Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres tienen miedo de que los hombres las maten. Margaret Atwood

Hay países  donde aquello que distrae el rezo está prohibido, o los calcetines blancos, por eróticos; en que las mujeres no salen a la calle solas, ni al trabajo, ni al hospital , salvo en caso extremo, pudiendo recibir castigos como ser flageladas, lapidadas, o mutiladas, por desobediencia a estas normas; un 70% con tuberculosis, la mortalidad materna cien veces más que la europea, o los suicidios (300 mujeres en una zona, durante un año) por la penosidad de sus vidas (N. Varela), llegando a ser el promedio de vida – como consecuencia directa o última de ello – los 44 años en Afganistan.

Se les llama las políticas – en este caso muy activas- de la crueldad.

En Turquía, las declaraciones públicas de un viceprimer ministro: ‘El decoro es un ornamento de la mujer (…). La mujer debe ser decorosa, saber qué es lo decente. No debería reírse en voz alta delante de todo el mundo, ni hacer movimientos seductores. (…) ¿Dónde están nuestras chicas, que se sonrojaban, bajaban la cabeza y miraban hacia otro lado cuando nosotros las miramos a la cara? ‘ (2014) – señalaba a las mujeres como culpables de la destrucción de la sociedad y los valores familiares turcos-

En Chile, el candidato a la presidencia que competía con una candidata como contrincante, en un mitin, para obtener más votos: ¡Bueno, muchachos. Me acaban de sugerir un juego muy entretenido. Es muy sencillo: todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y todos nosotros nos tiramos encima y nos hacemos los vivos! ¿Qué les parece? (El País, 2017).

Por tanto, hay también políticos responsables de políticas activas que llevan a la crueldad.

En el otro extremo del mundo -Guatemala, México, Honduras, Nicaragua, Haití…- otras mujeres ciudadanas unas, y activistas otras, son asesinadas, incluida la que lanzó el lema  ‘Ni una más’ , sin que en muchos casos se persiga o juzgue- incluso puede llegar a  resultar connivencia – esa criminalidad. Lo llamaremos las ‘políticas activamente pasivas de la crueldad’.

Pueden algunas víctimas estar entre nosotras, debido a la emigración, pues también aquí encuentran violencia- un 37% de las mujeres asesinadas, víctimas de violencia de género, entre 2003 y 2019 eran extranjeras, de ellas un 37% con residencia legal, habían denunciado su situación. (Asociación Calala).

La violencia contra las mujeres del entorno, el tráfico de mujeres, en nuestra sociedad, la alta participación comparativamente con otros países de Europa, en la explotación sexual (un 40% de la trata para consumo de prostitución), la violencia estructural (el desempleo joven, la carga de cuidados, la erosión vital persistente), el usar el género para eliminar el feminismo – ¡ a ver si ahora vamos a ser del género tonto!, reaccionaba, a ese tipo de maniobras, Victoria Sendón  – la defensa amplia (un 95%) en las declaraciones por la igualdad  de mujeres y hombres, pero reconociendo valorar que realmente las desigualdades son grandes, como algo que permanece en la opinión pero no se lleva a la acción, como una tremenda realidad; que los hombres europeos favorables a los cambios que hemos realizado las mujeres, solo parece ser un 5%, salvo si se lleva un -poco probable- buen sueldo a casa, nos plantea de nuevo Varela, así como el aumento de la esclavitud en Africa –un millon y medio de mujeres y niñas al año– o las víctimas de la pobreza, o de las bombas al ser mujeres las que cuidan de mayores o de la infancia en el lugar de guerra.

Una violencia que puede afectar, a lo largo de esta década, según algunos informes, la OMS entre otros:

…a ‘la tercera parte de las mujeres del planeta; un tercio sufriendo violencia física o sexual y  casi un 40%  de los asesinatos a mujeres, resultado de la  violencia machista’

Se nos recuerda que en Europa– en la Unión- uno de los informes referido a  los 28 estados, señalaba 3,7 millones de violadas en un año, 9 millones de acosadas, 13 millones víctimas de violencia física, y a lo largo de la vida  unos 62 millones de mujeres  mayores de 15 años, agredidas  física o sexualmente, y 102 millones habían sufrido acoso sexual:  estas y otras violencias  que ,en su mayoría (un 70%), no habían sido denunciadas.

La dimensión de los daños que observamos, y nos impacta, es semejante a una guerra. Pero no parece se trate con una respuesta suficiente a la gravedad que supone. Parece una actuación como la de los gobiernos a nivel mundial, sobre el grave problema climático: muchas reuniones y ningún avance sustancioso…O se firman acuerdos y compromisos – más de 180 países, en este caso, qué no se cumplen -.

Responder, como mujeres y hombres, a este drama colectivo mundial, a esta crueldad en nuestra sociedad, y en el conjunto de la humanidad, es también nuestra responsabilidad en esta guerra.

Seguiremos luchando contra este machismo, crónico, de crueldad y contra dichas políticas. 

Itziar Cabiezes. Psicóloga Clínica. Junta de  Osalde.