La vacunación obligatoria a debate

La vacunación obligatoria a debate

En Francia la vacunación infantil será obligatoria, por ley, a partir de 2018. Actualmente solo hay tres vacunas obligatorias en Francia: la de la difteria, la del tétanos y la de la polio. El resto solo se recomiendan. A partir de 2018 los padres estarán obligados a administrar un total de 11 vacunas.

Italia acaba de promulgar un decreto-ley que impone 12 vacunas obligatorias para la escolarización. Los padres que no certifiquen el tratamiento no obtendrán plaza para sus hijos en centros de enseñanza públicos y se enfrentan a sanciones económicas, lo cual ha causado una oleada de estupor y de protestas en dicho país y en todo el mundo.

En mayo pasado el Parlamento sueco declaró inconstitucional toda vacunación obligatoria, y a principios de junio el Bundestag rechazó un proyecto de ley que pretendía establecer la obligatoriedad de la vacuna triple vírica.

Últimamente estamos viviendo un debate cada vez más encendido entre aquellos que defienden la vacunación obligatoria de los niños y los que se niegan a suministrar dichas vacunas, aduciendo que están vinculadas con el desarrollo de diversas enfermedades, entre ellas, el autismo.

Una reciente encuesta puso de manifiesto que tres de cada 10 franceses desconfían de las vacunas, y solo la mitad cree que los beneficios de vacunar a los pequeños son mayores que los riesgos.
Según la Organización Mundial de la Salud, un brote de paperas se extiende por Europa pese a que existe desde hace tiempo una vacuna contra esta enfermedad y obviamente, culpan de ello a la no vacunación

El movimiento antivacunas se basa en un estudio publicado por el doctor Andrew Wakefield en el diario The Lancet hace 20 años. En aquel estudio se asociaba el autismo con la vacuna triple viral o SPR (MMR por sus siglas en inglés) que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola.

El actor Rob Schneider, conocido por sus papeles cómicos en numerosas películas de Hollywood, denunció de forma pública la necesidad de investigar el escándalo de las vacunas en EEUU en el que está envuelto el CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU).

La ex jefe del CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU), la doctora Julie Gerberding, participó activamente en un fraude científico deliberado con el fin de enterrar la evidencia clínica que vincula la vacuna triple vírica a un aumento del 340% de casos de autismo entre los niños afroamericanos.

Al parecer, el CDC sabía que la vacuna triple vírica (sarampión, parotiditis y rubeola) causó autismo en bebés negros y sus mejores científicos conspiraron activamente para encubrir este hecho durante los últimos doce años.

El Dr. Brian Hooker de la Fundación Focus Autismo realizó un estudio que fue publicado el 8 de agosto en la revista científica Traslational Neurodegeneration, donde se muestra que los niños afro-americanos que recibieron su primera triple vacuna vírica antes de los 36 meses de edad son 3,4 veces más propensos a desarrollar autismo que los niños con una edad de más de 36 meses. Sospechosamente, la Dra. Gerberding fue recompensada posteriormente por su conspiración científica con un lucrativo cargo ejecutivo en la empresa fabricante de vacunas Merck, donde todavía trabaja actualmente.

La Sociedad Francesa de Salud Pública (SFSP) considera, al igual que la Conferencia Nacional de Salud, que es necesario comprometerse enérgicamente con la suspensión de la vacunación obligatoria y permitir que el usuario asuma y haga uso de todas sus responsabilidades. Esto tendría además la ventaja de hacer que avance la armonización de las prácticas de inmunización dentro de Europa.

Según Transparency International, “El Imperio vacunal pretende, a través de los medios de comunicación, metiendo miedo a todas las familias y manipulando a la nueva ministra, imponer 11 vacunas a todos los recién nacidos”…El argumentario se basa en el acuerdo ciudadano, hábilmente manipulado por las grandes compañías farmacéuticas y por la anterior ministra. Esta recomendó, a finales de 2016, la ampliación temporal, para los niños de entre 5 y 10 años, de la vacunación obligatoria debido al recrudecimiento de los casos de sarampión (aunque no sabemos nada en lo referente al estado en que se encontraban anteriormente estos niños), y haciendo un llamamiento a la solidaridad nacional en esta materia.

Ya el Consejo Científico del Colegio Nacional de médicos de familia docentes (CNGE) ha dado a conocer su punto de vista: “No hay ninguna evidencia científica que demuestre que esta medida pueda conducir a una mejor protección, especialmente para los niños. Es de temer que su carácter autoritario refuerce la desconfianza y la sospecha de una parte creciente de la población”.

La realidad en España indica que, aunque parezca que el movimiento antivacunación esté en auge, la cobertura de los niños se mantiene por encima del 95% en los dos primeros años de edad y en otro tipo de vacunas que se aplican a otras edades, como por ejemplo la vacuna del papilomavirus a los 12 años, se sitúa en el 78%, subiendo.

Sobre la obligatoriedad de la vacunación, las asociaciones que reúnen a los pediatras españoles, como la AEP y la SEPEAP se inclinan de forma oficial por no obligar a cumplir el calendario vacunal, ya que por ahora la situación está controlada, y la obligación podría provocar un efecto contrario, potenciando un sentimiento contra la vacunación más perjudicial que beneficioso.

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