AQuAS «hace agua»

AQuAS «hace agua»

La Agencia Catalana de Calidad y Evaluación de Tecnologías (AQuAS) pierde toda credibilidad: solo se aceptan recomendaciones que no vayan en contra de los intereses económicos de las sociedades científicas

Fuente: nogracias.eu

La Agencia de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS) rechaza sin criterios científicos la recomendación de “evitar el contacto comercial con la industria por parte de los profesionales” realizada por el Grupo de Ética de la Sociedad Catalana de Medicina de Familia (CAMFIC).

Es una recomendación propuesta por el Grupo de Ética para ser incluida dentro del proyecto Essential cuyo objetivo es identificar prácticas profesionales de poco valor.

AQuAS debe rectificar si no quiere desacreditar todo el trabajo realizado ya que con esta negativa está aceptando implícitamente que solo se están identificando aquellas recomendaciones de “no hacer” que no vayan contra los intereses corporativos de las sociedades científicas .

Los antecedentes

La Agencia de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (en adelante AQuAS) desarrolla e impulsa desde hace años el proyecto Essencial, que pretende “añadir valor a la práctica clínica, identificar prácticas clínicas de poco valor y promover recomendaciones con la finalidad de evitar su realización”.

Para identificar estas prácticas, AQuAS recibe propuestas de las sociedades científicas, los planes directores y la comunidad profesional. Prioriza las recomendaciones recibidas “según criterios de prevalencia y peso de la enfermedad, frecuencia de utilización, riesgo/beneficio desfavorable, impacto en la organización y preferencias de los pacientes, siempre teniendo en cuenta que estén en consonancia con el Plan de Salud, los planes directores y las sociedades científicas”.

En abril de 2015, el grupo de ética de la CAMFiC envió a Essencial una recomendación de “no hacer”:

“Los profesionales sanitarios con actividad asistencial no deberían recibir información directa sobre fármacos por parte de las industrias que los comercializan, ni tampoco regalos o ayudas en formación de las mismas”.

Las evidencias

Hay suficientes evidencias para hacer esta propuesta. Por ejemplo, en esta revisión de 2010, los autores no encontraron ninguna evidencia de que el contacto de los médicos con la industria fuera beneficioso para los pacientes sino al contrario.

Este artículo publicado en JAMA of Internal Medicine en 2016 demostrada la capacidad de influencia de las prácticas comerciales de la industria: por cada 1000 dólares invertidos en forma de comidas, regalos y pago de viajes, cursos e inscripciones a congresos, aumentaba un 0,1% la prescripción de hipolipemiantes de marca (que como se sabe no son superiores a los genéricos pero sí más caros y que cuentan con menos experiencia clínica y, por tanto, más inseguros)

La última revisión publicada en el BMJ Open en septiembre de 2017 vuelve a concluir la existencia de una asociación entre las interacciones comerciales y una prescripción de peor calidad

En octubre de 2017, se publicaba en Plos One otro estudio que vinculaba pagos de la industria a médicos con el incremento del número de prescripciones por paciente, un precio más elevado y un porcentaje superior de fármacos de marca.

Evitar los contactos comerciales con la industria es especialmente importante para los estudiantes de medicina y los médicos en formación. En NoGraciasse realizó un revisión al respecto, destacando la publicada en 2014 que concluía:

Entre los participantes, nuestro estudio mostró una asociación entre las actitudes positivas de los residentes hacia las interacciones con la industria, un menor conocimiento sobre prescripción basada en la evidencia y una mayor inclinación a recomendar medicamentos de marca. Las políticas que intentan evitar el contacto de los residentes con el marketing farmacéutico son capaces de obtener mejores resultados educativos.“

También hay datos sólidos que vinculan políticas estrictas de los centros docentes para evitar dicho contactos con prácticas futuras más independientes y críticas por parte de los médicos, un objetivo obvio de la educación médica.

Un editorial reciente en AMF firmado por el coordinador del Grupo de Trabajo de Bioética de la SEMFYC y presidente de NoGracias, Abel Novoa, planteaba que cualquier estrategia dirigida a preservar la independencia profesional mejora la seguridad de los pacientes:

“Porque, como en seguridad, no sirve reconocer que las influencias existen … Se trataría de asumir que los procesos de toma de decisiones profesionales, individuales y colectivos, son vulnerables a poderosas influencias capaces de distorsionar los fines de la medicina.. Por eso, la independencia profesional hay que plantearla como una estrategia de seguridad de los pacientes”

En dicho texto se destacaba que preservar la independencia profesional no es exclusivamente un problema profesional sino institucional:

“Garantizar la independencia profesional no es principalmente un problema médico individual, sino institucional y social. Se necesitan instituciones profesionales fuertes, comprometidas en la protección del juicio médico y la objetividad del conocimiento”

Es decir, la recomendación del Grupo de Bioética de la CAMFIC de evitar el contacto de los profesionales con la industria no solo contaba con suficientes evidencias acerca de sus potenciales beneficios sino que iba en la línea de implicar a las instituciones en la protección del juicio y la independencia profesional. Parece un objetivo obvio de una agencia de calidad.

El asunto

Pues bien, la respuesta de la agencia catalana ante un requerimiento tan fundamentado es increíble. Como denuncia el Grupo de Bioética de CAMFIC, tras más de 2 años de “marear la perdiz”, la Agencia ha decidido no incluir esta recomendación en su repositorio por:

“la falta de consenso que ha suscitado esta recomendación entre las sociedades científicas que colaboran con Essencial”. 

 

Como bien expresa el Grupo en su denuncia pública de esta inaceptable respuesta:

“AQuAS es una agencia pública comprometida con la seguridad del paciente –principio de beneficencia- y la sostenibilidad del sistema sanitario –principio de justicia-. Por este motivo, es inevitable preguntarse qué ha fallado cuando dilata y acaba denegando una propuesta bien argumentada y basada en un alto grado de evidencia científica.”

Y se pregunta, también de manera oportuna, si no serán los conflictos de interés de las sociedades científicas participantes en la iniciativa de AQuAS los que han impedido la inclusión de esta recomendación:

“Las sociedades científicas son también objetivos comerciales de la industria, que en su trato con estas adquieren conflictos de interés que pueden explicar la dificultad para aceptar nuestra recomendación”

Recientemente reseñábamos el magnífico trabajo de CIVIO al presentar de manera agregada los fondos que la industria dedica a las sociedades científicas:

Las farmacéuticas realizaron donaciones de más de 31 millones a entidades jurídicas, patrocinaron eventos por valor de más de 80 millones y pagaron honorarios que superaron los 11 millones”

Parece que la sospecha del Grupo de Ética de la CAMFIC está bien fundamentada. Unas organizaciones que reciben tal cantidad de dinero de la industria lógicamente no están muy dispuestas reconocer que sus asociados no deberían hacerlo; a reconocer que los pagos de asistencia a los congresos o a los cursos que ellas organizan van contra la seguridad de los pacientes.

Las consecuencias

Siendo esto grave, el problema es que la negativa de AQuAS de incluir una recomendación de “no hacer” que va en contra de los intereses económicos de las sociedades científicas que participan arroja una sombra de duda sobre todas las recomendaciones publicadas hasta el momento.

¿Solo se publican recomendaciones no dañinas para los intereses económicos, académicos o profesionales de las sociedades científicas?

¿Solo se publican recomendaciones inofensivas para el poder corporativo?

Lo que debe hacer AQuAS

AQuAS debe rectificar inmediatamente.

Si hay razones para no aceptar la recomendación del Grupo de Ética de la CAMFIC deben ser científicas.

En ningún caso pueden ser válidos argumentos de conveniencia cuando se habla de seguridad de los pacientes.

Todo el apoyo de NoGracias al Grupo de Ética de la CAMFIC por su compromiso con los enfermos, su vocación reformista institucional y su valentía al denunciar la incongruencia de una institución pública que pierde toda legitimidad como defensora del interés común al trasladar la idea de que solo se aceptan recomendaciones que no molesten, ignorando su deber primero con la sociedad y la dignidad de la medicina como institución

 

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