La situación era insostenible: un retrete para cada 160 personas, una ducha para cada 500, más de 400 menores no acompañadas, sin condiciones higiénicas, alimentarias, psicológicas, ni legales, cerrado a cal y canto por el Coronavirus… Así lo hemos denunciado en multitud de ocasiones diversas organizaciones. Pero la Unión Europea y los gobiernos que la forman no tienen oídos para estas peticiones de justicia.

Moria ha ardido. El Gobierno griego ha declarado el estado de emergencia y ha prohibido la salida de la isla a todas las personas. Una vez más consideran a las personas migrantes como una amenaza cuando en realidad es la clase política y sus políticas migratorias las responsables de lo que ha pasado en Moria, las responsables de permitir que miles de mujeres, niñas, niños y hombres que han huido de sus hogares en busca de asilo, hayan vivido durante años en un lugar de no-derechos, superando todos los límites de la dignidad humana.

Desgraciadamente en Europa hay muchos lugares de no-derechos como el campo de Moria. La mayoría de las fronteras, por ejemplo, donde diariamente se violan impunemente los derechos humanos de personas cuyo único “delito” es huir de la guerra, la trata, la violencia, el hambre, la miseria, la sequía… Los países europeos, que muchas veces son los causantes de esas situaciones que provocan las migraciones, deben respetar los derechos de estas personas, facilitar con garantías sus procesos migratorios, recordar los compromisos incumplidos en 2017 y reubicar a todas las víctimas de Moria en condiciones dignas.

Exigimos el respeto de los derechos humanos de todas las personas.

Exigimos que se garantice el derecho al asilo.

Exigimos que los gobiernos europeos cumplan los compromisos adquiridos.

Exigimos la reubicación INMEDIATA de estas personas en los países de la Unión Europea, en condiciones dignas y seguras.

Exigimos a los Gobiernos vasco y español que participen en dicha reubicación.

Y recordamos y gritamos, una vez más, que MIGRAR ES UN DERECHO, no un delito.