Encuesta de Salud del País Vasco 2018

Encuesta de Salud del País Vasco 2018

En la Encuesta de Salud de la Comunidad Vasca 2018 se presenta una visión panorámica de los principales indicadores de Salud y se muestra la evolución de la salud y de sus determinantes entre los años 2002 y 2018. Fuente: Euskadi.eus ESCAV2018

RESUMEN DE ALGUNOS RESULTADOS                            DATOS RELEVANTES

ESTADO DE SALUD

  • La esperanza de vida libre de discapacidad respecto al año 2013 ha aumentado en los hombres y ha disminuido en las mujeres. Los años vividos con discapacidad, por el contrario, aumentaron en las mujeres y disminuyeron en los hombres.
  • La proporción de personas que perciben su salud como buena o muy buena ha aumentado de forma ininterrumpida en ambos sexos desde 2002. La prevalencia de mujeres que perciben su salud como buena es siempre inferior a la de los hombres, en todos los grupos de edad.
  • La proporción de personas que perciben su salud como buena desciende a medida que bajamos en la escala social. La calidad de vida en relación con la salud es peor en las mujeres que en los hombres en todos los grupos de edad. Esta diferencia se acentúa a medida que aumenta la edad y en los grupos con menor nivel de estudios.
  •  La salud mental de la población vasca, expresada por la prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión, ha mejorado notablemente en ambos sexos y para todos los grupos de edad respecto a 2013.
  • Se mantiene estable la prevalencia de limitación crónica de la actividad en los hombres y cae ligeramente en las mujeres respecto a 2013. Se aprecia un aumento importante de la prevalencia de cronicidad en los hombres de edad superior a los 74 años de edad y una caída en los grupos de edad centrales. El 42% de los hombres y el 43% de las mujeres padecen algún problema de salud crónico.

DETERMINANTES DE LA SALUD

A) Condiciones de vida y de trabajo

  • A pesar de la disminución del desempleo registrada en los últimos años, éste sigue afectando en mayor medida a las clases sociales más desfavorecidas y a aquellas personas con niveles educativos inferiores.
  • La insatisfacción con el trabajo ha disminuido ininterrumpidamente desde 2007 en ambos sexos, salvo en las mujeres del grupo de edad más joven.
  • Nueve de cada diez hombres y mujeres tienen la sensación de realizar un trabajo útil, al menos el 85% de las personas tiene relaciones adecuadas con sus compañeros/as de trabajo y más del 70% manifiestan que su trabajo les exige un gran nivel de concentración.
  • Una gran precariedad laboral afecta en mayor medida a las mujeres, a las personas más jóvenes, a las personas en las clases sociales más bajas y a las personas con menor nivel de estudios.
  • Más del 36% de los hogares tiene dificultades para llegar a fin de mes.
  • Independientemente de su edad las mujeres dedican más horas semanales que los hombres a la realización de los trabajos domésticos y al cuidado de personas.
  • Ambos sexos reportan una mejora de todos los problemas relacionados con el entorno de la vivienda respecto al año 2013. En las condiciones propias de la vivienda, el 8% de los hogares presenta goteras o humedades y el 5% de los hombres y el 7% de las mujeres responden que sus hogares no presentan una temperatura adecuada.

B) Factores psicosociales.

  • En ambos sexos, se constata una disminución de la falta de apoyo tanto confidencial como afectivo respecto a 2013 en todas las edades y de forma más intensa en los grupos de mayor edad.
  • En líneas generales, la falta de apoyo social, afectivo o confidencial, (red de personas dispuestas a prestar ayuda en momentos de inestabilidad psíquica, debilidad física o vulnerabilidad personal o social) aumenta al descender la clase social en ambos sexos.
  • De manera global, las mujeres tienden a reportar niveles de falta de apoyo confidencial y afectivo ligeramente superiores a los hombres.

C) Conductas relacionadas con la salud

  • La prevalencia del consumo de tabaco continúa cayendo de forma ininterrumpida desde 2007.
  • El consumo de tabaco en hombres, a grandes rasgos, aumenta según empeora la posición socioeconómica y disminuye el nivel de estudios. En las mujeres no se advierte este tipo de relación.
  • La prevalencia de exposición al humo de tabaco ajeno (tabaquismo pasivo o de segunda mano) cae ininterrumpidamente desde 2002.
  • La exposición es más frecuente entre las personas más jóvenes y entre los grupos socioeconómicos menos privilegiados.
  • En 2018, la prevalencia de consumo de alcohol de alto riesgo a largo plazo de tener problemas de salud cae en ambos sexos respecto a 2013.
  • El consumo de alcohol de alto riesgo a largo plazo es más prevalente en hombres que en mujeres. También es más prevalente en las clases sociales más favorecidas y en las personas con mayor nivel de estudios.
  • El 7% de los hombres y el 2% de las mujeres consumen alcohol de forma intensiva al menos una vez al mes.
  • El consumo intensivo de alcohol mensual o más frecuente es más prevalente en hombres que en mujeres y más frecuente entre las personas más jóvenes, en las clases sociales más favorecidas y entre las personas con mayor nivel educativo.
  • Tras el aumento entre 2002 y 2007, la prevalencia de obesidad en hombres se ha estabilizado en los últimos años en el 14%. En las mujeres se aprecia una ligera caída (12%) en la prevalencia de obesidad respecto a 2013 para situarse en el 11% en 2018.
  • La proporción de personas con obesidad aumenta con la edad. La prevalencia de obesidad en hombres respecto a 2013 cae en todos los grupos de edad excepto entre los de 65 a 74 años. Destaca la divergente evolución de la prevalencia de obesidad en mujeres en los dos grupos de edad más jóvenes: entre las de 15 a 24 años la prevalencia de obesidad, el 1%, es residual, en tanto que entre las de 25 a 44 años la prevalencia de obesidad, el 10%, se ha duplicado respecto a 2002.
  • Las desigualdades socioeconómicas en la prevalencia de obesidad son muy relevantes en ambos sexos. En las mujeres, la relación entre la clase social y la obesidad es más gradual y aumenta según disminuye la clase social, en tanto que en hombres las desigualdades son más patentes entre la clase I y la clase V.
  • La obesidad aumenta al disminuir el nivel de estudios. El 18% de los hombres y el 14% de las mujeres con estudios primarios son obesos frente al 8% de los hombres y el 7% de las mujeres con estudios universitarios.
  • Se ha considerado población físicamente activa a aquélla que realiza actividad física saludable. La prevalencia de hombres activos ha aumentado, de un 73% en 2013 a un 80% en 2018; más aún ha crecido la prevalencia de mujeres activas, de un 66% en 2013 a un 75% en 2018.
  • En ambos sexos y en todos los grupos de edad crece la prevalencia de personas que realizan actividad física saludable.
  • La proporción de personas activas disminuye ligeramente al descender en la clase social. El 84% de los hombres y 75% de las mujeres del grupo más favorecido son activos/as, proporción que baja al 80% en los hombres y al 70% en las mujeres del grupo V.
  • Las personas con estudios universitarios son más activas que las que tienen estudios primarios: el 79% de los hombres y 81% de las mujeres con estudios universitarios son activos/as, frente al 73% de los hombres y de las mujeres con estudios primarios.
  • La proporción de mujeres que come fruta, verdura y pescado a diario es mayor que la de hombres. Éstos comen más carne y embutido que las mujeres. Aumenta el consumo de productos de origen vegetal en ambos sexos respecto a 2013. A su vez, cae el consumo de alimentos de origen animal, excepto el consumo de carnes en hombres.
  • El 76% de los hombres y 80% de las mujeres del grupo I comen fruta y/o verdura a diario, por el 66% y el 79% de los hombres y de las mujeres, respectivamente, del grupo V. En todas las clases sociales, la prevalencia de consumo de fruta y/o verdura diaria es mayor en las mujeres que en los hombres
  • La prevalencia de consumo de frutas y/o verduras diarias aumenta con el nivel de estudios en ambos sexos: el 72% de los hombres y el 84% de las mujeres universitarios/as come fruta y/o verdura a diario frente al 67 y al 81%, respectivamente, de los hombres y de las mujeres con estudios primarios. En todos los niveles de estudios, la frecuencia es mayor en las mujeres que en los hombres.

SERVICIOS DE SALUD Y DE CUIDADOS

  • Más del 90% de la población se siente satisfecha o muy satisfecha con el sistema sanitario. Algo menos del 95% de las personas consideran que el sistema sanitario cubre bien sus necesidades de atención sanitaria.
  • El 98% de la población vasca está asegurada en Osakidetza/Servicio Vasco de Salud y prácticamente el 100% dispone de alguna modalidad de aseguramiento.
  • Alrededor del 70% de las personas con problemas crónicos de salud creen que los servicios sanitarios y sociales se coordinan siempre o casi siempre para mejorar su bienestar y calidad de vida.
  • Dos terceras partes de los hombres y mujeres con problemas crónicos de salud opinan que han podido acordar objetivos para llevar una vida sana y controlar mejor su enfermedad con los y las profesionales sanitarios/as.
  • Alrededor del 60% de las personas hospitalizadas el año previo piensa que los y las profesionales sanitarios/as se preocuparon siempre o casi siempre por su estado de salud al llegar a su casa tras estar en el hospital.
  • La proporción de mujeres de 50-69 años (población diana del programa de cribado de cáncer de mama) que se han realizado una mamografía en los dos años previos a la encuesta ha caído ligeramente desde 2013 hasta situarse en el 82%.
  • Las mujeres de clase social más baja y con menor nivel de estudios presentan inferior participación en este programa. No se observan desigualdades socioeconómicas en la participación en el programa de cribado de cáncer colorrectal.
  • La participación en este programa es siempre mayor en mujeres que en hombres en todos los subgrupos de edad, por encima del 80% en hombres y del 90% en mujeres.
  • En el año 2018, la prevalencia de las mujeres de 25 a 64 años de edad que se ha realizado una citología en los tres años previos, método utilizado para el diagnóstico precoz del cáncer de cuello de útero, ha sido del 78%, 6 puntos superior que en 2013. Al descender en la escala social disminuye la proporción de mujeres que se han hecho una citología.
  • Respecto a 2013 ha disminuido la proporción de personas de 65 y más años que se han vacunado contra la gripe.
  • El 72% de los hombres y el 79% de las mujeres han hecho alguna consulta a medicina general o pediatría en los doce meses previos.
  •  Las consultas de enfermería han aumentado considerablemente respecto a 2013, un 17% en hombres y un 13% en mujeres.
  • La proporción de personas que ha acudido al/la dentista en el año previo se reduce claramente según disminuye el nivel socioeconómico.
  • El 46% de los hombres y 57% de las mujeres han hecho alguna consulta médica especializada en el año previo, no habiendo diferencias relevantes respecto a 2013.
  • La prevalencia de consultas a especializada aumenta con la edad.
  • El 16% de los hombres y el 18% de las mujeres han utilizado los servicios de urgencia en los seis meses previos, habiendo aumentado su uso desde 2013.
  • En 2018, el 7% de los hombres y mujeres habían sido hospitalizados en los 12 meses previos.
  • No existen cambios relevantes en la prevalencia de hospitalización el año previo respecto a 2013 en ningún sexo.
  • En 2018, en torno al 6% de la población vasca acudió a un hospital de día en los doce meses previos.
  • Osakidetza dispone de una serie de servicios no presenciales, basados en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Los más conocidos son la solicitud de cita previa a través de la Web de Osakidetza y el consejo sanitario telefónico. Estos servicios son también los más usados y los que más satisfacción proporcionan. La valoración media de los mismos se sitúa en 8 puntos sobre 10.
  • El 93% de los hombres y 90% de las mujeres se sienten satisfechos/as o muy satisfechos/as con el sistema sanitario. La proporción de personas satisfechas con el sistema sanitario ha aumentado respecto a 2013 en 1 y 2 puntos porcentuales en mujeres y hombres, respectivamente.
  • El 95% de los hombres y el 93% de las mujeres consideran que el sistema sanitario cubre bien sus necesidades de atención sanitaria. Esa proporción ha disminuido en 1 y 2 puntos en hombres y en mujeres, respectivamente, respecto a 2013.
  • El 98% de la población vasca tiene la asistencia sanitaria asegurada por Osakidetza/Servicio Vasco de Salud, un punto menos que en 2013. El 16% de los hombres y el 15% de las mujeres tienen aseguramiento sanitario privado. Alrededor de un 2%, en ambos sexos, tiene mutua obligatoria, y no existen apenas personas que no disfruten de alguna modalidad de aseguramiento sanitario.
  • El 70% de los hombres y el 68% de las mujeres con algún problema de salud crónico que han consultado por ese motivo en los últimos 12 meses creen que los servicios sanitarios y sociales se coordinan siempre o casi siempre para mejorar su bienestar y calidad de vida. Las valoraciones de esta coordinación son ligeramente peores por parte de las mujeres.
  • La percepción de que los servicios sanitarios y sociales están siempre o casi siempre coordinados es inferior en las mujeres que en los hombres, excepto entre aquellas con mayor edad. La mayor prevalencia de percepción de buena coordinación en hombres se da en el grupo de edad más joven, el 79%, y en el de edad más elevado en mujeres, el 77%.
  • Dos terceras partes de los hombres y mujeres con problemas crónicos de salud opinan que han podido acordar objetivos para llevar una vida sana y controlar mejor su enfermedad con los y las profesionales sanitarios/as. Un 16% de los hombres y un 19% de las mujeres opinan que ello no fue posible nunca o casi nunca. Las mujeres realizan una valoración más crítica de esta forma de continuidad asistencial.
  • La percepción de las personas con problemas crónicos de salud de haber podido acordar objetivos para llevar una vida sana y controlar mejor su enfermedad con los y las profesionales sanitarios/as es inferior en los grupos intermedios de edad, entre los 25 y los 64 años.
  • El 61% de las mujeres y el 59% de los hombres que fueron hospitalizados el año previo piensa que los y las profesionales sanitarios/as se preocuparon siempre o casi siempre por su estado de salud al llegar a su casa; el 32% de las mujeres y el 34% de los hombres piensa que eso no se produjo nunca o casi nunca.
  • La prevalencia de mujeres hospitalizadas el año previo que piensan que los y las profesionales sanitarios/as se preocuparon siempre o casi siempre por su estado de salud al llegar a su casa aumenta con la edad y es más del doble a partir de los 74 años, 64%, que entre los 15 y 25 años, 31%. En los hombres la mejor percepción se da a partir de los 74 años, 66%, y la menor entre los 45 y 74 años, 54%.
  • La proporción de mujeres de 50 a 69 años (población diana del programa de cribado de cáncer de mama) que se han realizado una mamografía en los dos años previos ha disminuido 3 puntos porcentuales respecto a 2013, para situarse en el 82% en 2018.
  • La proporción de mujeres de 50 a 69 años que se han hecho una mamografía en los dos años previos cae en todos los subgrupos de edad contemplados respecto a 2013, excepto entre las mujeres de 60 a 64 años.
  • Existen desigualdades socioeconómicas en la prevalencia de mujeres de 50 a 69 años que se han hecho una mamografía en los dos años previos de aquellas mujeres en peor posición socioeconómica, respecto del resto de clases sociales, que oscilan entre los 2 y los 8 puntos porcentuales.
  • Existen una brecha en la prevalencia de mujeres de 50 a 69 años que se han hecho una mamografía en los dos años previos de las tituladas universitarias, 85%, respecto de las mujeres con estudios primarios, 81%.
  • La prevalencia de personas que participaron en el programa de cribado de cáncer colorrectal aumentó en todos los grupos de edad respecto a 2013. En mujeres existen prevalencias mayores o iguales al 90% en todos los grupos de edad, y en hombres es de mencionar una diferencia en las prevalencias entre los más jóvenes, el 81%, y los mayores, el 91%, de 10 puntos porcentuales.
  • No se advierte una relación clara entre clase social y prevalencia de participación en el programa de cribado de cáncer colorrectal.
  • Si bien en mujeres la mayor participación en el cribado colorrectal se da en los grupos centrales de estudios, en tanto que en hombres se da en los niveles de estudios extremos, no existen diferencias significativas según el nivel de estudios en la participación en el programa.
  • En el año 2018, la prevalencia de mujeres de 25 a 64 años de edad que se ha realizado una citología en los tres años previos como método de diagnóstico precoz del cáncer de cuello de útero ha sido del 78%, 6 puntos porcentuales superior que en 2013.
  • Aumenta la prevalencia de mujeres que han tomado parte en el cribado de cáncer de cuello de útero en todos los grupos de edad, excepto entre las más jóvenes.
  • A medida que disminuye el grupo socioeconómico disminuye la proporción de mujeres, de 15 y más años, que se han hecho una citología en los tres años previos. En el año 2018 el 63% de las mujeres de la clase I, la más favorecida, se han hecho la prueba, frente al 55% de las mujeres pertenecientes a la clase V, la más desfavorecida.
  • Aunque la participación más baja en el cribado de cáncer de cérvix se da en los niveles educativos más bajos, el nivel de estudios no parece establecer diferencias relevantes en la participación de las mujeres en el mencionado programa.
  • En los hombres, cae la prevalencia de vacunación contra la gripe en todos los grupos de edad salvo entre los de 25 a 44 años. En mujeres, cae la prevalencia de vacunación en los grupos extremos de edad. La brecha entre sexos en la prevalencia de vacunación es máxima en el grupo de mayor edad, el 82% en hombres y el 77% en mujeres.
  • La prevalencia de personas de 65 y más años vacunadas es la mínima desde el año 2002, el 69% en hombres, 4 puntos menos que en 2013, y el 67% en mujeres, al mismo nivel que en 2013.
  • La prevalencia de vacunación contra la gripe en las personas de 65 y más años aumenta al descender en la escala social. La brecha en prevalencias de vacunación entre las clases extremas es de 13 puntos porcentuales en hombres y 12 en mujeres.
  • En ambos sexos la vacunación contra la gripe de las personas de 65 y más años cae conforme aumenta el nivel de estudios. La prevalencia de vacunación entre las personas con estudios primarios es del 76% en los hombres y del 71% en las mujeres, por un 60% y un 59% entre los hombres y mujeres, respectivamente, con estudios universitarios.
  • El 72% de los hombres y 79% de las mujeres han hecho alguna consulta a medicina general o pediatría en los doce meses previos. Se advierte una caída en la prevalencia de consulta en todos los grupos de edad, excepto entre los hombres de 75 y más años, y las mujeres de 25 a 44. En este último grupo de edad la brecha en la prevalencia de consultas entre sexos es máxima, un 61% en hombres y un 75% en mujeres.
  • En ambos sexos, la proporción de personas que han consultado a medicina general o a pediatría aumenta al descender en la clase social. La brecha en la prevalencia de consultas entre sexos es máxima en la clase social V, 15 puntos porcentuales, un 73% en hombres y un 88% en mujeres
  • La prevalencia del uso de consultas de medicina general o pediatría el año previo es superior en ambos sexos en los niveles de estudios inferiores.
  • El 51% de los hombres y 55% de las mujeres ha realizado alguna consulta a enfermería en 2018. Estas consultas han aumentado considerablemente respecto a 2013, un 17% en hombres y un 13% en mujeres. También aumentan con la edad: a partir de los 65 años, más del 71% de los hombres y del 69% de las mujeres han consultado en el año previo.
  • No existe una relación clara entre el uso de las consultas de enfermería y la clase social.
  • No se observa un patrón sistemático de desigualdades en el uso de las consultas de enfermería por nivel de estudios en mujeres. La prevalencia en consultas es siempre superior en mujeres, y la brecha entre sexos crece con el nivel de estudios.
  • En 2018, el 48% de los hombres y el 54% de las mujeres ha consultado al/la dentista en el año previo, un punto más que en 2013. Cae el uso de consultas en ambos sexos entre los 15 y 25 años y aumenta de forma importante, también en ambos sexos, a partir de los 64 años. Las consultas caen gradualmente con la edad en ambos sexos.
  • La proporción de personas que ha acudido al/la dentista en el año previo se reduce claramente según disminuye el nivel socioeconómico. El 60% de los hombres y 63% de las mujeres de la clase I han acudido al/la dentista, frente al 36% de los hombres y 44% de las mujeres de la clase V.
  • Se observa un patrón gradual en el uso de las consultas al/ la dentista que aumenta con el nivel de estudios: el 34% de los hombres y el 36% de las mujeres con estudios primarios ha acudido a la consulta, frente al 50% de los hombres y 57% de las mujeres con estudios universitarios. La brecha en la prevalencia entre sexos aumenta con el nivel de estudios
  • El 46% de los hombres y el 57% de las mujeres han hecho alguna consulta al/la médico/a especialista en los doce meses previos según la encuesta de 2018, dato similar al de la encuesta de 2013. La proporción de personas que ha realizado estas consultas aumenta con la edad: el 36% de los y las menores de 15 años ha consultado al/la especialista, frente al 75% de los hombres y 73% de las mujeres de 75 y más años.
  • En general, en las mujeres la prevalencia de consultas al/la especialista cae conforme aumenta la privación socioeconómica mientras que esta relación no se advierte en los hombres. La mayor brecha entre sexos en la prevalencia de consultas se da en las clases sociales más privilegiadas, 17 puntos en la clase I. La prevalencia es siempre superior en mujeres.
  • La prevalencia de consultas a especialista en los niveles de estudio superiores es mayor que en los niveles de estudio inferior, aunque con un patrón más claro en hombres. Las mujeres siempre consultan más que los hombres en cualquier nivel de estudios.
  • El 16 y el 18% de los hombres y las mujeres, respectivamente, han utilizado los servicios de urgencia en los seis meses previos, lo que supone un aumento respectivo de 3 y 4 puntos porcentuales respecto a 2013.
  • Las personas con mayor y menor edad son las que más uso hacen de los servicios de urgencia. En 2018, la proporción de hombres y mujeres menores de 15 años que usaron las urgencias en los seis meses previos fue del 23% y del 22%, respectivamente. En las personas de 75 y más años, la proporción fue del 23% y el 25%, respectivamente. Aumenta el uso de servicios de urgencia en todos los grupos de edad en ambos sexos respecto a 2013.
  • En los hombres, el uso de los servicios de urgencia aumenta al descender en la clase social: han utilizado las urgencias en los seis meses previos el 20% de los hombres de la clase social menos favorecida frente al 15% de clase más favorecida. En las mujeres el patrón no es tan claro, aunque existen diferencias entre las posiciones extremas, con una prevalencia del 17% en la clase I, por una prevalencia del 21% en la clase V.
  • La prevalencia de uso de los servicios de urgencia en los seis meses previos en hombres desciende al aumentar el nivel de estudios. En mujeres, el uso más intensivo de urgencias se concentra en los niveles de estudio intermedios, no existiendo diferencias sustanciales entre los niveles extremos de estudios.
  • En 2018, el 7% de los hombres y mujeres habían sido hospitalizados en los 12 meses previos, proporciones muy similares a las de 2013. No existen diferencias relevantes en el uso de estos servicios entre sexos.
  • Las hospitalizaciones en el año previo aumentan con la edad, alcanzando en 2018 al 20% de los hombres y al 18% de las mujeres de 75 y más años. En las mujeres de 25 a 44 años se aprecia una mayor prevalencia de hospitalizaciones probablemente relacionada con la maternidad.
  • La prevalencia del uso de servicios hospitalarios es ligeramente mayor en los hombres de clases sociales más bajas y en las mujeres de clases sociales más altas
  • En hombres, la hospitalización en el año previo ha sido menos frecuente al aumentar el nivel de estudios: la hospitalización entre aquellos con estudios primarios es un 62% superior a la de aquellos con estudios universitarios. En mujeres, no existe un patrón en el uso de servicios de hospitalización tan claro según el nivel de estudios.
  • En 2018, el 6% de la población vasca acudió a un hospital de día en los doce meses previos, mismo porcentaje que en 2013. El uso del hospital de día aumenta con la edad. Las personas de más de 65 años son las que más han usado este servicio durante el año previo, en torno a un 9%.
  • No se aprecia una relación clara entre la clase social y el uso del hospital de día en el año previo.
  • Tampoco se observa un patrón sistemático en la utilización del hospital de día por nivel de estudios.
  • El conocimiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación de Osakidetza (TIC) por parte de la población varían según el tipo de servicio. El más conocido es la solicitud de cita previa a través de la Web de Osakidetza, 67% de los hombres y 72% de las mujeres, seguido por la consulta por email al médico/a o enfermero/a, 59% y 65%, respectivamente; el menos conocido es la carpeta de salud electrónica. Es mayor el conocimiento de todos los servicios en mujeres.
  • La solicitud de cita previa a través de la Web de Osakidetza es también el servicio más usado: lo utilizan el 32% de los hombres y el 40% de las mujeres. En el otro extremo, apenas el 3% de los hombres y el 4% de las mujeres ha usado la carpeta de salud electrónica. Es mayor el uso de todos los servicios en mujeres.
  • La satisfacción media de la cita previa a través de la Web de Osakidetza, de la consulta por email al médico/a o enfermero/a y del consejo telefónico es al menos de un 8 sobre 10 en ambos sexos. El servicio que ofrece menos satisfacción, la carpeta de salud, que es también el menos conocido y usado, tiene una valoración media de 7.

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