Fernando Lamata por el acceso universal a los medicamentos

Fernando Lamata por el acceso universal a los medicamentos

El profesor Fernando Lamata ha afirmado que es necesaria una gobernanza mundial para hacer posible el acceso a los medicamentos en el planeta, en una declaración realizada en el curso de ‘Acceso a medicamentos: inequidad en el cumplimiento del derecho a la Salud’, organizado por la ONG Farmamundi y la cátedra extraordinaria de derecho a la salud y acceso a los medicamentos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Fuente: actasanitaria.com

Reproducimos íntegro el artículo de Luis Ximénez en Acta Sanitaria de 17 de julio de 2018

Crecientes desequilibrios

El catedrático de Historia de la Ciencia de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Luis Enrique Montiel, elogió la trayectoria del profesor Fernando Lamata en la defensa de los derechos que conciernen a la salud y a la asistencia pública. Una misión en la vida que le ha llevado a múltiples responsabilidades.

Como preámbulo, el impulsor de la Asociación Acceso Justo al Medicamento, el profesor Fernando Lamata, retrató las inequidades mundiales, y nacionales, que distinguen el acceso al medicamento. Aun a riesgo de sesgar su discurso, el ponente avisó que su presentación iba a estar trufada de datos y, muy especialmente, opiniones.

Trajo a colación Lamata la sesión del curso, en jornada previa, en la que quedó de manifiesto la avaricia que mueve el mundo de hoy a la caza de beneficios abusivos, que derivan en 27.000 muertes al día por falta de medicamentos, con un total de diez millones de personas en todo el planeta. Sin atreverse a decir que se trata de un asesinato o un robo legal, aunque dando argumentos en un sentido y otro.

De hienas y antílopes

Apeló Lamata al autor clásico del siglo I Plutarco para enunciar que la peor enfermedad de la república es la diferencia entre ricos y pobres. Denunció por ello que el salario de un investigador en España vaya de 1.000 a 3.000 euros al mes, mientras los directivos de la Big Pharma pueden llegar a los 10.000 ó 100.000 euros al día.

En una industria que, en su opinión, ha pasado de ser un conjunto de compañías de productos y servicios a ser un entremado de fondos de inversión. Con el ejemplo máximo de Nathan Vardi, según la revista Forbes, que gana 2,46 millones de dólares al día, frente a los 100 euros que cobra un investigador.

El ponente explicó que el papel de la hiena en la sabana africana es bueno para sí misma y para el antílope, porque se nutre en el primer caso y, en el segundo, porque estimula su evolución y elimina los individuos viejos o enfermos, con el beneplácito del resto de antílopes que nos son devorados en esa ocasión. Por ello, Lamata recomendó a los antílopes, que son las personas corrientes, que se organicen para evitar la sobreabundancia de hienas, y puso varias veces el ejemplo de las mareas blancas contra la privatización de la sanidad en España.

El peligro de la lista 301

Sobre una población de 46,6 millones de personas en España, con datos del barómetro sanitario MSCBS, Lamata cifró en 2.180.000 los ciudadanos que no tuvieron acceso a medicamentos durante la crisis, un 4,7 por ciento de la población. Con un millón de personas sin cobertura sanitaria al presente, según el Instituto Nacional de Estadística, [Nota de redacción: El actual decreto de universalidad establece que los inmigrantes irregulares paguen el 40% de los fármacos] sobre un total de 18 millones de personas sin acceso a medicinas en Europa, especialmente del Este. En un continente con fuerte influencia de los lobbys, además, con fuertes tensiones entre las grandes transnacionales y los gobiernos de los estados miembro de la UE.

Algo que explica, en palabras del profesor, que la petición del Consejo de Ministros de Europa puso al continente en riesgo de entrar en la lista 301 por parte de la Oficina Comercial de Estados Unidos, como conjunto de países poco solventes a la hora de financiar los nuevos medicamentos, por efecto de las presiones de la patronal farmacéutica mundial y con riesgo de sanciones por parte de dicha institución norteamericana.

A ello se suman los retrasos en los lanzamientos, los desabastecimientos, la falta de inversión en atención primaria, antibióticos, Enfermería y otras áreas de menor interés comercial, además de excesos como la supresión de los fármacos más baratos en lugar de los más caros.

El problema de los precios

Sobre el esquema básico de fijación de precios, a partir de los costes de producción, el valor del producto y el precio que está dispuesto a pagar el consumidor, el modelo farmacéutico incluye la competencia cuando se extingue la patente de exclusividad, la entrada de genéricos y la bajada de los precios hasta acercarlos al coste de producción. En esta dinámica, los gobiernos respetan las patentes para fomentar la investigación, con margen para recuperar las inversiones industriales y obtener un razonable beneficio del 25 por ciento.

Sin embargo, Lamata señaló el año 1994 como el momento en que ese esquema saltó por los aires por culpa de la Organización Mundial del Comercio (OMC), al elevar a categoría mundial las patentes de exclusión hasta 20 años, con precios de lanzamiento en condiciones de monopolio.

Costes de fabricación

En relación con los precios de fabricación, Lamata adoptó el modelo de Andrew Hill de la Universidad de Liverpool, que debe tomar como referencia el coste de fabricación del genérico más bajo para cualquier medicamento, por lo que se paga un sobreprecio próximo a los 100.000 millones, que genera un beneficio próximo a los 70.000 millones en Europa. Con cifras actuales en Europa de 165.652 millones de euros que, a precio de genérico, serían sólo de 61.000 millones. En España, precisó, el país paga 9.396 millones de euros por la innovación, de los que las compañías farmacéuticas locales sólo gastan realmente 966 millones de euros.

Ante la petición de rendimiento de cuentas desde la Administración, Lamata explicó que hay 20 funcionarios en la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), sobre los que no lanzó ninguna sombra de duda, que emiten los informes de recomendaciones clínicas y de precio que se elevan a la Comisión Interministerial de Precios, pero esta no exige en los mismos los precios de investigación y fabricación, tal como contempla la ley.

De manera que, razonó el especialista en política sanitaria, se da la paradoja de que se aprueban los precios por presión, en una relación en la que el regulador parece actuar al dictado del regulado. También dudó el profesor de la validez del modelo del prodesor Eddy Dimasi de la universidad de TUFFTS, según el cuál cuesta 2.600 millones de dólares desarrollar un medicamento en la actualidad. Un esquema arbitrario al que Lamata opuso otros que bajan esa cantidad a los 100 ó 150 millones de dólares.

Beneficios estratosféricos

Explicó también Lamata casos como el de Gilead que, según sus palabras, protagonizó grandes beneficios y subidas en bolsa por su medicamento para la hepatitis C, sin ser responsable de su desarrollo material y clínico. Por lo que el profesor estimó necesario suspender las patentes cuando sea evidente que los beneficios son desorbitados. Una posibilidad remota a la que podría contribuir el debate que ya protagonizan Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y con esfuerzos también Europa, aunque ahí vio Lamata los límites que pone la industria farmacéutica implantada en el continente, y sus presiones de lobby.

Sin denostar los medicamentos “me too” (yo también), sin innovación superior a los ya existentes, Lamata estimó que nunca deberían tener precios mayores, al faltar justificación para ello. Según un informe de Víctor Roy y Lawrence King, Lamata detalló que las compañías farmacéuticas tenían beneficios del diez por ciento hasta los años 90 del siglo XX, sobre beneficios industriales medios del cinco por ciento.

Sin embargo, mostró el profesor que los beneficios de las farmacéuticas se dispararon al 30 por ciento, de los que sólo una parte pequeña se dirige a investigación, con el resto dedicado a controlar el pensamiento sanitario, hacer delinkage de la industria mediante el pago por valor, sostenimiento de Think Tanks e influencia en las academias y financiación de eventos como el congreso de SEDISA. A ello añadió los 500 millones de euros invertidos según sus números en 2017 como promoción a médicos.

Por una gobernanza mundial

Como ejemplo de los pagos por valor, Lamata habló de una nefroctomía, que cuesta entre 3.000 y 16.000 euros con inclusión de cinco días de estancia, frente al pago por valor de 30.000 euros durante once años, por un total de 330.000 euros por cada tratamiento.

De igual forma, se planteó qué es más asumible, si pagar 2.000 euros al mes a un bombero, como el que rescató recientemente a los niños en una cueva Tailandia, o pagar por valor, por los 70 años que vivirá el año el niño de diez años, a razón de años AVACS de 30.000 euros, por un total de 2.100.000 euros.

Terminó el profesor su charla con la afirmación de que todo ese dinero ido en sobreprecios se detrae de otros recursos, con impacto en principios éticos, daño a la Sanidad como derecho y bien social, además de susceptible de ser un bien privado y privatizable. Por lo que pidió una gobernanza mundial para hacer razonables los precios de los medicamentos en el mundo.

Cabezón, Uno, Trump, Cero

Así mismo, y en el terreno político, Lamata elogió la iniciativa de la eurodiputada progresista y socialista Soledad Cabezón, para moderar los precios de los medicamentos en la UE, desde el Parlamento Europeo, al haber abierto el debate sobre esta materia en la Unión Europea. Por contra, el profesor denostó la falsedad del anuncio del presidente de Estados Unidos de bajar los precios en su país, cuando sus medidas van en sentido diametralmente opuesto. Así, tachó a Donald Trump de ser un muñeco accionado por el dudoso Larry Fink, del que leyó una carta que desmenuzó en sus aviesas intenciones.

Valsartán no es cancerígeno

En el coloquio posterior a la charla de Lamata, el responsable de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC), el farmacéutico Eduardo Satué, aclaró que Valsartán, antihipertensivo que recientemente ha sido retirado de las farmacias, sólo tiene un componente potencialmente oncogénico, en uno de sus tres únicos productores mundiales, de nacionalidad china.

Entre regalos y opiáceos

Como director del curso y corresponsable de la cátedra extraordinaria de derecho a la salud y acceso a los medicamentos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el profesor Montiel tomó de Jerome Kassirer la crítica al médico que, de manera genérica, acepta regalos. Con cita del libro “On the take” (“en el ajo”), o cómo la complicidad de la Medicina y la gran industria afectan a la salud de los ciudadanos. En esta línea, usó comparación por pares sobre conflictos de intereses de los evaluadores y los evaluados.

A continuación, Montiel acusó a las industrias farmacéuticas de Estados Unidos por la emergencia sanitaria de la epidemia de opiáceos, por sobrediagnóstico en lumbalgias y otros procesos. Una presión comercial, multiplicada por las revistas científicas, que tendrá responsables penales para las causantes, actualmente en la corte del estado de Nueva York, adelantó el catedrático.

El fruto de la corrupción

Dicho lo anterior, se alineó directamente con los meta análisis de Peter Gotzsche y los libros en los que afirma que los medicamentos matan, además de aportar datos de origen Cochrane. A lo que sumó las tesis del doctor Amando Martín Zurro y sus artículos de Diario Médico sobre corrupción sanitaria, donde corrupción es toda acción, u omisión, de un servidor público que actúa con fines particulares y con olvido del interés general.

Sobre la corrupción sanitaria española, el profesor se avergonzó de que el país ocupe el puesto 45 en el mundo y el 18-20 en Europa, con pérdida del doble de posiciones entre los años 2000 y 2017, según Transparencia Internacional. Y con un puesto 13 en el índice de soborno en el sector farmacéutico y de salud, lo que ha provocado que el Consejo de Europa haya hecho recomendaciones a España para atajar dicha corrupción y, posteriormente, amonestaciones por no cumplirlas.

Bioética y conflictos de intereses

A lo anterior, añadió Montiel el artículo de Richard Horton, publicado el 9 de septiembre de 2017, según el cual los editores honrados son despedidos en Estados Unidos, sin que se genere literatura no motivada, en una trayectoria en la que él mismo también acabó en la calle. Sobre el conflicto de intereses, explicó que es la circunstancia que desvía el juicio y la ejecutoria profesionales hacia un fin ajeno al inicial, según el Instituto de Medicina del servicio de prensa de las Academias Nacionales de Estados Unidos, radicado en Washington.

Ante todo este torrente de influencias, Montiel situó las posturas bioéticas de la Organización Médica Colegial (OMC) y la propia UCM, aunque él mismo votó en contra del programa bioético de su universidad, al no incluir ningún punto sobre los referidos conflictos de intereses.

Una relación desigual

Montiel abominó del concepto de paciente empoderado, informado o emancipado, porque la relación entre médico y paciente siempre es y será desigual. Por ejemplo, uno tiene lecucemia y otro no. Citó además el catedrático el informe de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS) sobre el conflicto de intereses económicos en el ámbito sanitario.

Así mismo, Montiel encontró dudoso que sociedades científicas como la Sociedad Española de Cardiología (SEC) requiera dos millones de dólares para organizar su congreso nacional, que no sería posible sin apoyo de la industria farmacéutica, en una dinámica de la que salvó a algunas sociedades de Atención Primaria, alguna de ellas capaz de organizar un congreso con apenas 6.000 euros.

Nota: El pasado 21 de diciembre de 2016 se constituyó la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento, una entidad de ámbito nacional y sin ánimo de lucro, promovida por [Fernando Lamata y] un grupo de profesionales relacionados con el ámbito sanitario (médicos, enfermeros, economistas, abogados).

Los fines de la asociación son:

  1. La defensa del derecho a acceder a los medicamentos en condiciones de igualdad en el sistema sanitario público.
  2. La lucha contra el abuso del sistema de patentes en todo aquello que implique una barrera para el acceso efectivo y equitativo de la población a los medicamentos.
  3. La defensa de un sistema sanitario público y de acceso universal.

Para el cumplimiento de los fines descritos la asociación pretende:

  • Promover y desarrollar actividades para facilitar el acceso de todas las personas a los medicamentos necesarios y para la eliminación de los abusos del sistema de patentes a través de publicaciones, actividades de formación, reuniones científicas, seminarios y conferencias.
  • Promover cambios legislativos e impulsar decisiones políticas y administrativas que eliminen el abuso del sistema de patentes y posibiliten el acceso a los medicamentos necesarios de todas las personas, elevando propuestas a los órganos competentes, así como cualesquiera otras acciones que resulten adecuadas a tales fines.
  • Realizar actividades de difusión y comunicación social y todas aquellas que favorezcan la defensa del derecho al acceso a los medicamentos, la eliminación del abuso del sistema de patentes y la defensa de una sanidad pública y de acceso universal.
  • Colaborar con otras asociaciones o entidades representativas para el desarrollo y mejora del acceso al medicamento.

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