El sinhogarismo supera las dos mil personas en Euskadi

El sinhogarismo supera las dos mil personas en Euskadi

El III Estudio sobre la situación de las personas en situación de exclusión residencial grave en la CAPV, muestra los resultados del recuento en calle realizado de forma simultánea en 24 municipios vascos durante la noche del 26 al 27 de octubre de 2016, además de abarcar todos los centros con alojamiento de la CAPV dirigidos a personas en situación de exclusión residencial grave. La investigación se basa en los recuentos censales nocturnos de personas sin hogar, una experiencia que diversas ciudades de nuestro entorno como MadridBarcelona, Zaragoza o Sevilla llevan a cabo de forma periódica. Los principales objetivos de este estudio son cuantificar el número de personas que durmieron en calle o en algún recurso con alojamiento durante esa noche, conocer las características de dichas personas y analizar la evolución de estos resultados con los recuentos anteriores.

Para el recuento de personas sin hogar, se contó con la colaboración de los tres niveles de la Administración Pública Vasca –municipal, territorial y autonómica–, las entidades del tercer sector de acción social y un amplio grupo de personas voluntarias, que en esta edición ha superado el millar de personas.

Desde el punto de vista metodológico, el estudio adopta como marco conceptual la clasificación de situaciones de exclusión residencial grave definida por FEANTSA en el Observatorio Europeo sobre las Personas sin Hogar, denominada tipología ETHOS. Esta clasificación contiene cuatro grandes categorías conceptuales –sin techo, sin vivienda, vivienda insegura y vivienda inadecuada– y 13 categorías operativas referente a la situación residencial. Los resultados del estudio, al igual que en ediciones anteriores, se centran, no obstante, en la situación de las personas que se encuentran sin techo y sin vivienda, es decir, en aquellas que duermen en la calle (bien a la intemperie, en un espacio de uso público a cubierto o en cualquier otro lugar inadecuado que pueda ser observado desde la calle) y en las que permanecen alojadas en alguno de los centros o servicios con alojamiento para personas sin hogar.

En total, durante el recuento de 2016 se contabilizaron 2.009 personas, de las cuales 274 se encontraban en calle y 1.735 alojadas en algún recurso con alojamiento. Esto supone que por cada 1.000 habitantes de los municipios participantes hay 0,194 personas por cada 1.000 habitantes que pernoctan en la calle, mientras que 0,792 personas por cada 1.000 habitantes de la CAPV se encuentran alojadas en recursos con alojamiento.

Al analizar la evolución del recuento en calle de las capitales, los resultados muestran una tendencia clara de reducción en Bilbao y de cierto mantenimiento en Vitoria-Gasteiz, mientras que en Donostia, la disminución de 2016 es acusada. En el caso de las personas contabilizadas en centros y servicios con alojamiento de la CAPV, el número de personas ha ido en aumento desde 2012. No obstante, cabe señalar que el incremento observado en 2016 se ha debido, en buena medida, a la ampliación del censo de centros.

En relación a las características básicas de las personas contabilizadas, 1.268 personas proporcionaron –a través de los cuestionaros realizados durante el recuento– información más detallada sobre su situación. Según estos datos, la proporción de mujeres sin hogar se mantiene en torno al 21%, aunque se registra una presencia inferior en calle (8%) y en albergues (15%). Sin embrago, desde 2012, el peso relativo de las mujeres en otro tipo de recursos ha aumentado del 20% al 29%. Acerca de la edad de las personas sin hogar, se observa una disminución de la presencia de personas menores de 25 años –en 2012 representaban al 27% mientras que en 2016 esta cifra se sitúa en un 21%–; en cambio, la proporción de personas de 45 y más años ha aumentado del 29% al 39%. Por otra parte, ha disminuido ligeramente el peso relativo de las personas de origen extranjero durante este periodo, sobre todo en el caso de las personas localizadas en calle (del 78% al 60%). No se observan grandes cambios en cuanto a la región de procedencia de las personas extranjeras en situación exclusión residencial, salvo una cierta reducción de las personas de origen magrebí, que sigue siendo la principal región de nacimiento (51%).

En cuanto a la situación laboral de las personas sin hogar, la tasa de paro se sitúa cerca del 84% y aunque la mitad de estas personas se consideran activas desde el punto del empleo, sólo un 8% dispone de un empleo regular. La principal fuente de ingresos de las personas en situación de exclusión residencial grave son las ayudas públicas (54%), siendo la Renta de Garantía de Ingresos la prestación económica más empleada (22%). Otras fuentes de ingresos son las derivadas del trabajo, de la red social de apoyo y de las entidades del tercer sector. Sin embargo, casi dos de cada diez personas carecen de ingresos económicos y el 64% se encuentra en situación de pobreza grave.

Desde 2012, la percepción de la salud no ha variado, ya que casi el 40% señala que su salud es regular, mala o muy mala. Además, en torno a un 40% de las personas encuestadas señalan tener problemas graves o crónicos de salud, mientras que un 7% no recibe ningún tipo de tratamiento médico. Los trastornos y enfermedades mentales con los que mayor prevalencia presentan (15,8%), seguido por las enfermedades infecciosas como la hepatitis o el VIH-sida (9,3%) y las enfermedades del aparato respiratorio (9,1%).

Asimismo, los cuestionarios realizados durante la noche del recuento permiten conocer diversas circunstancias que rodean al sinhogarismo como la duración o las causas. En este sentido, los datos de evolución ponen de manifiesto un aumento de las trayectorias de sinhogarismo muy prolongadas: cerca de un tercio de las personas encuestadas llevan 5 o más años sin hogar, cuatro puntos porcentuales más que en 2012. Por otra parte, cuando se analizan las causas que generan estas situaciones de exclusión residencial, prevalecen los factores estructurales (56%), mientras que en un segundo plano se situarían los factores relacionales (30%) y los personales (28%). Cabe destacar las diferencias registradas en función del sexo, donde los factores relacionales suponen el 45% de las causas, mientras que en el caso de los hombres no alcanzan el 26%.

A pesar de la situación residencial en la que se encuentran, ocho de cada diez personas sigue manteniendo vínculos sociales, sobre todo con familiares y amigos, pero un tercio de estas personas afirman pasar la mayor parte del día solas. Dormir en la calle expone a estas personas a diversas victimizaciones como insultos, robos, o agresiones físicas, aunque las mujeres están expuestas a mayores situaciones de riesgo. La mayor diferencia se encuentra en las agresiones sexuales, donde el 20% las han sufrido frente a un 2% de los hombres.

 

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