáñez, Meatzaldea bizirik ekologista taldea

Fuente: Zorrotz.eus

Podemos contar esta historia como un relato de ficción o como una novela negra, todo cabe cuando se habla de Petronor y la administración. Negro porque hablamos de petróleo, carbón de coke y vertidos al Barbadun, de deterioro crónico de unas marismas, las segundas más importantes de Bizkaia y de ficción, por la rocambolesca manera de facilitar la construcción de una gran ampliación ilegal.

En el 2007, Petronor plantea el proyecto URF (planta de coke y cogeneración eléctrica), con el fin de utilizar los restos más pesados del petróleo, sacar carbón como residuo y un 5% de Diesel. Es muy contaminante, ruidoso. Se quiere instalar en una zona de la refinería que está en DPMT(Dominio Público Marítimo Terrestre), para ello “ hace sitio” cambiando depósitos y acercándolos más a la población. Inicia los procesos, consigue una autorización ambiental y el Ayuntamiento de Muskiz le concede la licencia de obras, tras muchos problemas y fracturas en el partido de EA, que en aquel momento tiene la alcaldía. Todo parece hecho, la construyen, la inaugura el Príncipe Felipe en abril del 2013, pero…

Nunca recibió la autorización de la Demarcación de Costas de Bizkaia para construirla y es condición indispensable, ¿Por qué?

Porque nunca podía autorizarla, Petronor en aquel momento tiene una concesión a punto de caducar (octubre del 2012) y su tamaño e impacto supera todo lo autorizable, solución: silencio, pero en este caso el silencio administrativo es negativo.

Denunciamos a la Demarcación la construcción en el 2012, como seguían sin contestar recurrimos a la Audiencia Nacional…pasan años, parece desaparecida en los estratos geológicos de la justicia, cuando emerge en el 2018 y nos da la razón: tienen que contestar a nuestra denuncia de una manera argumentada, si abren o no expediente sancionador.

En el 2019, la sentencia es ya firme, esperamos a que el nuevo Gobierno, en teoría más favorable, se establezca y organice, nos pilla la pandemia y el confinamiento, al final en junio del 2020 pedimos la ejecución, silencio…, volvemos a la justicia exigiendo que ejecuten, estamos a punto de iniciar acciones penales, cuando, por fin, el 5 de febrero del 2021, sale la propuesta de expediente sancionador, como falta grave, una multa del 50% del presupuesto, que, con rebajas, queda en casi 200 millones. Se tiene que resolver en 1 año y si no se caduca, punto y final.

A partir de ese momento comienzan las alegaciones nuestras y de Petronor, descubrimos que nunca obtuvo el permiso de costas, que la concesión de DPMT de casi toda la refinería no ha sido renovada.

Petronor en sus alegaciones dice que, si era ilegal, por qué no entraron a pararle las obras, el porqué está claro, porque era Petronor.

Se presentan dos propuestas más, una segunda bastante contundente y seguido una tercera, en la que declaran prescrita la infracción porque han pasado más de dos años, contando desde el día en que la Demarcación de Costas se enteró, por unos documentos que también “emergieron” en abril del 2018.

En esta tercera, siguen considerando faltas graves, con una multa de más de 5 millones y unos 12 millones por los beneficios obtenidos por la propia planta.

Pasa el tiempo, estamos a punto de que caduque, llamamos por teléfono, ponemos una queja al Defensor Del Pueblo, responde que solicita información…

El día 2 de febrero nos llega la resolución, tras un buen cepillado, se queda en falta leve, 60.200€ de multa y unos 3 millones por los beneficios de 6 meses.

Además, se suponía que, desde que inicia el proceso, Petronor debería haber paralizado la actividad de la planta, no lo hace, ni se lo piden y la Abogacía del Estado concluye que no podía hacerlo, así sin ninguna justificación.

También, cuando hay un expediente de esta naturaleza, siempre obliga a la restitución del suelo a su estado anterior, o sea, desmantelar la planta. De momento, lo dejan hasta que un misterioso expediente en curso legalice o no la planta.

Seguiremos recurriendo judicialmente e incluso en el Constitucional, lo que haga falta.

Mientras tanto la planta de coque no ha dejado de funcionar en ningún momento, nos ha regado varias veces de polvo de coque, hace ruido infernal y contamina el aire que respiramos.

Sara Ibañez

Meatzaldea bizirik ekologista taldea

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